lunes, 11 de mayo de 2020

Escuela de Magia y Hechicería del Trisquel: Las Aventuras de Alba

Este cuento es un regalo para una gran fan de Harry Potter y amiga mía. Espero que te guste y disfrutes con la versión española de esta gran historia. Obviamente cambié los apellidos para proteger su privacidad.


Capítulo 1: La Magia Existe y Requiere tu Presencia

 

Mientras miraba por la ventana y veía las gotas de lluvia resbalar por el cristal, Alba soñaba despierta con que acabase algún día la dichosa cuarentena. Quería volver a ver a su padre y quedar con sus amigas, incluso volver al colegio, si con eso salía. Quería disfrutar a sus trece años de la vida, y cometer los errores que a madurar la enseñarían.

De repente miró hacia abajo, para ver a su gato Casper entre sus piernas enredado. Mientras su madre hacía la cena, algo golpeó en el cristal con fuerza, había una lechuza blanca con manchas grises bajo la lluvia, que comenzó a ulular. Llevaba un sobre blanco con un sello rojo lacrado, lo que hizo que la pequeña bruja comenzase a soñar despierta con un viaje en tren tras cruzar un muro mágico. Si no fuese imposible, pensaría que Hogwarts estaba llamando a su puerta, bueno, a su ventana. Pero aquello era algo tan extraño que no lo dudó ni un momento en abrir la ventana y alargar la mano para coger el sobre que la lechuza le entregaba. Después el animal alzó el vuelo, antes que Casper se lanzase a su cuello.

En el sobre venía solo su nombre escrito con una caligrafía de lo más elaborada. ¿Sería cosa de su amiga Johanna? Ya le había regalado anteriormente una carta parecida, solo que en aquella ocasión se la encontró en su habitación, no hubo lechuza alguna como repartidor. Abrió aquel sobre con manos temblorosas y empezó a leer las letras moradas que componían aquella carta tan gloriosa.

“Para Alba Pérez González.

Nos complace comunicarle que ha sido aceptada en el Colegio de Magia y Hechicería del Trisquel, para el próximo curso que empezará el 20 de Septiembre y estará ubicado en el Palacio de la Magdalena en Santander. Para acceder al colegio, deberá visitar la estatua de Félix Rodríguez de la Fuente y golpear suavemente su nariz tres veces.

A continuación, le remitiremos una lista con el material indispensable que deberá llevar el primer día de colegio:

-DNI.

-Historial académico.

-Permiso firmado por los padres.

-Túnica negra.

-Escoba de paja.

-Animal de compañía (Perro, gato, lechuza, papagayo, serpiente, sapo, roedor o conejo).

-Caldero de hierro de varios tamaños (grande y pequeño).

-Estuche (bolígrafos de varios colores, lapiceros, gomas de borrar, sacapuntas, tijeras, pegamento y celofán).

-Cuaderno para anotaciones.

-Diario en blanco.

**Si no encuentra alguna de estas cosas, podrá comprarlas durante la primera semana en el colegio.

Att. La Secretaria:

Margarita M.P. “

Cuando Alba leyó aquellos materiales, se quedó un poco desilusionada, no se parecían en nada a los que exigían en Hogwarts. ¿Acaso le estaban tomando el pelo?

Entonces, como por arte de magia, aparecieron fuegos artificiales dentro de su casa.  Casper se fue a esconder bajo la mesa, mientras aquellas luces le daban la bienvenida a su nueva escuela.

¿De verdad tendría que esperar hasta septiembre? Aquella cuarentena ya se le estaba haciendo eterna de por sí, no quería ni imaginarse lo larga que se le haría a partir de ahí. Fue corriendo a la cocina a contarle a su madre lo que le había sucedido, y aunque esta al principio no se lo creyó, tras contestar a una llamada en ese mismo momento, cambió de opinión.

— ¿Quién era? — Preguntó la pequeña bruja.

—Tu padre. Me ha preguntado si ya te había llegado la carta de admisión. A él le acababa de llegar la confirmación. Al parecer te inscribió al enterarse de su existencia y ahora tras mucha espera, le dieron una respuesta. ¿De verdad quieres ir a esa escuela? — Le preguntó su madre intrigada.

—Claro que sí, si es una escuela de magia como Hogwarts, tengo que estar allí. — Respondió la niña muy convencida y la conversación terminó allí porque la cena estaba servida.

Los meses pasaron muy lentamente, Alba estaba desesperada porque llegase septiembre. No le gustaba ir al colegio, como a la mayoría de los niños, pero en esta ocasión era diferente. ¿De verdad iba a convertirse en una bruja como Hermione? Incluso puede que algo mejor.

En un par de días habría llegado el momento de comenzar una nueva vida, sus amigas habían empezado las clases mucho antes que ella, por lo que volvía a estar sola y encerrada en casa como había estado durante la cuarentena.

Y por fin llegó el primer día de colegio. Su padre se había cogido el día libre para no perdérselo y cuando llegaron al palacio, tan bonito como antaño, Alba estaba como loca por entrar a disfrutarlo. Soñaba con esos candelabros levitando por el techo del comedor y con ese sombrero seleccionador.  Esperaba estar en Griffindor, su casa favorita y que siempre en todos los test le salía. ¿Pero qué pasaba si en Slytherin la metían?

Al llegar a la estatua indicada, Alba le dio tres golpecitos a Félix en sus napias, y de pronto una pequeña trampilla se abrió a los pies de la estatua y tanto Alba como Iñaki, se colaron por la grieta antes que se cerrara. Había una escalera de caracol hecha con la misma piedra que el pedestal, con antorchas a ambos lados que se prendían al pasar.  Al llegar al final de la escalera vieron una puerta de madera y al atravesar aquel umbral, descubrieron un vestíbulo sin igual. Con los techos abovedados llenos de vidrieras, repletos de magos y dragones grabados en ellas. Suelos de mármol tan limpios que reflejaban los rostros de aquellos que se quedaban mirando y un mostrador en medio del recibidor con una mujer con gafas de diseño y un moño alto. Por detrás del mostrador se podía apreciar una escalera doble, como la lengua de una culebra, y a los laterales dos grandes arcos unidos a dos pasillos muy largos.

—Bienvenidos al Colegio de Magia y Hechicería del Trisquel. Me llamo Margarita y soy la recepcionista. ¿Nombre de la alumna? — Dijo aquella mujer con una sonrisa.

—Alba Pérez González. — Dijo la pequeña bruja.

—Aquí estás, bienvenida a la escuela donde pasarás los próximos días lectivos. Los fines de semana podrás volver a casa, si así lo deseas, o permanecer en la escuela y recibir las visitas de tus padres. Debéis dirigiros al comedor para la ceremonia de iniciación, allí os darán todos los detalles. Es por ese pasillo, al fondo a la izquierda. — Añadió la mujer y les despidió con la mano. —Ah, disculpad. Aquí tenéis el horario de clases para los alumnos de primer año. —

Iñaki acompañó a su hija hasta el comedor tras recoger el horario y se sentaron juntos en una mesa donde estaba su nombre en un cartelito grabado. Aquel comedor era muy parecido al de Hogwarts, pero en lugar de velas volando, había faroles de diferentes colores levitando. En el techo también abovedado, había dibujados cuatro animales en un escudo pintados. Un quebrantahuesos, un lobo ibérico, un lince y una foca monje. ¿Por qué aquellos animales tan típicos de España? Seguramente lo aprenderían en la clase de zoología totémica de la siguiente semana, como leyó Alba en el horario del que no se había apartado, desde que su padre se lo había entregado.

De pronto la música ceremonial sonó, era una canción celta que a todo el mundo encantó. Daba paso a los profesores y a la directora del centro, que por supuesto Alba enseguida reconoció.

— ¿Es Johanna? ¿Qué hace aquí? — Preguntó la niña extrañada.

—Es la directora del centro. Tu madre y yo llevamos años intentando reservarte una plaza en este colegio, en secreto claro, pero siempre nos rechazaron por no tener parientes que aquí se graduaron. Me enteré que esto existía por un amigo de la mili y desde siempre supe que este sería tu lugar, pero parecía imposible que nos pudiesen aceptar, hasta que llegó ella y una manita nos pudo echar. Hace poco que le pidieron ser la directora y al contármelo le pedí el favor de aceptar tu solicitud y lo hizo encantada. — Explicó Iñaki, mientras saludaba a Johanna con la mano desde la distancia. No es nada fácil entrar en este colegio si no tienes parientes magos que den buenas referencias.

—Bienvenidos al Colegio de Magia y Hechicería del Trisquel. Me llamo Johanna, pero mi nombre mágico es Hécate Fénix y seré vuestra directora a partir de ahora. Si tenéis algún problema, mi puerta siempre estará abierta y si no me encontráis en la escuela, podéis llamarme por teléfono o mandarme una lechuza mensajera. Son el último grito, lo nuestro nos ha costado adiestrarlas. Ahora pasaremos a presentar a vuestros profesores de este curso y después daremos paso a la ceremonia del sombrero seleccionador. Sí, como en Harry Potter. Esta escuela es la versión española de Hogwarts, pero JK. Rowlling se me adelantó. — Dijo la joven directora a sus nuevos alumnos.

En primer lugar se levantó una mujer menuda con gafas de pasta, igualita a Margarita la secretaria. Según comentó era su gemela Melinda y daba clases de Levitación con Escoba los lunes a primera hora. Después se levantó un caballero vestido con una bata blanca y una pipa que asomaba en su bolsillo, ese era Jacinto, el profesor de Pociones que daba clases los jueves por la tarde, siempre que le dejasen sus pulmones. Andrea sería la profesora de Historia de la Magia y su clase se impartiría los miércoles por la mañana.  Los martes por la tarde se reservaban para Hechizos con Patricia, mientras  Morgana tenía doble turno porque se encargaba de Zoología Totémica los viernes por la tarde y Herbología Mágica los viernes por la mañana. Daniel era el profesor de Gemoterapia y daba clases los martes por la mañana, mientras que la dulce y sonriente Ainhoa, se reservaba las tardes a mitad de semana para impartir sus clases de Energías Mágicas. Los jueves por la mañana en Utensilios Mágicos daba clases Raquel, enseñando a los niños a utilizar objetos mágicos para los demonizados saber reconocer. Y por último, pero no menos importante, los lunes por la tarde Johanna daba clase de Elementales. ¿Qué sería eso? Pensó Alba, estaba segura que cuando la reunión acabase, iría donde la directora a preguntarle. La presentación se había llevado a cabo un viernes por la tarde, por lo que las clases no empezarían hasta el lunes de la semana siguiente, por lo que Alba y sus compañeros tendrían todo el fin de semana para aprenderse el horario y asimilar el cambio que les estaba esperando.

