miércoles, 12 de abril de 2023

Cuento para stream 2. “La revolución chopera”

     

<<Continuación del cuento que estoy escribiendo con el chat en mis directos de Twitch. Creo que entenderéis por qué está quedando un cuento tan turbio. Gracias, polluelitos míos. Os quiero mucho.>> 


    Justo en la calle de al lado, en una pequeña casa de estilo victoriano y tétrico jardín, había una joven de cabellos dorados con un pequeño tejón mutante con alas y sombrero de copa, como mascota. Ella estaba sentada en un banco junto a una planta carnívora a la que cantaba dulcemente una siniestra canción.

    De repente, el mayordomo —con traje de neopreno y neones de colores —se acercó a la joven con una bandeja de marihuana, extraída de aquel mismo jardín. Llevaba, además, una boina bien calada y tenía los ojos grises, del mismo tono que Pequitas, el gato de la familia.

    La joven probó a oler el contenido de la bandeja y, de repente, su pelo cambió del dorado al negro más intenso, pues al fondo de aquella sala había un fantasma que le resultaba familiar. Stephen Hawking se apareció ante ella con un camisón blanco y sin su silla de ruedas; podía levitar, gracias a su condición fantasmal.

    De repente, llamaron al teléfono y la muchacha descolgó sin perder un momento; Echenique se había confundido de número al llamar al “coletas”.

    Stephen recordó su amada silla y, ésta, apareció de repente en forma de holograma en mitad del jardín. Las carreritas que habrían echado entre Echenique y él, si se hubiesen conocido estando los dos vivos. Entonces Stephen se aproximó a su silla y, con una mano espectral, acarició las suntuosas curvas de la misma.

      Te he echado de menos, amiga mía —susurró Hawkins con pesar.

    ¿Querías algo? —preguntó Leoncia Hermione Lucrecia Pascuala Ruperta María Ana Franciascana Segismunda Leovigilda Eusebia, que era la desgraciada joven de la casa.

    Solo quería ver mi antiguo hogar, se acerca Halloween y, por ello, se me permite vagar entre estos viejos muros de ladrillo y piedra —respondió el fantasma.

    Ah, es cierto. Mi tío me habló del antiguo dueño de esta casa, me dijo que era famoso. Él tampoco está entre nosotros. Descubrió un antiguo baptistero romano en uno de sus viajes y, gracias a ello, se hizo rico y compró esta mansión para nosotros. Era arqueólogo y al morir me la dejó en herencia.

    Vaya suerte que tuvo tu tío, maja.


    Mientras la joven dejaba de alimentar a la planta carnívora y se marchaba al salón, para tocar música tecno en su viejo piano de cola, a unos metros más allá… en la calle del asesinato, el inspector López seguía dándole vueltas al asunto de los zombis, los Gómez y el pizzero medio androide que había perdido la cabeza en el porche.

    Alfons recibió una llamada de la morgue. Kiara, la jefa de la científica, le pedía urgentemente que acudiese en su ayuda y fuese al laboratorio. ¿Para qué? No se lo dijo, por lo que tendremos que acompañarle, si queremos averiguarlo.

    Kiara no daba crédito a lo que estaba viendo, la familia Gómez intentaba comerles a todos el cerebro. La morgue estaba patas arriba y el pobre aspirante a Thor, luchaba con todas sus fuerzas contra los muertos vivientes; aunque no usaba un martillo, más bien un extintor.

    En uno de esos movimientos, el doble de Chris Hemsworth se tropezó con una mesa y cayó al suelo, pero antes de ser mordido por uno de los monstruos, Kiara llegó en su ayuda con un dildo en una mano y una sierra para abrir cráneos en la otra.

    En ese preciso momento hizo acto de presencia el inspector y comenzó a pegar tiros a diestro y siniestro, por lo que los zombis cambiaron de rumbo de inmediato y fueron directos a atacarlo.

    De repente, un olor nauseabundo comenzó a llenar la sala. Uno de los zombis se había tirado un cuesco, pues… se estaba descomponiendo. Todos se quedaron anonadados, incluidos los demás zombis, que se apartaban de su lado en cuanto aquel aroma les alcanzaba.

