De pronto, algo cambió en los ojos de Caleb y Drake se dio cuenta.
Caleb: ¿Drake?
Drake: Dalo por hecho.
Sarah: ¿Qué pasa chicos?
Drake: Nada Sarah. Sólo que hay un cambio de planes, la fiesta se hará en mi casa, Caleb se encargará de avisar al resto, hubo una equivocación con el dueño del local.
Sarah: ¿Cómo? Pero vaya tío más informal. Espera que me lo tope, le voy a decir unas cuantas cosas.
Caleb: Tranquila cielo, yo me encargo. Tu ves con Drake a preparar su casa para la llegada de los demás, yo iré en cuanto arregle las cosas con el dueño.
Drake y Sarah se dirigieron al lugar donde el vampiro tenía aparcado el coche.
Sarah: ¿Has visto qué cochazo? Es precioso, algún día me gustaría tener uno de esos. Es mi favorito. ¿De quién será?
Drake: ¿A cuál te refieres?
Sarah: Obviamente al Aston Martin que está allí aparcado, el v12.
Drake metió las manos en los bolsillos y sacó unas llaves que lanzó a Sarah. Las cogió al vuelo y pudo ver el escudo de Aston Martin en la empuñadura de la llave.
Drake: Conduce tú, si quieres.
Sarah: ¿En serio es tuyo?
Drake vivía a las afueras, en un caserón antiguo reformado, parecía un castillo al estar rodeado por 4 torres, que se comunicaban con la buhardilla, cada una dispuesta en un punto cardinal de la casa. Era extraña, pero a la vez cautivadora. A Sarah le vino a la cabeza, lo que vio el día en que conoció a Drake. Llevaba el mismo vestido negro que ahora y allí, ante ella, estaban las torres, una de las cuales, aparecía en su visión. No entendía nada. Cuando llegaron, comenzaron a preparar la casa, decorándola antes que llegaran los invitados. La fiesta se concentraría en el salón principal.
Mientras, en el local, Caleb llamó a la delegada de la clase para que se encargara de avisar a los demás de lo de la fiesta y habló con el dueño del local, para cancelarla, aunque la pagó sin poner pegas a cambio que el dueño no comentase nada y abriese de forma habitual. Cuando hizo todo eso, salió de nuevo fuera y los zombis le estaban esperando en la puerta, el de seguridad estaba dentro organizando a sus chicos, por lo que no habría que preocuparse por él. No eran hombres disfrazados, eran zombis de verdad.
Caleb: ¿Porqué la buscáis?
Zombi 1: La necesitamos para que nos devuelva la vida. Su sangre es la clave.
Caleb: Ella no es la que buscáis.
Zombi 2: La leyenda lo dice muy claro, la descendiente de la bruja que nos hechizó, será mediadora entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte. ¿Sino como explicas que un vampiro y un ángel estén tan pendientes de una bruja?
Zombi 1: Si ella no fuese la descendiente, no estaríamos aquí. Su sangre nos llama. Ha sido lo que nos ha despertado. Si no acallamos nosotros su sangre, lo harán otros. No somos los únicos que la oímos, otros seres vendrán por ella. Lo sabes.
Caleb: Marchaos. Volved al lugar de donde venís, sino queréis que os arranque la cabeza. Os lo advierto, no permitiremos que os acerquéis a ella.
Zombi 1: Sabes que no puedes hacer nada, está escrito. Antes que la última luna llena del año termine, ella morirá. Lo único que no está escrito en la profecía es cómo, ni quién.
Caleb estaba harto, procuró que nadie le viese desplegar sus alas, al hacerlo, las falsas cayeron al suelo. Parecían ridículas al lado de esas alas doradas, tan grandes, que podrían envolver a dos personas por completo. Con un movimiento de hombros veloz, arrancó las cabezas de los zombis una por una y éstos se convirtieron en polvo que una ráfaga de aire se llevó. Caleb volvió a esconder sus alas, el proceso era doloroso, la piel se desgarraba y las alas se plegaban para meterse por dichas heridas, cuando lo hacían, las heridas cicatrizaban de una forma asombrosa. Recogió sus alas de pega del suelo y se marchó en su moto hasta casa de Drake.
Cuando Caleb llegó, la mayoría de su clase estaba allí. Faltaban unos pocos que no podían ir por culpa de problemas familiares, así que ya podían empezar. Caleb entró por la gran puerta principal y se quedó en medio del Hall. Miró hacia lo más alto de una de las escaleras que descendía hasta el vestíbulo y vio a Drake, le hizo un gesto con la cabeza y éste asintió. Bajó a toda prisa y cerró la puerta principal, asegurandola con la alarma. Caleb seguía mirando hacia lo alto de la escalera, Sarah apareció en su campo de visión con una sonrisa que le impulsaba a protegerla. No lo podía remediar, había sido su ángel de la guarda tanto tiempo que no podía dejar de cuidarla, la veía tan frágil y a la vez tan fuerte. Sarah descendió por la escalera hasta ponerse delante de Caleb.
Sarah: ¿Ya pusiste en su sitio a ese tipejo?
Caleb: Sí, le dí lo que merecía.
Sarah: Bueno en el fondo se lo agradezco, la casa de Drake es como de película. Será una fiesta de Halloween inolvidable.
Caleb: Lo sé, eso me temo.
Sarah: ¿Porqué tan negativo? Sonríe un poco, que estamos de fiesta.
Entonces Sarah, cogió de la mano a Caleb y lo llevó al salón central para bailar juntos. Se estaban divirtiendo, bailaban, reían, daban vueltas y más vueltas, se lo estaban pasando en grande. Mientras Drake, estaba de pie junto a la gran mesa de catering, que milagrosamente había podido encargar con tan poco preaviso, tomando un vaso de ponche, observando cómo el ángel le arrebataba lo que más quería. Suspiró, dejó el vaso en la mesa y se dispuso a meterse entre medias de Caleb y Sarah. ¿Caleb se lo permitiría o le montaría una escenita en su casa? ¿estarían a salvo en el baile o tendrían que terminar la fiesta pronto? ¿conseguirían mantener a Sarah con vida? ¿a quién elegirá, al pajarraco o a él?
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