—Ahora daremos paso a la ceremonia del sombrero seleccionador. Como bien sabéis, el sombrero de pico es por excelencia un símbolo de magia y brujería, ya que sirve para canalizar la energía, obteniéndola a través del pico y llevándola hasta su portador. El sombrero captará la energía del ambiente y nos dirá qué casa es la indicada para cada alumno. Comencemos. — Dijo la directora y nombró al primer niño.

Iban por orden de lista, por lo que Alba tuvo que esperar con paciencia, hasta que su presencia fue requerida.

—Alba Pérez. Por favor, es tu turno. — Pidió la directora con una tierna sonrisa.

Alba estaba nerviosa, pero sabía que Johanna, su amiga, jamás le haría daño. Por lo que subió a la tarima y se sentó en aquella silla de madera envejecida, mientras la directora le colocaba el sombrero seleccionador sobre la cabeza y la pequeña se quedaba quieta.

—Mmmm. Veamos, podrías estar en cualquiera de las cuatro casas. ¿Cuál te gustaría más? — Preguntó el sombrero seleccionador.

—Creo que será mejor explicarle un poco acerca de las cuatro casas, para ver la que mejor combina con ella. — Dijo la directora y después pasó a hacer un breve resumen de los cuatro animales que regían cada una de ellas. El quebrantahuesos representa el aire y es mitad buitre, mitad águila. Este animal es de naturaleza heroica y de gran nobleza, fiel a los suyos y a su lugar de origen al que siempre regresa. Es capaz de enseñarnos a curar nuestras propias heridas y a ser libres como el viento, tiene una fuerza descomunal y un carácter de lo más peculiar. Relató y un gran quebrantahuesos apareció dibujado en el aire con luces amarillas, ya que era el color que les representaba.

Alba se quedó pensando, quería escuchar todos los animales para tomar la decisión correcta, ya que podía elegir el que quisiera.

El lobo ibérico está relacionado con la magia lunar, representa al elemento tierra y son seres inteligentes, comunicativos, astutos, amistosos, leales, generosos, fuertes, resistentes y compasivos. Es el maestro por excelencia y además son bastante creativos. Dijo Johanna y de repente, las puertas del comedor se abrieron y un lobo gris con los ojos verde esmeralda, entró en la sala y junto a ella se fue a sentar para acompañarla.

Alba se puso tensa, aquello era una auténtica fiera inmensa. No parecía un lobo normal, sino más grande de lo habitual y parecía que Johanna lo podía controlar.

El lince representa al fuego, es astuto, inteligente, paciente, alegre, concienzudo y un gran oportunista. Ante todo es un animal solitario, lo que le hace ser muy selectivo con su compañía, siendo capaz de mirar en el interior de cada alma, de cada vida. Es el guardián de la sabiduría y el conocimiento, además de ser un guía de lo más completo, siendo capaz de moverse a través del tiempo y el espacio, si el alumno ha sido bien entrenado. Dijo Johanna.

Entonces pasó algo raro, al final de la sala, por donde había entrado el lobo momentos antes, un lince con ojos rojos apareció. A diferencia del lobo que permanecía sentado junto a Johanna, a ese lince solo Alba lo vio. ¿Cómo era eso posible? El lince se acercó sigilosamente por el pasillo hasta la niña que portaba el sombrero seleccionador y al llegar a su altura hizo una reverencia y entre llamas desapareció. ¿Qué había pasado? Había surgido del suelo una gran llama y del lince no había quedado nada.

Y por último, pero no menos importante, la foca monje representa al elemento agua, simboliza la creatividad, la imaginación y el sueño lúcido. Sana a través de los sueños y el subconsciente. Es un animal grupal, luchador, protector y equilibrado. Y ahora te toca decidir a ti la casa que vas a escoger, piénsalo bien. Todos ellos pueden ser peligrosos si en malas manos llegan a caer. — Y una pequeña foca de color azul apareció en medio de la sala, como si fuese un holograma.

Alba estaba nerviosa, aquel lince le había encantado, pero también atemorizado. Amaba los gatos y con ellos siempre se había identificado, pero aquello había sido demasiado extraño.

—Mmmm. Con los gatos te has imaginado y ellos te han aceptado. Y no, no tenemos unicornios, al menos de momento. — Añadió el sombrero.

Alba Pérez González, serás recibida en la casa del Lince. Dijo Johanna.

Todos se fundieron en un aplauso y pasaron al siguiente niño que estaba impaciente esperando. Alba tuvo que ir a sentarse con su nueva casa, y la recibieron con el típico maullido que los caracterizaba. Iñaki la observó desde la zona de padres donde estaba sentado y se sintió tan orgulloso de su pequeña bruja, que acabó emocionado. Cuando la ceremonia se dio por terminada, Alba se acercó a ver a Johanna y su padre hizo lo mismo.

—Johanna. — Dijo Alba, mientras la saludaba con la mano.

—Al fin estás aquí, ya pensé que mi lechuza se había perdido por el camino. — Le dijo a la pequeña. — ¿Te gusta todo esto? —

—Claro que me gusta, es como Hogwarts, pero algunas clases no las entiendo. ¿Y por qué no me dijiste nada? — Quiso saber Alba, algo enfadada porque su amiga le hubiese ocultado aquel secreto, con lo que a ella le gustaba todo eso.

—Quería que fuese una sorpresa, además, no puedo hacer distinciones, soy la directora. —Le dijo guiñándole un ojo. — Pero no te preocupes que te ayudaré en todo lo que pueda, aunque formes parte de una casa rival. Yo pertenezco a los lobos y a mí también me dieron a elegir, al igual que a ti, pero la luna me llamaba. Auuuu. — Aulló. — ¿Qué tal Iñaki? ¿Te veré por aquí los fines de semana? — Le preguntó Johanna.

—Claro, vendré por la pequeña bruja cada viernes por la noche, algunas veces irá a casa de su madre y otras a la mía. Lo hemos acordado así para que podamos pasar tiempo con ella los dos. — Explicó el orgulloso padre, colocando las manos sobre los hombros de su hija.

—Pues me parece muy bien. De momento tengo que dejaros, he de atender a todo el mundo. Ve con tus compañeros de casa, te están esperando para enseñarte tus nuevos aposentos. Después podrás irte con tu padre y el lunes nos veremos aquí por la tarde, ya que por la mañana tienes clase con Melinda. No te olvides la escoba, es muy quisquillosa con esas cosas. Nos vemos, chicos. — Se despidió con la mano y se marchó, ya que el profesor de gemoterapia la estaba esperando para que atendiese una duda que le estaba atormentando.

Alba pasó todo el fin de semana bombardeando a Johanna con preguntas por el Whatsapp, quería saber cómo era la vida en aquel mágico lugar y la directora siempre le respondía lo mismo, no hay palabras para describir lo que tienes que vivir. Quería que aprendiese magia en aquel lugar, pero también que disfrutase con las experiencias que estaba a punto de experimentar. No quería que se perdiese nada por estar pendiente de cosas que quizás nunca pasaran. Cada bruja debe aprender a su ritmo, porque cada persona es diferente a las demás, incluso los gemelos idénticos tienen algo con los que se les puede diferenciar.

 

Capítulo 2: ¡Comienzan las Clases!

 

Alba daba saltos de alegría, empezaba las clases de levitación con Melinda, pero antes debía visitar el que sería su nuevo cuarto, por lo que su padre la dejó en la estatua de Félix Rodríguez de la Fuente y le doy un abrazo muy fuerte. Su madre ya se había despedido de ella aquella mañana y le prometió que el fin de semana la vería en casa. Bajó las escaleras con cuidado de no tropezar con las maletas que llevaba a cuestas y se topó con una chica de su estatura con una coleta rubia en lo alto de su cabeza. La joven se quejó por el empujón, pero Alba enseguida le pidió perdón.

Lo siento, he tropezado con el último escalón. Se disculpó.

Tranquila, no pasa nada. Solo me asustaste. ¿Eres nueva? Yo también, me llamo Elena y estoy en la casa de la Foca. Me encanta el agua. Dijo la niña tan contenta.

Sí, me llamo Alba y estoy en la casa del Lince. Dijo feliz, porque por fin era consciente de la realidad, aquello no era un simple sueño, lo estaba viviendo de verdad.

Ni si quiera había podido decírselo a sus mejores amigas, Miriam y Sandra, las mellizas. Solo sus padres y Johanna, como era lógico, sabían a qué se debía su cambio repentino de escuela, no quería decir nada por si resultaba que la echaban por no ser buena.

Señoritas, por favor, depositen sus teléfonos en esta caja. Les pidió Margarita, la secretaria.

¿Cómo? ¿No podremos tener el teléfono con nosotras? Se quejó Elena.

No se admiten distracciones en esta escuela. Podréis hacer una llamada al día desde la cabina y los teléfonos se os devolverán el fin de semana, no queremos que nadie haga trampas. Añadió aquella mujer, agitando ante las niñas aquella caja infernal.

¿Y qué vamos a hacer sin nuestro móvil? Preguntó Alba.

Practicar los hechizos que se os enseñen. Vamos, llevad el equipaje a vuestros aposentos, no querréis llegar tarde el primer día. ¿Verdad? Dijo Margarita y después se marchó a por otras dos nuevas presas que vagaban ingenuas por el hall.

Nos veremos luego. Dijo Elena y se marchó corriendo sin dar pie a que Alba se despidiera.