    Los no muertos continuaron su avance hacia el policía, mientras los dos de la científica por la puerta trasera se escabullían. López comenzó a disparar hasta quedarse sin balas, incluso tuvo que lanzarles la pistola, pero no sirvió de nada.

    Observó la escena, quería ver si encontraba algo con lo que poder defenderse, pero al no encontrar nada, decidió meterse dentro de la cámara en la que se guardan los cadáveres, hasta que llegase la caballería o alguien le rescatara.

    Allí dentro encontró un saquito de carbón dulce, de esos que los Reyes Magos dejan a los niños malos en la época navideña. ¿Qué hacía aquello allí? Seguramente sería el alijo secreto del doble de Chris Hemsworth, puesto que Kiara era más de pipas saladas.

    Alfons se dio cuenta que, en aquella cámara en particular, los médicos guardaban sus dulces y algún que otro alijo más: un roscón hecho de alubias, cosa que daría bastantes gases al que lo tomase y un montón de tabletas de chocolate. De repente, salió un pequeño fantasma de color verde con los morros llenos de cacao, asustando al inspector que dio un vuelvo y un grito desgarrador. ¿Había muerto por un empacho o se lo habría comido todo tras cruzar al otro lado?

    También había una caja de compresas marca “Vampiro” y un par de crucifijos, por si alguno de los muertos estaba muy vivo, cosa que ahora no sonaba tan descabellada. Por lo que Alfons, viendo que nadie iría en su busca, cogió uno de los crucifijos y salió empuñándolo, a la par que lanzaba chocolatinas a diestro y siniestro contra los escépticos zombis, que no podían creer lo que estaban viendo.

    Los no muertos eran golpeados por las chocolatinas, pero no sufrían ningún daño, aunque sirvió como distracción el tiempo necesario, para que Alfons saliese y se pusiera tras la puerta de cristal a salvo. Intentó bloquear aquel armazón de metal y cristal irrompible, pero no encontraba nada con qué hacerlo, hasta que se fijó en el mocho que había junto a la puerta del cuarto de las escobas y aquello le salvó el pescuezo.

    El pobre hombre se sentó en el suelo un momento para recuperar el aliento y se dio cuenta que, en la pared que tenía enfrente, había un calendario en el que salía Falete haciendo salto de pértiga y vestido con un traje de lentejuelas.

    Uno de los zombis estaba apartado en un rincón, lejos del barullo, pues se negaba a comer cerebros al ser fan de Crepúsculo. El no muerto vegano era tuerto y, además, tenía acento mitad vasco y mitad madrileño. ¿Lograría salir en la tercera entrega de ocho apellidos vascos? ¿Contratarían de director a Tim Burton?

 

    A la par que todo esto sucedía en la morgue, la joven de los mil nombres continuaba experimentando con sus plantas carnívoras; buscaba mejorar el suero que había convertido a los Gómez en muertos vivientes, por tener ADN alienígena corriendo por su torrente. Seguramente, lo que no sabréis sea que, ésta jovencita tan peculiar es la prima lejana de Miércoles Addams y, como ellos, tiene la mente un poco perturbada.

    En realidad, la chica de los mil nombres había estado buscando la cura contra las ladillas, pero al experimentar con sus vecinos sin saber que eran extraterrestres, les había convertido en aquella plaga que, lentamente, se extendía.

 

    En otro mundo, al mismo tiempo que se sucedían esos hechos en la Tierra, el pequeño Nicolás llegaba con Gladis a su planeta. El comandante Mendi del planeta Orion les dio la bienvenida en el hangar número dos.

    Al descender de la nave, Nicolasete —como le había apodado la extraterrestre —se quedó impresionado con la calidad del aire de aquel planeta, mucho más puro que el de la tierra. Mendi le pidió ayuda a Nicolás, porque en Orion habían dado los gatos un golpe de estado y se habían apoderado del planeta, en menos que canta un gallo.

