viernes, 8 de julio de 2011

Viviendo en las sombras 5ª parte

Drake estaba de pie, dando vueltas de un lado para otro por el descansillo de las escaleras, buscaba la solución para devolverle la vida, igual que ella había hecho antes con ellos, pero no se le ocurría nada. Caleb estaba de rodillas, frente al cuerpo sin vida de Sarah, tenía su mano entrelazada con la suya y estaba inclinado de tal forma, que dos lágrimas resbalaron por sus mejillas y fueron a parar a los morados labios de la chica. Drake maldecía y cavilaba en voz alta, Caleb solo lloraba, en silencio. De pronto, por la ventana que tenían justo al lado, entró una luz cegadora con tanta fuerza que les hizo caer al suelo de espaldas. La luz era tan clara, que convirtió la noche en día por un momento. El rayo de luz apuntaba directamente al cuerpo de Sarah y como por arte de magia, el cuerpo comenzó a elevarse totalmente rígido. Los chicos se miraban, miraban lo que ocurría y se volvían a mirar atónitos. ¿Qué estaba sucediendo?
Pasados unos segundos, que parecieron horas, la luz se apagó, la oscuridad lo volvió a bañar todo y el cuerpo de Sarah regresó al suelo. Pero el charco de sangre que la había rodeado, ya no estaba, había desaparecido. Las marcas de sus muñecas, habían sanado y cuando se levantaron del suelo para verla más de cerca, abrió los ojos.
Caleb: ¿Sarah, estás bien?
Sarah: Si te soy sincera, he estado mejor.
Drake: ¿Pero qué ha pasado?
Sarah: No lo sé. Tan solo recuerdo que estaba en un bosque, había un lago que emitía un ruido extraño, cuando me acerqué, era una voz que me decía que si quería regresar, debía meterme en el lago y eso hice.
Caleb: Creo que ya se lo que pasó. Al cedernos tu sangre y salvarnos la vida, ofreciste la tuya a cambio, hiciste el mayor sacrificio que se puede hacer. Por eso "ellos" te han devuelto la vida. Eres el equilibrio.
Drake: Ahora lo entiendo todo.
Sarah: Pues que bien. ¿Me lo puede explicar alguien? Porque yo, si que no entiendo nada.
Drake: La leyenda decía que tu sangre era la salvación, pero no de que tipo. Lo que hemos podido comprobar, es que no eres una simple bruja, eres la guardiana del equilibrio. Aunque hubieses querido salvar a Caleb o a mí, solo a uno, no hubieses podido hacerlo. Tu sangre solo sirve para salvar a los dos lados de la moneda a la vez. Digamos, para que quede claro, el yin y el yan.
Sarah: Sigo sin pillarlo, perdona pero acabo de revivir, eso deja en shock a cualquiera.
Caleb: Lo que Drake intenta decir, es que todo el mundo quiere tu sangre porque cree que le puede dar la vida a su bando y así crear ventaja en la guerra de lo sobrenatural, lo que no saben es que tu sangre solo tiene poderes curativos si se cede a la vez a los dos bandos. Un ejemplo, si esto fuese un partido, deberías beneficiar al equipo de casa y al visitante a la vez. ¿Lo entiendes ahora?
Sarah: Sí, pero no comprendo porque yo.
Drake: Alguien tenía que ser.
Caleb: Además, tu vienes de un clan de brujas muy antiguo y poderoso.
Sarah: Sí, pero os recuerdo que tengo atados los poderes.
Drake: Y yo te recuerdo que antes cuando nos habían matado, tú solita les diste una lección a esos dos.
Sarah: Tres, había un ogro en los árboles, él fue quien os mató con las flechas negras.
Caleb: Esas flechas son venenosas, llevan cuerno de unicornio maldecido, por lo que pueden matar cualquier cosa.
Sarah: ¿Tan poderoso es? ¿Exísten de verdad los unicornios? ¿Y quienes son "ellos"?
Drake: Poco a poco señorita, que no eres la única con dolor de cabeza después de resucitar.
Sarah: Esa es otra, ¿pero tú no estabas muerto de antes, eres un vampiro, no?
Drake: Que poco tacto. Pues sí, pero esas flechas lo matan todo y cuando digo todo, es todo.
Sarah: Y si mi sangre te revivió ¿ya no eres un vampiro?
Drake: Sigo siendo vampiro, la sangre de vampiro seguía en mis venas, por lo que reviví como vampiro por segunda vez.
Caleb: Alégrate, eres pionero en eso.
Drake: Que listillo eres.
Sarah: Bueno ¿me contestáis, qué pasa con lo otro que os pregunté?