La pequeña bruja subió las escaleras con las maletas a cuestas, hasta llegar al segundo piso donde se ocultaba su casa tras una espectacular puerta. Tenía un relieve hecho en oro de un gran lince sentado, cuyos ojos eran dos rubíes de gran tamaño. ¿Cuál era la contraseña? El día de la presentación la joven estaba tan fascinada, que ni se percató de lo que pasaba.

Siete vidas, siete pecados y los hombres por los gatos serán dominados. Dijo aquel joven y la puerta se abrió. Bienvenida Alba.

Era Carlos, el joven que les había guiado la vez anterior. Por suerte él sí la recordaba, porque ella no le prestó ninguna atención. El joven la invitó a pasar a la sala común y al entrar se quedó tan asombrada, que se quedó sin palabras. No era lo mismo ver aquella sala vacía, que llena de vida. Había niños sentados junto a la chimenea practicando a cambiar el tamaño de la llama de una vela. Otros simplemente charlaban con un refresco en las manos, mientras los nuevos daban tumbos para todos lados.

Ven, te llevaré a tu habitación. Le dijo el joven, que tendría unos cuatro años más que ella.

Aquí es, Alicia será tu nueva compañera de habitación, espero que os llevéis bien. Si necesitáis algo, mi cuarto está al final de la escalera, letra B. Y se despidió de ellas con la mano, mientras se iba silbando.

Hola, me llamo Alicia. ¿Y tú? Preguntó la joven muy contenta por haber conocido a su nueva compañera.

Parecía simpática y despierta, tenía el pelo moreno, largo y rizado, y unos ojos verdes cual bosque encantado. Aquella niña era algo rechoncha y muy bella, con una sonrisa tan pura, que habría celado hasta la mismísima Minerva. Aquella jovencita se había cogido la cama de la derecha, por lo que Alba dejó sus cosas sobre la que había a la izquierda de la puerta, se puso su uniforme, cogió su escoba y ambas salieron corriendo hacia la primera clase de levitación sobre escoba.

En aquel colegio subterráneo había un inmenso patio. Gracias a un hechizo daba la impresión de estar bajo un cielo nublado, como el que había en el exterior de aquel colegio mágico. La profesora Melinda era tan simpática como Margarita, por lo que les tenía preparada a los alumnos una sorpresita de bienvenida. Todos se agolparon en el patio en la zona donde les habían indicado, pero al parecer la profesora aún no había llegado. De pronto uno de los alumnos notó cómo su escoba se movía sola, se agarró a ella con todas sus fuerzas y salió volando con ella. La escoba comenzó a hacer garabatos en el aire, para después de unos minutos aterrizar en el mismo paraje.

Bien hecho, jovencito. ¿Cuál es tu nombre y a qué casa perteneces? Preguntó Melinda.

Me llamo Óscar y pertenezco a los Quebrantahuesos, profesora. Dijo el pequeño, mientras se alisaba la ropa.

Perfecto control y mejor aterrizaje. Su casa tiene diez puntos extra. Añadió. Ahora colóquense todos en dos filas haciendo un pasillo y dejen su escoba en el suelo, en el lado derecho si son diestros.

Los niños hicieron caso, Alba se puso junto a su compañera Alicia y vio a Elena que estaba justo a su izquierda, por lo que ambas se saludaron con una gran sonrisa, ya que estaban tan emocionadas que brillarían si fuesen luciérnagas.

Debéis concentraros solo en esta tarea, visualizar la escoba en vuestra mano e imaginaros su tacto en ella. Una vez que logréis hacer esto, diréis… “Arriba” y la escoba volará hasta vuestra mano, que permanecerá extendida. Explicó la profesora.

Las veces que Alba había practicado eso en su casa, mientras que veía su película favorita en la pantalla, jamás le funcionó, por lo que dudaba que ahora hubiese algo a su favor. Pero para sorpresa de todos, en cuanto hizo el gesto de estirar la mano, la escoba vibró veloz y en su mano terminó.

Vaya, y ni si quiera le has dado aún la orden. Es sorprendente. Dijo la pequeña Morgana, felicitando a Alba por su gran hazaña. Me llamo Morgana y soy de la casa de los Lobos. Provengo de un largo linaje de brujas, pero jamás oí hablar de ninguna que tuviese el don de hacer vibrar la escoba sin pronunciar palabra alguna.

¿En serio? A nadie le salía el truco a la primera, a nadie excepto a ella.

Muy bien señorita. Nombre y casa, por favor. Preguntó la profesora.

Alba Pérez y soy de la casa del Lince. Dijo la pequeña bruja, orgullosa de su tarea y temerosa por ser la primera a la que el ejercicio le saliera.

Alba, acabas de ganar veinte puntos para la casa del Lince. Dijo la profesora y los compañeros felinos que había en aquella clase, aplaudieron al unísono.

Aquella mañana aprendieron a llamar a la escoba y los movimientos que en el vuelo se requerían. Había sido una clase espléndida, pero Alba no dejaba de pensar en la clase que Johanna les daría.

En el comedor, Alba y Alicia se sentaron con sus compañeros de la casa del Lince a comer, había tantas cosas que no sabían lo qué escoger, pero cuando su amiga le comentó que había pizza en el menú, Alba no se lo pensó dos veces y la pidió. El chico que se sentaba a su izquierda se llamaba Pedro y era un canario que hacía poco había cambiado el Océano Atlántico por el Mar Cantábrico.

Hola, perdonad. ¿Habéis dicho pizza? Preguntó Pedro impresionado.

Sí, pizza. Me llamo Alicia y ella es Alba. ¿Eres nuevo? Preguntó.

Sí, entré este año. Os he visto por la sala común. ¿Os lo podéis creer? Soy súper fan de la Saga Harry Potter y ahora estoy dentro de un colegio como Hogwarts. ¿No estáis emocionadas? Yo no me lo puedo creer. Dijo el niño tan contento.

A mí me pasa igual, aún no me lo creo. Dijo Alba, decidiendo la porción de pizza que quería y tras señalarla en la carta, la pizza apareció ante ella de la nada.

¡Vaya, qué cómodo! Dijo Pedro e hizo lo mismo que Alba, deseando que la comida llegara.

¿Sabéis que ahora tenemos clase con la directora, no? Preguntó Alicia.

¿Alguno sabe qué tal es? Quiso saber el jovencito al que apenas se le entendía por tener la boca llena.

Yo la conozco, es mi amiga. Dijo Alba tan tranquila.

¿En serio? Seguro que ya te sabes todo lo que nos va a dar este año, que suertuda. Le dijo Alicia contenta por ser amiga de la preferida.  

¡Qué va! Ni si quiera sabía que ella era la directora, ni que esto existía hace unos meses. Confesó Alba cabizbaja.

¿No? Lástima, tenía muchas ganas de saber lo que nos iban a impartir en esa clase. Dicen que es muy buena en lo que hace, por eso la llamaron. Añadió Pedro.

Bueno, no tardaremos mucho en averiguarlo, tenemos que irnos o llegaremos tarde. Dijo Alicia y los tres juntos salieron pitando rumbo a la clase donde Johanna les estaría esperando.

Salieron del comedor y subieron las escaleras despacio, observando cada cuadro colgado. Aquello siempre les había llamado la atención en Hogwarts y ahora que lo podían ver a un palmo de su cara, no querían perderse nada. Por desgracia allí no encontrarían a Nick casi decapitado, ni a la Dama gorda de aquel cuadro. En cambio podían toparse con Blas de Lezo, Don Pelayo, el Empecinado, la Artillera, incluso el Cid Campeador que parecía algo malhumorado. Aquellos personajes se movían como si hubiesen cobrado vida propia, pero es lo que tiene ser un fantasma a un objeto anclado.

Continuaron subiendo hasta llegar al tercer piso, donde Johanna les daría la clase de elementales como estaba previsto. Aquello había creado tanta expectación, que hasta el aula se había llenado con algún que otro observador. ¿Dónde se sentarían?

Bienvenidos a clase de elementales. Por favor, los tres rezagados sentaros delante. A los que habéis venido como oyentes, os pido que respetéis el sitio de los alumnos que están inscritos en la clase normalmente. Dijo Johanna y acto seguido, varios adolescentes se cambiaron de sitio.

Una vez que estuvieron todos sentados y callados, la directora continuó explicando.

Bien, gracias a todos por venir, empecemos. ¿Qué son los elementales? ¿Alguien lo sabe? Preguntó la profesora.

Son los espíritus de la naturaleza, relacionados con los elementos y a su estudio se le conoce como Elficología. Dijo uno de los adolescentes del fondo.

Bravo. ¿Nombre y casa, por favor?- Preguntó Johanna.

Me llamo Benjamín y soy de la casa del Lobo. Respondió el chico.

Anda, felicidades, tenéis diez puntos para la casa del Lobo. Dijo aplaudiendo, ya que era la misma casa que la suya. Vale, como bien ha dicho vuestro compañero, los elementales son seres mágicos, dioses, entidades energéticas que manejan los elementos de la naturaleza. ¿Alguien sabe a qué Atalaya pertenece cada guardián? Preguntó.

Nadie comentó nada.

Bien, la Atalaya del Norte, cuyo regente es Gob, está representada por el elemento Tierra y los Gnomos son los que la gobiernan. Son los amos de los bosques y aportan dones materiales y estabilidad. La Atalaya del Este, regida por Paralda, está relacionada con el Aire y las Sílfides. Se parecen a las hadas, son delicadas y aportan conocimiento, sueños y cumplen deseos. En cuanto a la Atalaya del Sur, regida por Djin, el Fuego es su elemento y las Salamandras sus guardianes. Aportan dones, pasión, creatividad y protegen los negocios y los hogares. En cambio la Atalaya del Oeste, regida por Necksa, está relacionada con el elemento Agua y las Ondinas, que son muy parecidas a las sirenas y son las encargadas de su protección. Aportan amor y amistad, y protegen las puertas de la muerte y del karma. Explicó Johanna, bajo la atenta mirada de toda la clase que no perdía detalle.