    Los gatos querían dominar la galaxia y no había nada mejor que empezar por su casa. El gato Jr. Míguez se había proclamado líder supremo, príncipe de las areneras y dueño y señor de los cubos de basura. Los habitantes de Orion habían sido relegados a una vida de servidumbre y miseria, por lo que necesitaban a un héroe que les devolviese su dignidad y sus tierras.

    Nicolás era un experto charlatán y les convenció de que, si les ayudaba a recuperar su hogar, ellos deberían devolverle a la Tierra con un buen fajo de porros de la mejor calidad y un cargamento de chocolate, del que no se encuentra precisamente en los estantes. Además, tendrían que repartir la misma cantidad de fajos entre los vasallos, el día de su partida en la fiesta que le harían de despedida; si ganaban, claro.

    Comenzaba una nueva era para los habitantes de aquel planeta, la cual siempre sería recordada en los libros de historia como… “La revolución chopera”.

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    En Orión, mientras el pequeño Nicolás se asentaba en sus nuevos aposentos e ideaba un plan para ganar la guerra gatuna sin mover un dedo, el inspector López Camus intentaba erradicar la amenaza zombi en la Tierra, sin acabar convirtiéndose en la merienda de esas fieras.

    Lo que nadie sabía era que el príncipe de los gatos había empezado la rebelión, porque quería cazar a los habitantes del planeta Orion por tener forma de paloma y estar hechos de verduras frescas. ¿Cómo lograría convencer Nicolasete al rey de los gatos para que cambiase su dieta?

 

    En la Tierra, mientras los zombis hippies estaban contenidos temporalmente en el laboratorio de la policía, al otro lado de la ciudad, la ministra de igualdad llamada, Shakira, estaba dando una rueda de prensa frente a las puertas del Congreso. Se había filtrado en internet una colaboración con el presidente de su comunidad de vecinos y Bizarrap, para que los morosos se pusieran al día y pagasen la mensualidad.

    Uno de esos morosos era, ni más ni menos, que el pequeño Nicolás, que había desaparecido del mapa sin dejar rastro alguno. De repente, apareció la jefa de la policía, que no era otra que Carmen de Mairena. La mujer pensó que aquella rueda de prensa se debía a las fotos del trío que Carmen hizo con Leticia Sabater y Abascal unos días atrás, y que un paparazzi había filtrado en la prensa local.

   Perdone, señorita Mairena. ¿Algo que declarar sobre su supuesto romance con Leticia Sabater y Abascal? —Preguntó el reportero más dicharachero, Galindo.

   Te lo como toooodo, cariño, si dejas de decir tonterías. No tienes pruebas al respecto, pero si quieres te paso yo las fotos de mi teléfono —respondió Carmen, antes de sacar la lengua y hacer cosas turbias con ella.

   ¡Carmen, por favor! Cíñase a los acontecimientos relacionados con la desaparición del pequeño Nicolás —le pidió Shakira, algo nerviosa.

   Po zi, chiquilla —contestó Carmencita.

   Disculpe, ministra —comentó un reportero disfrazado de Espinete, montado en un patinete (ya que ese día tocaba colada y no le quedaba nada más que ponerse) —. Me gustaría saber por qué el pequeño Nicolás ha huido del país por una simple deuda con la comunidad de vecinos. ¿A cuánto asciende la cifra?

   La renta que debe serían, aproximadamente, unos mil euros.

   ¿Y cree que por esa mísera cantidad, sabiendo el dinero que tiene en paraísos fiscales, supuestamente, tendría que haber huido?

   ¿Puede estar en Masachuches con su hermano, Nick The Small? —Añadió otra reportera, disfrazada de Obi Juan Que No Ve, el primo español del famoso jedi.

   Podría ser —respondió la ministra y, acto seguido, se giró hacia la jefa de la policía para preguntarle si, en verdad, habían comprobado el círculo más próximo de amigos y familiares del moroso.

   ¿Creen que son ciertos los rumores que dicen que, en lugar de marcharse por la deuda, el pequeño Nicolás se fugó porque la gallina Caponata le había sido infiel con la prima del Monstruo de las galletas? —Quiso saber otro periodista, el mismo que hacía unos meses había salido en un anuncio de una estufa, llamada: The last of us, calienta en un plis plas. .