Caleb: Sí, existen los unicornios. No hace falta que los maten para usar su cuerno, con rasparlo un poco vale, además los que los tienen, no son tan tontos como para matarlos, porque escasean. Y "ellos" son los jefes de todo, es un consejo. Digamos que Dios y el demonio no están solos, si echaran un pulso, tú serias el arbitro y "ellos" serían los jueces, por lo que "ellos", que son los poderes supremos, te necesitan para que mantengas dicho equilibrio.
Sarah: Pues que bien, el sueño de mi vida, ser mediadora entre el bien y el mal. ¿No había otra pringada?
Drake: Ya te lo hemos explicado, que tú...
Sarah: Vale, vale, era una pregunta retórica. ¿Y ahora qué pasará?
Caleb: Pues si te soy sincero no lo sé. Supongo que volveremos a la vida normal hasta que haya otro ataque, otra guerra que librar. Ahora ya saben lo que hay, pero averiguaran otro modo de volverlo a su favor. Pero estaremos preparados, tenemos ventaja.
Sarah: ¿Por normal a que te refieres?
Drake: Supongo que a las clases y cosas así. Los demás siguen abajo y no se han enterado de nada.
Sarah: Drake, cariño. La próxima vez que montes una fiesta así, no me llames. Jajaja
Drake: Jajaja. Por cierto ¿ya has elegido?
Caleb: ¿Elegido el qué?
Drake: Antes que pasara todo esto, le pedí que escogiera entre tú y yo.
Caleb: ¿Cómo? Hicimos un pacto para no presionarla.
Sarah: Chicos, mirad, estoy aquí, no habléis de mi como si no estuviera presente. Me fastidia. Ahora en serio, os quiero mucho a los dos y vosotros mismos lo dijisteis, soy el equilibrio, no me puedo decantar por uno o por otro, está en mi naturaleza. Os quiero de verdad a los dos, pero no pienso jugar con vosotros, por lo que no escojo a ninguno.
Caleb/Drake: ¡¿Qué?!
Drake: Esto si que no me lo esperaba.
Caleb: Ni yo.
Sarah: Os lo he dicho. Os quiero demasiado, pero no puedo inclinar la balanza a favor de un bando o del otro. Drake, tu despiertas mi lado salvaje, me encanta estar contigo, reírme, lo sensual que me siento cuando estamos juntos, lo segura de mí misma que me haces sentir. Y tú Caleb, eres el chico más maravilloso que conocí nunca, eres dulce, amable, simpático, despiertas mi lado más tierno, me haces sentir querida y a salvo y lo adoro. Vosotros juntos me completáis, pero por separado no podría ser yo misma. Por ello os pido que seamos amigos, como hasta ahora, si no es mucho pedir, que sé que sí, pero es todo lo que os puedo ofrecer. Si lo aceptáis bien, sino...
Caleb: La verdad es que llevo muchos años cuidando de ti, dejé mi cargo en el cielo como tu ángel de la guarda por venir a estar más cerca de ti y, ¿sabes qué? no me arrepiento de nada. Estaré a tu lado siempre y si algún día escoges, tanto si es a Drake como si es a mí, siempre seguiré a tu lado. Te debo la vida y no tendré suficiente tiempo para poder pagarte esa deuda.
Drake: ¡Qué bien! El pajarraco ya me ha quitado el discurso, excepto por lo del angelito, yo estuve esperando encontrar alguien como tú toda mi vida y mi no vida, también,  pero bueno, por una vez y que no sirva de precedente, opino igual que él. Te queremos y siempre estaremos contigo. Si algún día cambias de opinión, avisa ¿eh? Llevo mucho tiempo esperando, un poco más no me hará daño.
Sarah: Gracias chicos, os quiero mucho, de verdad.
Drake: ¿Qué tal un beso para sellar nuestra amistad?
Caleb: Drake........
Drake: ¿Qué? Tenía que intentarlo jejeje.
Sarah: Vamos a la fiesta, somos los anfitriones y nos la estamos perdiendo, no puede ser.
Caleb: ¿Drake?
Drake: ¿Qué hice ahora?
Caleb: Jajaja. Nada, sólo decirte que es un gusto pasar la eternidad contigo, camarada.
Drake: No seas pasteloso pajarraco jajaja. Pero estoy de acuerdo de nuevo, me caes bien, pero no lo digas por ahí, debo mantener mi reputación.

Los tres fueron derechos a la fiesta, se lo pasaron en grande y cuando terminó, todos regresaron a sus casas. Nadie se había dado cuenta de la lucha que se había vivido allí esa noche, estaban encantados al comprobar que sus compañeros, en el fondo, no eran tan inalcanzables como creían.
El tiempo pasó y la alianza continuó, pero esa es otra historia, que puede que algún día sea contada, hasta entonces, disfruta de lo bonito de tener un final abierto. Imagina las infinitas posibilidades que te ofrece y deja volar tu imaginación.

Fin.




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