Una mano se levantó al fondo del aula y Johanna le indicó que podía hablar.

Hola profesora, tengo una duda. ¿Es cierto lo que he escuchado por ahí, que hay una pirámide de brujos relacionada con los elementales o algo así? Quiso saber la jovencita.

Sí, así es. En el hemisferio Norte, que es en el que estamos, se considera que el Este está relacionado con el conocimiento, el Saber. El Sur estaría asociado a la voluntad del Querer, el Oeste a la emoción o el Osar y el Norte al silencio o el Callar. Y por cierto, es bueno seguir en estos tipos de rituales el sentido de las agujas del reloj. El caso es que, estos cuatro principios forman la Pirámide de los Brujos, que básicamente es lo que requiere un hechizo para ser materializado. Pero eso ya lo veréis en clase de Hechizos con Patricia. Respondió Johanna.

Los niños no dejaban de anotar en el cuaderno que tenían delante, no querían perder detalle por si aquello entraba en el examen.

Y ahora que ya hemos explicado lo que daremos en clase, os invito a seguirme al patio, porque allí os mostraré algo de lo que se puede hacer cuando tienes el favor de los elementales. Dijo la directora y salió de la clase con todos los alumnos y oyentes siguiendo sus pasos.

Bajaron las escaleras ante la atenta mirada de los fantasmas de los cuadros, se notaba que estaban agitados porque se olían lo que Johanna estaba tramando. Llegaron al patio y los alumnos hicieron un círculo rodeando a la directora, para que nadie se perdiese nada de lo que pasara. Entonces la profesora se descalzó, cerró los ojos, puso las palmas de las manos paralelas al suelo y respiró hondo. No se escuchaba ni una mosca y de repente, el suelo comenzó a vibrar y Johanna quedó cargada de una energía estática sin igual, puso los brazos en cruz y de sus manos salieron rayos de luz.

Los alumnos quedaron impresionados, la luz que desprendía iluminaba todo el patio. Los niños tuvieron que cerrar los ojos por un momento, hasta que la luz cesó y la magia fluyó. ¿Cómo había hecho eso?

Todo es energía, eso lo aprenderéis en clase de Energías Mágicas con Ainhoa, pero si sois capaces de reconocer esa energía y fundirla con la vuestra, podréis hacer grandes cosas como estas. Ahora estad atentos. Dijo, volviendo a cerrar los ojos y a respirar hondo.

Entonces se escuchó un trueno y una gota de lluvia cayó en la frente de Alba. ¿Cómo podía llover en aquel patio interior si no había nubes que descargaran? ¡Estaban bajo tierra! Los alumnos comenzaron a mojarse, mientras Johanna seguía totalmente seca. Pocos segundos después la lluvia cesó y todo volvió a la normalidad, excepto los uniformes de los alumnos, que habían quedado empapados por la lluvia artificial.

Ups, lo siento. Dijo Johanna y se echó a reír.

¿Cómo hizo eso? Preguntó Alicia, mientras se retorcía el pelo para quitar el exceso de agua que chorreaba.

Le pedí a la Atalaya del agua que hiciese llover. Obviamente estamos bajo tierra, por lo que no pudo provocar una tormenta, pero visualicé las tuberías que están sobre nosotros y la lluvia apareció gracias a su buen hacer. Respondió.

Menudo truco más bueno. Dijo Pedro.

Bueno, es mejor cuando haces que la lluvia deje de caer, sobre todo cuando acabas de salir de la peluquería. Añadió la directora, echándose a reír a la vez que buena parte de sus alumnos. No estéis tensos chicos, podéis contar conmigo en todo lo que necesitéis. Os enseñaré a solicitar el favor de los elementales, pero recordad algo, no es bueno abusar, porque no queremos que se enfaden. ¿Ok?

Entonces comenzó a avanzar de vuelta al colegio y les hizo un gesto para que la siguiesen con el dedo. Aquella clase había sido solo un adelanto de lo que les esperaba, pero obviamente, deberían empezar por el principio si algún día querían llegar a tal dominio. Alba no daba crédito a lo que veía, estaba tan contenta de estar en aquel lugar, que una sonrisa en su dulce cara comenzó a asomar. Recordó que su padre siempre la había llamado su “PEQUEÑA BRUJA”, menuda gracia le haría si la veía ahora.

 

Capítulo 3: Gemas, Hechizos y ¿Quidditch?

 

Mientras preparaba las cosas para irse a la cama, ya que aquel día había sido muy largo y estaba agotada, repasaba la conversación que había tenido con Johanna.

Tienes mucho potencial y sabes que si necesitas cualquier cosa puedes contar conmigo. El llamado a los elementales lo irás dominando con el tiempo y la práctica. Puedes empezar por el elemento de tu signo zodiacal, el aire, lo que te ayudará a que resulte más fácil de manipular. También puedes empezar por el elemento de tu casa, el fuego, puedes practicar con la vela de una llama a moverla con el pensamiento. Procura que no haya nada inflamable cerca, porque el año pasado ya tuvieron que cambiar varas cortinas. Y no te olvides de pedirle a las Atalayas del Este o el Sur, según cuál sea tu elección, que te ayuden a controlar su elemento. Recuerda que son los elementales quienes lo manejan, no tú y debes mostrarles siempre tus respetos. También puedes practicar con la tierra, si te colocas encima de una encrucijada como hice yo antes, te ayudará a conectar con ella, ya que son puntos donde la energía fluye con más fuerza. Le había dicho Johanna antes de ser llamada, para atender unos asuntos en el Ministerio de Magia. “

Alba quería probar todo lo que su amiga y directora del centro le había explicado, pero aquello tendría que esperar porque el sueño la estaba atrapando. Gemoterapia con Daniel por la mañana y hechizos con Patricia por la tarde, sería un día de lo más interesante.

Bienvenidos a gemoterapia, mi nombre es Daniel y seré vuestro profesor. ¿Alguien sabe algo de piedras? Preguntó y nadie respondió. Veréis, como brujos el poder está en vuestro interior, pero también podéis captarlo del entorno que os rodea. Hay instrumentos que pueden ayudaros a canalizar la energía y redirigirla a un punto o fin concreto. Las piedras tienen muchas más propiedades de lo que os podéis imaginar, incluso hay algunas peligrosas si por descuido las llegáis a juntar.

Alba nunca imaginó que las piedras sirviesen para algo más que para tropezar con ellas, aquello le parecía como dar matemáticas en la escuela, pero pese a ello, tomaba notas de todo lo que el profesor les decía con cautela, no fuese pregunta de examen y suspendiese por no saberla.

Unas sirven para protección, como el ejemplo que os daré a continuación, otras para los viajes astrales y otras para sanar. En realidad todas tienen más de una propiedad y sirven para diferentes fines, pero hay que conocerlas muy bien para no usarlas mal. Por ejemplo. La turmalina negra es una piedra que tiene muchas propiedades, es capaz de proteger contra las radiaciones de los teléfonos móviles, ataques psíquicos, encantamientos, energías negativas, mal de ojo. Promueve una actitud positiva en la persona que la lleva consigo, fortalece el sistema inmune, alivia el dolor y realinea la columna vertebral. La que además lleva mica, es capaz de devolver las malas vibraciones a la fuente que la emite, para enseñarle una lección a dicho emisor. Es capaz de quitar el estrés, el miedo y preservar del mal. Regula el aparato digestivo, la fiebre, la tos, el envenenamiento de la sangre, los problemas menstruales, cálculos renales y vesiculares, infecciones, artritis y muchas otras cosas más. Representa al elemento tierra, por si os pregunta la profesora de elementales, y es afín a signos como Leo, Aries, Tauro, Géminis, Capricornio y Cáncer. Eso quiere decir que amplifica su poder bajo el influjo de estos signos. Explicó el profesor detalladamente, dejando a los alumnos alucinados con lo que aquella piedra era capaz de hacer.

Profesor. Preguntó uno de los alumnos. ¿Todo eso lo hace una sola piedra?

Por supuesto. No os pediré que os aprendáis todos y cada uno de  los beneficios que tienen, como es lógico, pero sí os pediré que resolváis casos prácticos con ellas, por lo que deberéis llevar vuestros Libros de las Sombras lo más completos posible, para resolver el dilema que os proponga sin mucha demora. Es muy difícil acordarse de todo, lo sé, por ello seré bueno y os dejaré llevar vuestro libro al examen. Dijo el profesor, haciendo que los alumnos aplaudieran de lo contentos que se habían puesto.

Alba no daba crédito a lo que estaba aprendiendo en solo dos días. ¿Cuántas más cosas le podrían enseñar en un solo año?

Tenéis que tener cuidado, es un regalo algo envenenado. No por saber las propiedades de una piedra, sabes cuál es la más apropiada para cada tema. Es difícil elegir, ya que muchas tienen las mismas propiedades, pero cada caso es diferente y hay que estar atentos a los factores presentes. Debéis guiaros por los conocimientos que tenéis a mano, pero también por vuestra intuición, los brujos tenemos una mayor percepción. Añadió el profesor y los ánimos se desinflaron.

Aquella clase había sido interesante, pero daba miedo pensar que algo tan pequeño podía tener tanto poder. Si Voldemort hubiese sabido eso, se lo habría puesto más difícil a Harry, eso seguro. Pensó Alba. ¿Habría en ese colegio alguien tan malo con el que batallar o acaso en España esas cosas no solían pasar?

Alba no tenía hambre, quería probar los trucos que Johanna le había enseñado, por lo que se cogió un sándwich, nada más, y se fue al patio a practicar. Buscó un cruce de caminos para probar con el elemento tierra, ya que el fuego en ese momento no era accesible y el viento por esos lares era difícil de encontrar. Imitó la pose de Johanna en clase, cuando puso las manos paralelas al suelo y cerró los ojos, y de pronto sintió la electricidad que entraba por sus pies, recorría todo su cuerpo y después salía por las palmas de sus manos. ¡Vaya, no se lo podía creer!