De repente apareció una furgoneta de reparto de pizzas y se estrelló contra una farola. La música de Daddy el de Barcelona sonaba a todo trapo y los periodistas dejaron la rueda de prensa, para ir corriendo a grabar el accidente que se había producido a escasos metros de la presidenta.

Para su sorpresa, al llegar y comprobar la cabina de la furgoneta, descubrieron que el conductor/pizzero, había perdido la cabeza, descubriendo un montón de cables en su interior, pues era un androide. Y sí, era uno de los robots que Gladis tenía repartidos por todo el globo terráqueo, pues al marcharse de la Tierra había desconectado el wifi, haciendo que se perdiese la conexión entre la nave nodriza y sus robots de última generación.

En la pantalla de la furgoneta se vio un mensaje que decía… “Conexión fallida con la nave nodriza”. Por ello, los periodistas empezaron a volverse locos con la noticia de una invasión alienígena y llamaron apresuradamente a sus respectivos jefes en las diferentes cadenas de noticias. Y no, esto no era un sueño como sucede en los Serrano, más bien era una pesadilla como las de mi amigo Freddy, el de “no me pinches, que te rajo”.

 

Mientras tanto, en casa de la niña de las plantas carnívoras, su secretario, Paolo —alias: Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como —, estaba tecleando en su máquina de escribir las palabras que completarían la carta que, la niña turbia, le había pedido que le escribiese a su prima Miércoles. Estaban a jueves, pero no se lo tendríamos en cuenta por todo lo que estaba pasando en aquella región.

    Tras Paolo, había un gran tapiz hecho a mano por las Virgencitas Descalzas en el que aparecía Freddy Kurger arrancándose la cara y mostrando que, en realidad, era el difunto cantante, Freddy Mercury. Junto a él estaba Michael Myers sentado en un sofá y, éste, también se arrancaba la cara para revelar que su auténtico rostro no era otro que… el de Michael Jackson. Ambos estaban visualizando a Jason Statham en una pequeña pantalla de televisión de esas de antaño, con tubo de imagen y antena kilométrica.

La chica de los mil nombres estaba leyendo la versión del top manta de “el señor de los anillos” y, al llegar a la parte en la que los jobitos se encuentran con el tío de Aragón bailando la jota, se dio cuenta que le habían dado gato por liebre, porque aquello no lo había visto en la versión que hicieron para la televisión.

Por ese motivo se fue a su pequeño invernadero a crear un nuevo suero para vengarse del tipo que se lo había vendido. Aún tenía que dar con la cura de las ladillas y la del suero que había convertido a los Gómez en zombis; pero todo eso podía esperar, pues un apocalipsis zombi de vez en cuando, no viene del todo mal.

El agente López salió de la morgue junto a Kiara y al doble de Chris Hemsworth. De repente, escucharon que en las televisiones del Mediamarkt cercano estaban dando la rueda de prensa de Shakira y, al ver que todo el mundo estaba atento a lo que decían, tuvieron la ocurrencia de asistir a ella para dar la voz de alarma.

Al girarse para dirigirse al coche del inspector López, se toparon con Falete, que iba montado en un patinete volador como el de “Regreso al futuro”. López no daba crédito a lo que estaba viendo. ¿Por qué le perseguía por todas partes aquel sujeto?

En ese preciso momento, el doble de Chris Hemsworth se topó con la reina del atragantamiento. La señora turbia les ofreció uno de sus menús a cambio de un buen precio, así tendrían algo que llevarse a la boca en el trayecto hasta la rueda de prensa. El mundo se salva mejor con la panza llena.


A la par que la Tierra se veía envuelta en un suceso apocalíptico, el pequeño Nicolás disfrutaba de ser el salvador del planeta Orion. Le habían cedido un globo para desplazarse por los aires y evitar el ataque de los gatos airados, pero se habían equivocado en la central de Mendina y le habían dado una bicicleta con la bolsita de Glovo a cuestas, en lugar de un artefacto volador.

