miércoles, 12 de septiembre de 2018

Un lugar llamado Sayari. Capítulo 2º


Pasaron los días y la nave cada vez se acercaba más a su destino. Por las noches, cuando todos los demás dormían, Alicia y Álex se colaban en los ordenadores e intentaban descifrar el expediente que tan intrigados les tenía.


-No puedo creer que no seamos capaces de descifrar esto. Recuerdo un capítulo de Castle en el que comprobaban el ancho de las palabras y el tipo de letra, para intentar descifrar algo parecido.- Dijo Alicia un poco desilusionada.

-Ya, pero eso es ciencia ficción y esto la vida real. Aunque si lo piensas, parece que estamos en una película de Ridley Scott, como poco.- Añadió Álex.

De repente, Alicia se levantó de la silla donde estaba sentada y salió de la sala sin decir una palabra. Álex cerró todas las ventanas abiertas en la pantalla del ordenador, borró su rastro y salió tras ella. Cuando la encontró, estaba de pie junto a uno de los grandes ventanales del corredor, con la mano puesta en el cristal. Álex se aproximó a ella y le preguntó si estaba bien, pero al poner su mano sobre la de Alicia, notó un calor intenso y la retiró instintivamente.

-¡Estás ardiendo! Tienes que tener fiebre, vayamos a la enfermería.- Le dijo, antes de quedarse boquiabierto al ver los ojos de Alicia, que estaban en llamas. 

De repente, Alicia parpadeó y pareció volver en sí. Miró a Álex, que seguía en shock y le preguntó lo que le había sucedido. Cuando Álex se miró la palma de la mano, la tenía enrojecida.

-Me has quemado al tocarte y tus ojos… Tus ojos estaban en llamas. ¿Cómo es posible?- Le dijo el joven aún perplejo.

-¿Me tomas el pelo?- Preguntó ella dudosa.

Entonces Álex le mostró su mano enrojecida y Alicia abrió los ojos de par en par. Estaba sorprendida, pero pronto su expresión cambió.

-Eso quiere decir que no fue un sueño. De pequeña, en una ocasión, incendié un peluche con solo tocarlo. Lo recuerdo vagamente, era muy pequeña, pero jamás olvidaré que días después mis padres me abandonaron en un orfanato, el mismo del que me habían sacado cuando era solo un bebé.- Añadió Alicia mientras las lágrimas brotaban de sus ojos. -Apenas recuerdo nada de mi infancia, solo eso y creí que era un cuento producto de mi imaginación, pero nunca imaginé que pudiera ser cierto. –

-Quizás sea eso lo que oculta tu expediente y por ello estés en esta nave.- Dijo Álex pensativo. 

-¿Tú tienes alguna historia parecida que contarme? Lo digo, porque quizás este viaje sea algo más que un intento de salvar a la humanidad.- Añadió Alicia.

En ese preciso instante, una alarma comenzó a sonar. Por los altavoces se escuchó una grabación que pedía a toda la tripulación que volviese a sus camarotes, por fin iban a tomar tierra.

Ambos se miraron y comprendieron que no querían pasar solos aquél momento, se cogieron de la mano y se marcharon hasta el camarote de Alicia, donde recogieron todas sus pertenencias, antes de marcharse al camarote de Álex, donde permanecerían hasta el momento de salir de la nave.

Allí sentados, el uno junto al otro y con las manos entrelazadas, se dieron cuenta que la vida que conocían había desaparecido, el nuevo mundo les esperaba y con él, un sinfín de posibilidades.

Las turbulencias aumentaban a medida que se acercaban a su destino. Los compartimentos se abrieron, dejando caer su contenido y esparciéndolo por todas partes. Entonces, lo último que vio Alicia fue un casco espacial que le golpeaba en la cabeza.

-Alicia, Alicia.- Dijo Álex mientras la zarandeaba. 

La alarma volvió a sonar en toda la nave, esta vez, acompañada de una luz roja de emergencia. Aquello solo podía significar una cosa, habían perdido el control y terminarían estrellándose. Álex cogió en brazos a Alicia, y se dirigió hacia una de las cápsulas de escape. La gente andaba como loca de un lado para otro mientras la nave se desmontaba poco a poco. No habían contado con la fuerza de atracción de aquél planeta. ¿ O acaso…? ¿Eso había sido un impacto?

Volvió a sentir una sacudida que le llevó directamente a caer al suelo sobre el cuerpo de Alicia. Se levantó, la recogió y se metió en la primera cápsula de escape que encontró. Justo cuando cerró la puerta y se sentó a los mandos, vio cómo una ola de fuego arrasaba con todo a su paso en el corredor que momentos antes habían cruzado. Pulsó el botón de emergencia y la cápsula se desacopló de la nave, justo antes de que esta explotase. La fuerza de la explosión, unida al campo de atracción del planeta, los llevó a hacer un aterrizaje forzoso en el borde de un gran cañón.

-¿Qué ha pasado?- Preguntó Alicia al despertarse en esos momentos de su letargo.

-No te muevas o nos caeremos. La nave ha explotado y hemos tenido suerte al escapar en una cápsula de emergencia, pero estamos solos en el planeta, todos los demás han muerto, o eso creo.- Informó Álex, mientras intentaba  abrir la puerta para salir de la cápsula sin hacer movimientos bruscos. – Dame tu mano y ven hacia mí con cuidado.- Le pidió a Alicia.

La joven le tendió la mano y poco a poco salieron de la cápsula, justo a tiempo de ver cómo el habitáculo se precipitaba por el gran cañón que tenían a sus espaldas y se hacía pedazos.

-¿De verdad me estás diciendo que somos los únicos habitantes de este planeta y estamos sin recursos?- Preguntó Alicia algo alterada.

-Sin recursos, puede.- Confirmó Álex, mientras echaba una mirada a la cápsula en llamas.- Pero eso de que estamos solos en el planeta… no me apresuraría a afirmar tal cosa. La nave se ha estrellado porque ha recibido varios impactos procedentes de este planeta, por lo que, alguien nos estaba esperando.- Añadió.

-Pero no puede ser. Las lecturas térmicas… nos dijeron que estaba deshabitado.- Recordó Alicia.

-Creo que nos han ocultado demasiadas cosas. Por suerte o por desgracia, pronto descubriremos la verdad. De momento, busquemos un refugio y recursos de algún tipo. ¿Tengo hambre y tú?- Preguntó Álex, mientras le tendía la mano con una sonrisa a su nueva compañera de vida.

Continuará...