Alicia y Pedro encontraron a Alba practicando y se sentaron cerca de ella en un banco mientras terminaba. Pero cuando una luz violeta rodeó su cuerpo como un campo de energía, quedaron impresionados con el talento que gastaba aquella chiquilla.

Alucinante. ¿Cómo hiciste eso? Preguntó Pedro, sacando de su estado de letargo a Alba y sobresaltándola.

¿El qué? Hola. Preguntó la joven sorprendida, al ver que no estaba sola como creía.

Ha salido de ti como una luz violeta, era como si tuvieses un campo de fuerza alrededor. Explicó Alicia asombrada.

Ni idea. Ups, creo que se nos está haciendo tarde. ¿Vamos? Les dijo Alba y los tres salieron corriendo a clase de Hechizos con Patricia. No sabía de lo que le estaban hablando, pero le daba vergüenza practicar delante de ellos por si le salía mal.

Al llegar a clase de Hechizos vieron que no eran los primeros. Una chica pelirroja con el pelo rizado y otras dos morenas con el pelo corto y falso despeinado, estaban sentadas en una de las primeras filas cuchicheando. Cuando Alba y sus amigos entraron, los miraron por un instante y después volvieron a cuchichear, parecía que estuviesen hablando de ellos mal. Entonces entró Carlos, el chico que le había enseñado la contraseña de su casa y fue directamente hacia Alba.

Ah, estás aquí. Quería hacerte una pregunta. ¿Te gusta el Quidditch? Preguntó Carlos.

¿A mí? Claro. ¿Aquí hay de eso? Quiso saber Alba.

Sí, y vamos los segundos en el campeonato, quizás contigo este año podamos ganar. Le dijo, haciendo que tanto Alba como sus amigos se quedasen anonadados.

¿Yo por? Preguntó Alba extrañada, jamás había jugado a eso de verdad.

Hablé con la profe de Levitación en Escoba y me dijo que había una chica fuera de serie en mi misma casa. Obviamente no me lo dijo con esas palabras, pero… ¿Te gustaría hacer la prueba para entrar en el equipo? Preguntó el joven apurado, ya que la profesora comenzaba a entrar por la clase y no quería retrasos. No digas nada, si quieres hacer las pruebas ven después de clase al campo, allí es donde entrenamos y jugamos. Le dijo Carlos y después se marchó, pidiendo perdón a la profesora por el retraso que causó.

Buenos días alumnos, me llamo Patricia y seré vuestra profesora de Hechizos. Se presentó y escribió su nombre en la pizarra. Lo primero que haré es explicaros algunas pautas que deben seguir los hechizos para ser efectivos. ¿Pero qué es un hechizo en sí? El hechizo es el deseo de lograr un cambio, ya sea en tu vida o en la de los demás. ¿Y cómo se logra ese cambio? Con conjuros, rituales, talismanes, encantamientos. Un buen conjuro debe ser corto y conciso, para evitar malos entendidos. La rima es bastante importante, ya que al rimar resulta más fácil de recordar y al repetirlo en series de tres, te concentras más en él. Ya sabéis que el tres es el número mágico por excelencia, por representar a la triple diosa, pero de eso ya os hablaran en Historia de la Magia a su momento. Dijo, hasta que fue interrumpida por una alumna.

Profesora, los conjuros y hechizos entonces no son lo mismo. ¿Verdad? Quiso saber la pelirroja.

Sí y no. Un hechizo no requiere de un conjuro para llevarse a cabo, pero suelen ir con ellos de la mano. A veces no se requiere un conjuro como tal, solo pensar en algo concreto y concentrarse en ello. Para un hechizo puede utilizarse casi cualquier elemento, lo importante es que esté relacionado con lo que se busca conseguir, y lo más importante es que no haya distracciones que te puedan confundir. Se puede utilizar un día de la semana en especial o una fase lunar específica, pero debes guiarte por tu intuición para lograr una perfecta combinación. Y si no crees en lo que estás haciendo, jamás te saldrá nada bueno. La mayor parte de la magia reside en la fe del mago o brujo que la trabaja. Cuando hablo de fe, me refiero a fe en uno mismo y en sus capacidades. Como diría Alejandro Magno, “No hay nada imposible, para aquel que lo intenta”. Explicó.

La clase fue bastante amena, incluso aprendieron un hechizo muy básico que a Alba no le resultaba nada sencillo de ejecutar.

No temas si no te sale el hechizo a la primera, creo que tu problema es que eres una hacedora de hechizos, por lo que los escritos por otros te resultan flojos. Aquí te enseñaré a hacer tus propios hechizos y a reconocer las señales de tu entorno. Le dijo a Alba, que parecía frustrada al no poder hacer levitar la pluma como hacía Hermion en la película.

No pensé que fuese tan complicado. Se quejó Alba, sin dejar de intentarlo.

Como te digo, es muy posible que seas hacedora de hechizos, prueba a visualizar la pluma flotando e inventa un conjuro sencillo con el que te sientas cómoda. Le pidió la profesora.

Alba lo pensó por un momento y dijo, recordando lo que había aprendido.

Atalaya del Este, ayúdame a que esta pluma vuele. Claro y conciso, pensó. Y encima rima un poco o al menos da esa impresión.

Y la pluma poco a poco se elevó, gracias a una ligera brisa que por la puerta se coló.

¿Ves? No esperes que vuele realmente como en la película, recuerda que eso es ciencia ficción. Podrás conseguir muchas cosas si unes los conocimientos de todas las clases que tendrás. Ahora por ejemplo, has pedido ayuda a los elementales y ha funcionado, la pluma ha levitado por unos breves instantes. Te felicito, tienes recursos y capacidad de improvisación, eso para una bruja es un tesoro que guarda en su interior. Dijo la profesora con una sonrisa y siguió paseando por las mesas, ayudando a los alumnos a realizar lo que les había encargado.

Tras varias horas de clase llegó la hora de tomar una decisión, si iba a la prueba de Quidditch o no. Si lo hacía cumpliría uno de sus sueños, pero por otro lado… tenía miedo de no estar a la altura y terminar con sus posaderas en el suelo.

Cuando estaba a punto de salir del aula, la chica pelirroja se le acercó con su séquito. Alba pensó lo peor al verlas llegar tan seguras de sí mismas y con esos aires de divas, pero no hay que juzgar a nadie por la primera impresión, porque puedes llevarte una decepción.

Hola. ¿Eres Alba? Preguntó la pelirroja.

Sí, soy yo. Respondió la pequeña bruja.

¿Veis, os lo dije? ¿Eres la nueva incorporación en el equipo de los Linces? Me llamo Agatha y a mí también me han fichado, aunque en el equipo de los Lobos. ¡Auuu! Aulló. Somos las únicas a las que les han dado la oportunidad de entrar al equipo siendo novatas o eso creo. Te deseo mucha suerte, pero en el campo de juego seremos rivales, así que ándate con cuidado. Le dijo aquella joven con una dulce sonrisa.

Aún no me han cogido, me harán las pruebas más tarde. Confesó Alba.

A mí también, pero soy buena con la escoba y por lo que vi ayer en clase, tú también. Seguro que nos cogen. ¡Mucha suerte! Y ahora nos vamos, debo prepararme. Le dijo y salió corriendo con sus amigas detrás, despidiéndose con la mano de Alba y sus amigos que se quedaron paralizados ante lo que acababa de pasar.

¡Vaya! Dijo Alicia y se quedó petrificada por la impresión. Si me lo llegan a decir, no me lo creo. Ahora entiendo por qué dicen eso de… “No has de juzgar a un libro por su portada. “

¡Qué guapa es! Añadió Pedro, que se había quedado muy impresionado con la jovencita pelirroja y llena de pecas.

Vaya, al parecer alguien de aquí se nos ha enamorado. Dame un besito Agatha, dame un besito. Jajaja. Se mofó Alicia.

No te rías, es muy guapa. Dijo Pedro sonrojado.

No te preocupes, con mis consejos en poco tiempo saldrás con ella. Dijo Alicia a modo de disculpas.

Vale, y yo te ayudaré con la clase de Gemoterapia, que ya te vi que no estás muy puesta. Añadió él, tendiéndole la mano a su compañera y amiga, cosa que aceptó gustosa.

¿Podemos ir ya a mi prueba de Quidditch? Dijo Alba, antes de salir corriendo de  clase.

Bajaron los peldaños de la escalera de dos en dos, bajo la atenta mirada del Cid Campeador, que un buen rapapolvo les echó. Atravesaron el inmenso patio exterior corriendo, hasta llegar al campo de juegos.

Por fin, pensé que me dejarías tirado. Le dijo Carlos al verla venir.

Uno de mis sueños era competir en Quidditch, pero tengo miedo de defraudaros si no se me da bien. Confesó la joven.

Te contaré un secreto, a mí el primer año me tiraron, no me cogieron en el equipo y mira ahora, soy el capitán. Sé que tú lo harás muy bien, mucho mejor que yo, estoy seguro. ¡Ven, sígueme! Le dijo y la llevó a un vestuario, donde encima de un banco la estaba esperando el uniforme de los Linces hecho a su medida. Póntelo, te espero en el campo.

Y Alba se lo puso. Siempre había sido de Griffindor, al menos eso era lo que decía el ordenador cuando realizaba ese cuestionario que encontró, pero al verse con el uniforme de los Linces, sintió que por fin estaba en el lugar que le correspondía.

Toc, toc. ¿Se puede? Dijo Johanna, desde el otro lado de la puerta.

Sí, pasa. Respondió Alba.

Vaya, te sienta muy bien. Acabo de volver de un viaje exprés al Ministerio de Magia de Londres, ha sido algo movidito. Me he enterado que estás haciendo las pruebas del Quidditch y solo quiero desearte mucha suerte y hacerte una advertencia. Cuidado con los Quebrantahuesos, suelen jugar un poco sucio, son muy rudos y al representar al viento, con la escoba suelen ser muy diestros. Aprovecha que no se les da muy bien eso de jugar en equipo, pero yo no te he dicho nada. Me voy que tengo un montón de papeleo que hacer. ¡Dales duro! Le dijo y se fue por donde había venido.