En la “Revuelta del Choped”, mientras las ratas se alimentaban con los restos de las pizzas que el pequeño Nicolás les había enseñado a preparar a los habitantes de Orion, los gatos revoltosos, encabezados por el dichoso Jr. Míguez —Miguelín para los amigos —preparaban la incursión al palacio real en donde Mendi practicaba squash.

Los gatos decidieron que entrarían por la puerta de atrás de la cocina y eso hicieron. Unos se entretuvieron arrasando la nevera, mientras que otros usaban los cuchillos más afilados como arma. Subieron lentamente la escalera con forma de tortuga, hasta que… los gatos que se habían dado el atracón en la cocina, les adelantaron y les derribaron al pasar a toda prisa.

   ¿Qué hora es? —Preguntó Miguelin.

   Más de las 12 de la noche, señor —respondió el gato subordinado.

   ¡Córcholis! No podemos comer más tarde de las 12, porque se nos cae el pelo y porque estamos en celo. ¡Se han convertido en Cats Queen!

    Entonces, al llegar al final de la escalera… se encontraron con sus camaradas bailando la Macarena. ¿Les habrían descubierto con el alboroto? ¿Lograrían hacerse con Mendi y el palacio presidencial? ¿Podría el pequeño Nicolás controlar la situación antes de escapar del planeta Orion?

 

    En la Tierra, la prima de Miércoles seguía en su laboratorio, creando un suero contra el vendedor del top manta que la había tangado. El suero, principalmente, se componía de: uñas de Pedro Sánchez, moquitos de zombi, sangre de virgen de la generación de cristal, pelos de gato terrestre, pelos de la coleta del indomable Frankie (mi amigo y moderador), trozos de cinta VHS (si es la de Heidi, mejor que mejor), cerveza kastell donker (extraída directamente de la nevera de 3Ormanowar), pis de saltamontes y otras perlitas.

    De repente llegó el mayordomo con el libro de las sombras de Leoncia Hermione Lucrecia Pascuala Ruperta María Ana Franciascana Segismunda Leovigilda Eusebia, para que recitase el hechizo que, no era otro que… la canción de David Bowie, Golden years.

    Un humo rosa chicle surgió del caldero e inundó la estancia de un olor almizclado. Al otro lado, en una mesa de gran tamaño, se encontraba un alambique en el que se estaba procesando el suero contra los zombis hippies, pero faltaba un ingrediente esencial para que la mezcla pudiese hacer efecto y… no era otro que la sangre infectada por Covid del ratón más famoso del mundo, Mickey Mouse.

 

    Al otro lado de la ciudad, mientras las pócimas se cuajaban en la antigua casa de Stephen Hopkins, Shakira y Carmen de Mairena vieron llegar al inspector López y a su séquito. López se acercó en su Twingo a Shakira, pero ésta, creyendo que era Piqué, salió por patas en su Ferrari y se acabó yendo a pique en un cenote por exceso de velocidad. Carmencita recibió a los agentes y cuando vieron que Shakira estaba en problemas, le pidieron a Galindo que la sacase del coche y la llevase a urgencias.

    De repente, los droides comenzaron a inundar la zona y el que estaba en la furgoneta salió de ella sin cabeza, pues habían logrado conectar con otra nave nodriza, que se dirigía a la Tierra en busca de cervezas. Manowar “el extraterrestre”, primo de Mendi y residente en el planeta Hocantaro, se dirigía a la Tierra a por un suministro de cerveza de lo más variado, ya que se había cruzado con un mensaje intergaláctico que decía:

    <<2x1 en cortes de pelo en la calle “Pollo, pollo” y un barril de la mejor cerveza a cambio de un buen rapado. >>

    Manowar decidió descender en las proximidades de aquella calle y buscar a alguien que le acompañase para raparse. ¿A quién escogería? Como salido de la nada apareció Falete con su patinete y el extraterrestre supo que sería el compañero perfecto para cortarse el pelo y salir de farra tras comerse al peluquero.

    Continuará…