¿Darles duro? Pensaba que iba a enseñar su dominio con la escoba, no se imaginaba que tendría que participar en el partido amistoso de Quidditch de la temporada. ¿Y por qué se le habían olvidado las normas de repente? Le sudaban las manos y la escoba se le resbalaba.

Salió con su traje de los Linces puesto, mucho mejor que el de Hogwarts, dónde iba a parar. Era un chándal de calidad color rojo y con la cabeza de un Lince dorado bordado a la espalda. Vio que todos estaban montados en sus escobas esperándola en lo alto del campo, por lo que se subió a ella y fue a buscarlos.

El campo era rectangular, de unos 60 x 34 metros y con tres grandes aros de diferentes alturas como porterías. El objetivo del juego es tener más puntos acumulados que el equipo contrario, cuando la snitch sea atrapada. La snitch es una pelota pequeña y muy veloz, que vuela por el campo o fuera del mismo y es perseguida por dos corredores llamados buscadores, uno de cada equipo. Si logran alcanzarla reciben 150 puntos de victoria. Los cazadores se encargan de pasarse entre ellos el quaffle, que es una pelota mucho más grande y sirve para marcar goles al equipo contrario. Cada gol vale 10 puntos, por lo que el guardián debe intentar que el equipo contrario no pueda marcar. Si una bludger, que es otro tipo de pelota, golpea a un jugador mientras lleva el quaffle, éste deberá soltar el quaffle, desmontar de su escoba y volver a uno de los aros antes de volver a incorporarse al juego. Los golpeadores llevan las bludgers y su función, como ya hemos dicho, es golpear a los jugadores del equipo contrario con ellas para hacer que pierdan la pelota.

Tras recordarles a los nuevos las normas, Alba pensó que la colocarían como buscadora al ser muy buena con la escoba, pero en lugar de ello la pusieron como guardiana. ¿En serio? ¿Ella parando balones? ¿Estaban locos o qué? Pensó la joven bruja, hasta que Carlos pasó por su lado y le dijo que los nuevos debían probar todas las posiciones para ver cuál manejaría mejor, por lo que se irían turnando y eso la tranquilizó. Siempre deseó perseguir esa bolita dorada por dentro de las  nubes, incluso rozar con las yemas de los dedos el inmenso mar, del que a veces les llegaba el aroma de la sal. Estaban bajo tierra, pero gracias a eso apenas se daban cuenta.

Crónica del partido de prueba. Alba recibió muchos balonazos, pero los paró casi todos con las manos. Consiguió tirar a varios jugadores como golpeadora y marcó un par de goles como cazadora, pero lo mejor que se le dio fue el puesto de buscadora, ya que tardó solo 10 minutos en atrapar la snitch y conseguir para su equipo la victoria. Alicia y Pedro no se lo podían creer, eran los amigos de la buscadora de su casa y estaban encantados con Alba. Les reservaban un sitio en la sala común, incluso les dejaban sentarse con los jugadores en el comedor.

¿Sabes? Sigue así Alba. Nosotros somos tus asistentes personales. Bueno, yo seré tu agente y este el chico de los recados. Dijo Alicia refiriéndose a Pedro.

Enhorabuena Alba. Le dijo Agatha cuando pasó por detrás de donde estaba sentada. Me alegro mucho que las dos hayamos entrado a nuestros respectivos equipos. A ver si puedo aprender a manejar la escoba tan bien como tú, ya me darás alguna clase. Le dijo y se fue tan feliz a celebrarlo con sus amistades.

Ya se ha ido, puedes volver a cerrar la boca. Le dijo Alicia un poco molesta a Pedro.

¿Qué? Dijo el chico como hipnotizado.

De pronto Johanna apareció para felicitar a Alba por haber sido aceptada.

Felicidades Alba. Me alegro mucho por ti. Le dijo.

Gracias, estoy muy contenta. Respondió ella.

Directora, ¿se arrepiente de no haber escogido a los Linces como su casa? Le dijo a Johanna uno de los compañeros de Alba.

La verdad es que no, estoy muy feliz siendo una vieja Loba, pero me alegraré por el que gane, siempre que lo haga limpiamente. De hecho, se hará una gran celebración al terminar el torneo de Quidditch, gane quien gane. Respondió y todo el comedor aplaudió. Además, siempre ha habido un buen ambiente entre todas las casas españolas, aunque como en todas partes, de vez en cuando crece alguna manzana podrida. Estoy feliz con mis alumnos de este año, aunque pienso teneros vigilados. Le dijo y después se marchó a la mesa de los profesores para la cena.

Alba estaba muy contenta, aquello era un sueño hecho realidad. ¿Qué sorpresas le depararían las clases de mañana? Historia de la Magia y Energías Mágicas. Ya había tenido un primer contacto con la energía gracias a Johanna y estaba impaciente por desentrañar los misterios que esa clase conllevaba.

 

Capítulo 4: Historia, Energía y Excursión a la Vista

 

Alba esa noche había dormido mal, estaba dolorida por los moratones que le provocaron las bludgers, pero no había querido ir a la enfermería por temor a que allí la dejasen recluida. Esa tarde después de clase, le dirían qué puesto ocuparía en el equipo y estaba muy nerviosa, ella quería ser buscadora.

¿Estás despierta? Le preguntó Alicia.

Sí. ¿Por qué? Respondió Alba.

No tengo ganas de levantarme de la cama de lo cansada que estoy, no quiero ni imaginarme cómo estarás tú después del partido de ayer. Añadió Alicia, mientras remoloneaba bajo las sábanas.

Pues yo no veo la hora en que suene el despertador. Estoy viviendo un sueño y no me quiero perder nada, por lo que esta noche no he pegado ojo, pero estoy bien. Respondió Alba mientras se levantaba de la cama. De hecho, no tiene sentido que espere los cinco minutos que faltan.

¿Estás loca? Esos cinco minutos son uno de los mejores placeres de la vida. Ya los aprovecho yo por ti. Y Alicia se volvió a dormir.

Alba se vistió, fue al baño a asearse y después bajó a desayunar al comedor. Se encontró con Pedro y fueron juntos a clase de Historia de la Magia. Seguro que Andrea, su profesora, era la docente más charlatana y curiosa con la que se encontrarían en todo el tiempo que asistiesen a ese colegio. Un minuto antes de empezar las clases apareció Alicia corriendo, había llegado por los pelos.

Casi no llego, me quedé dormida. Confesó.

Ya te vi. ¿Cinco minutos? Preguntó Alba.

Qué va, ni tiempo me dio a desayunar. Tengo un hambre que me comería cualquier cosa. Añadió.

Toma, nos lo imaginamos, así que te trajimos un cruasán. Le dijo Pedro, estirando la mano hacia su lugar y dejándoselo sobre su cuaderno.

Os quiero chicos, encima es de Nocilla, mi favorito. Les dijo emocionada y comenzó a tragar antes que la profesora se diese cuenta y se lo hiciese tirar.

Bueno chicos, me presento. Me llamo Andrea y seré vuestra profesora de Historia de la Magia. Hizo una pausa al ver a Alicia comiendo a escondidas. Puedes seguir, no hace falta que te escondas, mientras no hagas ruido me conformo.

Gracias profesora. Dijo Alicia tan contenta, ya que ahora podría saborear aquel bocado como realmente se merecía.

Bueno, sigamos. ¿Qué es la magia? ¿Alguien lo sabe? Preguntó y todos se echaron a reír, pero nadie contestó. Lo que suponía. Todo el mundo cree saber lo que es la magia, pero en realidad nadie lo sabe a ciencia cierta. Para unos es una ilusión, para otros un simple truco de cartas y otros engloban seres de otros mundos, con hechizos y rituales. Pero según la RAE, es un arte o ciencia oculta usada para producir resultados contrarios a las leyes naturales, valiéndose de seres imaginables, ciertos actos o palabras. Pero para una bruja es algo más. La magia está en todo lo que nos rodea, incluso en nosotros mismos, porque somos energía. Esa parte os la explicarán con más detalle en la clase de esta tarde, pero solo quiero que quede clara una cosa, la magia es energía porque la energía lo es todo. Explicó, y después se sentó tranquilamente y se puso cómoda.

Una silla se corrió y el ruido la distrajo.

Perdón. Dijo un niño al final de la sala.

Veréis, en esta clase aprenderéis mucho sobre los tipos de magia, leyendas, mitos, y sobre todo, acerca de vuestros antepasados mágicos. Hizo una pausa dramática y continuó explicando.   Hay muchas corrientes mágicas como la Wicca, que fue desarrollada por Gerald Garner en la primera mitad del siglo XX. Este hombre recopiló toda la sabiduría que permaneció oculta y perdida durante muchos años, por culpa de la Inquisición, y creó esta religión neopagana, vinculada a la brujería. La Wicca se dividió en varias ramas, como la Wicca tradicional, que requiere una iniciación secreta en un grupo exclusivo; y la Wicca eléctica, que son personas que no se consideran brujos, pero aprenden sobre el tema. Existen también brujas solitarias dentro de la Wicca, Os voy a enumerar y explicar un poco por encima las distintas tradiciones que las brujas utilizan hoy en día. Más tarde las explicaremos con más detalle. Dijo, hasta que fue interrumpida.

Profesora, una pregunta. Dijo una niña en primera fila, levantando la mano.

Sí, dime.  

¿Aquí que rama estudiaremos? Quiso saber la alumna.

Ninguna en realidad. En esta escuela se os enseña todo el poder de la magia y después se os deja escoger vuestro propio camino. Respondió y después continuó explicando. Están la tradición Alejandrina, las brujas tradicionales británicas, la Wicca celta, la tradición de Caledonia, el arte de la brujería ceremonial, la tradición diánica, la brujería eléctica, como os comenté con anterioridad, la tradición gardneriana, la brujería hereditaria, la de cocina, la de “Pictish”, el Pow-Wow, la brujería satánica, que la veréis en clase de objetos mágicos, la Wicca Seax fundada por Buckland, la brujería solitaria, la de Strega, la teutónica, y alguna que otra más, pero nos centraremos en estas.

Alba quedó impresionada. ¿De verdad tenía que aprenderse todo aquello? Siempre pensó que la magia era algo divertido, pero nunca se imaginó a Harry Potter estudiando las corrientes de la magia, mientras derrotaba a Voldemort y jugaba al Quidditch con su casa. La vida real daba más miedo que la película, eso seguro.

Cuando la clase terminó, Alba estaba saturada, por suerte tenían un par de horas para comer antes que la siguiente lección comenzara.

Llegó al comedor con la cabeza hecha un lio, tendría que hincar los codos antes del fin de semana, porque seguramente su padre le preguntara. Alicia se sentó en su sitio de siempre, mientras que Pedro se sentó justo en frente. ¿Por qué sería? Estaba claro, tendría una mejor perspectiva de la pelirroja que tan feliz le hacía.

Alicia, si quieres luego estudiamos juntas. Dijo Alba.

Es la primera semana, espera al menos a la siguiente.

Si quieres yo te ayudo, la historia se me da bien. Comentó Pedro con una sonrisa.

Pues sí, gracias. Podemos estudiar en la sala común. No te dije nada porque la idea era la de estudiar en el cuarto, pero como Alicia pasa, podemos cambiar de ubicación. Respondió Alba, agradecida por encontrar a alguien que supiese algo del tema.

¿Habéis visto? Dijo Alicia. Ese chico, el que acaba de entrar.

Aquel chico se llamaba Izan y era bastante alto para su edad, tenía los ojos gris claro y el pelo castaño. Pertenecía a la casa de los Quebrantahuesos, y era su jugador estrella, pero no se había podido incorporar hasta ese día por estar visitando a su tía en el Ministerio de Magia. Aquel chico se detuvo en medio de la sala y la barrió con la mirada hasta toparse con la de Alba. Entonces sonrió y se acercó seguido de varios miembros de su casa que le escoltaban.

Tú debes ser la nueva buscadora de los Linces. ¿Alba? Me llamo Izan, el buscador del equipo de los Quebrantahuesos. Ayer te enfrentaste a estos patanes, pero yo no te lo pondré tan fácil. Estoy deseando ver cómo te manejas en el campo. Le dijo aquel chico que tenía un par de años más que ella y después se marchó sin esperar ninguna contestación.

¿Qué ha sido eso? Preguntó Alicia extrañada.

Es el mejor jugador de los Quebrantahuesos, cada año nos da una paliza en la final, pero este año te tenemos a ti y le haremos morder el polvo. Dijo Carlos, que apareció justo detrás de Alba. Veo que se me adelantó, quería darte la noticia yo, pero bueno. Bienvenida buscadora.

Alba estaba tan contenta que no pudo evitar levantarse y darle un abrazo. Le encantaban, y aquella noticia le había alegrado el día, por lo que no pudo resistirse a un buen achuchón. Después de comerse unos macarrones con tomate, se marchó con sus amigos a clase de Energías Mágicas, donde la profesora Ainhoa les tendría ocupados varias horas.

Aquella clase resultaba un poco extraña, ya que al parecer no la darían en el aula.

Chicos, bienvenidos, me llamo Ainhoa y seré vuestra profesora de Energías Mágicas. Para ello necesitamos viajar hasta Pontejos. Os voy a enseñar el modo más rápido de viajar. Dijo la profesora.

¿No será por el retrete, verdad? Espero que eso no sea necesario, acabo de estrenar zapatillas nuevas Dijo un alumno, haciendo alusión al Ministerio de Magia.

No, tranquilos, en España lo hacemos a nuestra forma. Seguidme. Les dijo y les llevó hasta las cocheras, donde había guardados tantos coches de coleccionista, como flores poliniza una abeja a lo largo de su vida.

Perdone profesora. ¿Pero estos son los coches de verdad o son una copia? Preguntó Pedro en shock.

Allí había coches como el DeLorean DMC12 de Regreso al Futuro, el Cadillac Miller-Meteor, el medio coche fúnebre y medio ambulancia llamado ECTO-1 de los Cazafantasmas, dos Chevrolet Impala, el de los hermanos Winchester y el tuneado por el murciélago millonario conocido como Batman, el Pontiac TransAm más conocido como Kit, incluso el Match 5 de Speed Racer estaba aparcado allí.

Son los originales. La magia del cine es muy buena, pero siempre suele haber una bruja o brujo detrás de ella. Son clásicos, no se encuentran fácilmente y si los estrellan en la gran pantalla, de alguna forma hay que repararlos en menos tiempo de lo que tardaría el mejor mecánico. Ya os enseñarán ese truco el curso que viene. Venid, aquí tenéis el transportador oficial del colegio. Dijo la profesora, haciendo alusión a un SEAT 600 de color azul, que había en medio de la cochera.

¡Es alucinante! ¿Pero por qué un 600? Con las maravillas que hay aquí almacenadas. Añadió Pedro emocionado y perplejo al mismo tiempo.

Veréis… Continuó diciendo la profesora. El brujo que hizo este encantamiento fue mi maestro de artes oscuras. Odiaba tener que viajar a través de los retretes, aunque no es el único, os lo puedo asegurar, por lo que se le ocurrió algo más divertido. ¿Sabéis el truco que hacían los payasos de la tele con un 600? Pues veréis, se metían un montón de payasos en un coche como este y parecía imposible que pudiesen caber todos ahí dentro, pero como era lógico, se trataba de una ilusión creada para engañar al espectador. Pues mi maestro decidió convertir aquel truco en algo productivo y recuerdo que cada vez que nos hacía viajar, él llevaba siempre una nariz como esta. Explicó la maestra, sacando una nariz de payaso de su chaqueta. Desde entonces se ha convertido en una tradición y un homenaje a ese gran profesor. Tranquilos, no me la pondré, pero permitidme llevarla conmigo en el bolsillo.

Es una historia muy bonita, extraña, pero bonita. Dijo la pelirroja, que siempre que hablaba, a Pedro se le caía la baba.

Bueno, ahora pasad de uno en uno al coche. El Hospital de Isla Pedrosa es un antiguo centro de leprosos y sus habitantes nos esperan. Añadió, y la cara de los niños de temor se llenó.

Aquel edificio blanco, manchado por el tiempo y los vándalos, estaba siendo invadido por la maleza que rodeaba aquel triste hospital abandonado. No hizo falta entrar para sentir la tristeza que sus antiguos huéspedes transmitían, si todas las excursiones iban a ser como esa, mejor fingir dolor de tripa y quedarse en la enfermería, pensó Alba. La valiente Alicia se acercó a su amiga y la cogió de la túnica para decirle que ella la protegería, pero por mucho que quisiera aparentar valentía, temblaba más que una gelatina sobre el arco de un violinista.

La profesora les pidió que se aproximasen al edificio, aunque no pensaban entrar, ya que podría ocurrir un accidente y no quería tener nada que lamentar. Alba se agachó para atarse el cordón de la zapatilla, mientras la profesora buscaba a su primer conejillo de indias, y al ver que Alba se movió, supo que sería una buena elección.

Esto… yo… Dijo la pequeña temerosa.

No te preocupes, no te sucederá nada. Ven, aproxímate. Cierra los ojos y dime lo que sientes. Pidió la profesora, mientras se alejaba un poco de ella.

Siento miedo, si eso cuenta.  Dijo Alba, que aquello no le gustaba nada.

Tranquila, estarás bien.

¡Oh! Algo me ha rozado.  Entonces abrió los ojos por si había sido alguno de sus compañeros, pero no, estaban demasiado lejos.

¿Qué sientes?

Como si hubiese detrás de mí un montón de gente. ¿Puedo dejarlo ya? Y frío, un escalofrío me recorre todo el cuerpo. Confesó la pequeña, que estaba temblando como era lo esperado. No le gustaban las películas de terror, y mucho menos ser la protagonista de una de ellas.

Claro, vuelve con tus compañeros. Has sido muy valiente y por ello tu casa ha ganado 15 puntos. Dijo la profesora y sus compañeros se alegraron, pero nadie lo celebró, porque tenían miedo que algún espíritu se enfadase y les devorase antes de volver a clase. Algo que obviamente no es probable que pueda suceder, pero los pobres aún no lo podían saber.

Tras aquella visita tan extraña, regresaron al Colegio del Trisquel a través del tronco de un árbol que servía de portal en ese lado. Aquella noche Alba estaba segura que no podría pegar ojo, al igual que la noche anterior, por lo que decidió aprovechar para entrenar con la escoba en el salón. Tendría que tener cuidado, ya que había toque de queda y no podrían pillarla fuera de su casa, por eso mejor se quedaba en la sala común o salía por la ventana.

¿A dónde vas a estas horas? Preguntó Alicia toda despeinada y con el antifaz de mariposas rosas con el que dormía, mal colocado sobre la cara.

No puedo dormir después de lo de esta tarde, estaré en la sala común. Tú descansa. Le dijo a su amiga, que volvió a caer a plomo sobre la cama, como si no hubiese pasado nada. Al menos esa noche se libraría de escucharla hablar en sueños, aunque sería por poco tiempo.

 

 

 Capítulo 5: Utensilios Mágicos y Pociones

 

Alba se quedó dormida en el sofá frente a la chimenea, que alguien había encendido a altas horas de la madrugada para que no se resfriara. El mismo que había echado sobre ella una cálida manta sin que la joven se percatara y había dejado su escoba sobre la pared debidamente apoyada. ¿Acaso había fantasmas o tenía un ángel de la guarda?

Se levantó con el pelo revuelto al escuchar los primeros cuchicheos de sus compañeros, que salían de la sala común hacia el comedor para el desayuno. Recogió su escoba y la manta prestada, y se fue a su cuarto a despertar a Alicia que seguía acostada. Menos mal que tenía el pelo corto y con una coleta estaría casi lista, se les habían pegado las sábanas y tendrían que darse prisa. Aquella primera clase de la mañana era algo especial, les dirían el material que necesitaban para el curso escolar y al callejón Diagon tendrían que viajar. Obviamente irían al mercadillo oculto ubicado en Santoña, no hasta Londres, pero era una versión mucho mejor. El mercadillo de los sábados era muy popular en dicho pueblo, pero no era el único que se prestaba al mismo tiempo. En lo alto del Buciero, donde se alza esa gran cruz de madera, oculto un portal se hallaba tras su invisible fachada. El mayor mercadillo mágico de toda España está ubicado en aquella cima de Cantabria. Varitas de todas clases hechas al gusto del consumidor, calderos para las clases de pociones de cualquier tamaño y aleación. Animales mágicos para adoptar, incluso se dice que por sus calles habita algún que otro espíritu familiar. Libros con miles de hechizos y pociones, ingredientes de todos los continentes y sabores, incluso una tienda de escobas que entrega sin demoras en menos de una hora. Aquel rincón era el sueño de cualquier bruja o mago, incluso de un muggle como Iker Jiménez que es fan de lo extraño.

Bueno niños, dispersaros y encontrar las cosas de la lista que os han dado. Tenéis un par de horas para hacer vuestras compras y después nos encontraremos en este mismo punto. Dijo la profesora mientras ponía rumbo al Caldero Mágico, un bar donde las rabas eran la sensación de aquel lugar. También tenían cerveza de mantequilla, pero donde estuviese una buena pinta que se dejasen de tanta tontería.

Bueno, ¿por dónde empezamos? Preguntó Pedro sorprendido al ver el mapa que le habían dado.

Quizás podamos ir por la varita, es lo que más ilusión me hace. Dijo Alba entusiasmada.

La varita, según les había explicado su profesora, no era como hacían ver en las películas. Debía ser personalizada, para cumplir la función para la que había sido creada, una prolongación de tu brazo gracias a un trozo de madera, que canaliza mejor la energía y ayuda a redirigirla donde tú quieras. Debes escoger la madera de un árbol que para ti tuviese algo especial, que mida como la distancia de tu muñeca al codo y en la base le harás un agujero donde un algodón con una gota de tu sangre meterás.  Después lo cubrirás con cera de alguna vela y si quieres un mango le puedes fabricar, eso te ayudará a que no se te escape cuando la tengas que usar. Al tener parte de ti en su base, te será más fácil de manejar y tu magia con la de la varita se podrá fusionar.

Por ello cuando entraron en la tienda del viejo Agripino, un anciano con los mofletes regordetes y gafas de montura redonda y dorada, les dio la bienvenida a su humilde morada. Alba fue la primera en escoger, por lo que pasó al jardín secreto y ante un Olmo se fue a detener.

Los portadores del Olmo son modestos, alegres, mandones, fieles, idealistas y poderosos. Se aprecia una gran fuerza en tu interior y aportas mucha paz a los seres de tu alrededor. Le dijo Agripino, mientras juntaba las manos frente a su cara, para pedirle al árbol que una rama de las medidas exactas le entregara.

Entonces el árbol dejó caer una rama con las medidas perfectas para Alba y ambos le agradecieron aquella ofrenda, por haber cedido parte de su esencia. Después aquel hombre guió a Alba hasta su botica, donde con un alfiler su dedo pincharía. Le puso un pequeño trozo de algodón en la herida y mientras la pequeña presionaba la sangre que débilmente salía, Agripino hizo un agujero en la base de la varita.

¿Me permites? Le dijo, mientras extendía la mano para que Alba le entregase el pedazo de algodón manchado.

Colocó el algodón en el hueco de la base y con la cera de una vela blanca que había encendida junto a ellos, la selló. Después se la entregó a Alba con una advertencia, debería limpiarla al llegar al colegio con una vela blanca y el incienso que quisiera. No debía prestársela a nadie, pues podrían estropear la esencia que Alba en ella impregnase.

Cuando Alba salió y le contó a sus amigos el proceso de creación, esperó a que ellos terminasen, mientras curioseaba a su alrededor. Después que los tres estuvieron debidamente armados, fueron a comprar los calderos de hierro forjado. Un caldero pequeño para pequeñas infusiones, otro más grande para ciertas pociones y el más grande de todos no debían comprarlo por el momento, ya que no lo usarían hasta magia de tercero.

Sus amigos fueron por su animal, porque las escobas ya las habían comprado y utilizado el primer día que al colegio llegaron. Alba les esperó fuera, porque de animales andaba servida. Casper, su gato, andaba dando tumbos por el colegio mágico como si estuviese en su propia morada. Cazaba ratones y jugaba con otros gatos, y tan solo aparecía a dormir junto a la chimenea cuando refrescaba demasiado. Alba apenas lo había visto en aquella semana, estaba más feliz que ella recorriendo cada estancia.

Cuando llegaron donde la profesora, ésta les estaba esperando para cruzar, volverían al colegio saliendo por el 600 que hasta allí les había ayudado a viajar. Aquella forma de transportarse resultaba mucho más cómoda y limpia, que la que en Londres solían utilizar y Alba estaba deseando aprender a hechizar el coche de su padre, para que la llevase de excursión a todas partes. Ya solían ir a recorrer bonitos lugares algunos fines de semana, pero a partir de ahora esas escapadas serían una pasada. Podrían visitar en el día Nueva York o el Cairo, y estar de vuelta antes del último telediario.

A la hora de la comida, casi nadie probó bocado, estaban todos tan contentos con sus nuevas adquisiciones, que no se dieron cuenta del tiempo que pasaron charlando. La clase de pociones que tenían a continuación, era la más esperada por Pedro y los más avanzados. El amigo de las chicas era hijo de magos y por ello estaba en nivel avanzado, porque entre ellos se había criado.

Veréis, os voy a enseñar una poción muy sencilla y muy efectiva. No está muy buena, pero obra milagros para los dolores de garganta y afonías. Les dijo el profesor Jacinto, mientras limpiaba su pipa y la guardaba en el estuche que sobre el escritorio tenía. La llamamos “Cura Contra La Mucosidad o CCLM” y consiste en mezclar agua con zumo de limón, una pizca de sal gruesa, Milenrama, que es la llamada yerba “curalotodo”, un poco de poleo-menta y miel. Debe tomarse templado y de un trago a ser posible. Podéis empezar a prepararla con los ingredientes que tenéis delante en vuestras mesas de trabajo. Utilizad el caldero pequeño para esta ocasión. Y se puso a leer un periódico mientras los alumnos se ponían manos a la obra.

Alba buscó por todas partes cómo encender el fuego para poner el caldero a calentar, pero no había nada que pudiese utilizar. Sus amigos y compañeros estaban igual de frustrados, hasta que se dio cuenta que si el profesor fumaba en pipa, tendría que tener un encendedor a mano. Se acercó a él temerosa, aquel hombre imponía demasiado y al llegar a la altura de su escritorio, habló en un tono más bien bajo.

Disculpe, profesor. ¿Podría prestarme su encendedor para prender el hornillo? Pidió, ya que todos tenían uno de gas en el que poner sus calderos, pero no con qué encenderlos.

Por supuesto. Ya pensaba que ninguno se atrevería a pedírmelo, tenemos nuevo record. ¿De qué casa eres y cómo te llamas? Preguntó el profesor con una gran sonrisa.

Me llamo Alba y soy de la casa del Lince. Respondió.

Pues felicidades, porque has ganado 10 puntos para tu casa. Cada año pongo el mismo reto y solo un alumno, el más aventajado, se da cuenta de la solución a la que tú has llegado, pero has sido la más rápida de todos ellos. Enhorabuena. Dijo y sus compañeros aplaudieron por tener a Alba con ellos. Ya les había dado un montón de puntos y estaban solo en la primera semana del curso.

Gracias. Dijo y cogió el encendedor que el profesor le prestaba.

Veréis, al realizar una poción hay que adaptarse a los ingredientes de los que uno dispone. Por ello es  mejor realizar vuestros propios hechizos y pociones, porque nadie mejor que vosotros puede saber lo que tiene en la despensa en cada momento. Tanto en un hechizo como en una poción, no se pueden cambiar los ingredientes a tu antojo, cada uno cumple una función. Por ello os puse este reto, para saber si sabríais improvisar y salir del paso. No puedes cambiar ingredientes a tu antojo, pero siempre puedes crear una nueva poción que cumpla la misma función. Explicó el profesor y todos los alumnos lo anotaron en sus libros de las sombras.

Alba le pasó el encendedor a Pedro, que se lo pasó a Alicia, que se lo fue pasando a todo el que se lo pedía. La pequeña bruja estaba encantada con la vida que la esperaba. Ojalá hubiese podido entrar antes en esa escuela en la que tan feliz estaba. Obviamente, también les daban clase de matemáticas, historia, lenguaje e idiomas, pero todas encubiertas entre magia y ciencia. En Pociones debían de saber bien las proporciones para los brebajes, evitando así cualquier envenenamiento o indigestión que alguna planta les provocase. En Historia de la Magia comparaban la vida de los magos con la historia de la gente común, por lo que la guerra civil y la constitución, entraban en el menú. Y en cuanto al lenguaje y los idiomas, era fácil de sospechar que en clase de Hechizos se lo iban a colar. Aquel colegio era como uno normal, pero mucho más especial.

¡Puag! Dijo Alba al probar el brebaje que había preparado.

¿Está malo, eh? Se rió el profesor. Podéis crear una poción vosotros  de aquí a final de curso, eso sí, tiene que tener los mismos efectos y saber algo mejor. Quien lo logre se llevará 10 puntos para su casa.

Si juntamos nuestros tres cerebros, seguro que sale algo bueno de ello y serían 30 puntos los que conseguiríamos para nuestra casa. Dijo Alicia emocionada.

Claro, podemos coger los ingredientes principales de esta, como la Milenrama, la Menta y la Miel, y mezclarla con algo que sepamos que es efectivo y también sabe bien. Dijo Pedro, repasando las notas que había tomado.

Podemos probar lo mismo pero con chocolate. Me encanta y todo está bueno si lo bañamos en chocolate. Dijo Alba.

Oye, pues no es mala idea, todo es cuestión de probar. Dijo Alicia y lo anotó en su libro como posible solución que investigar más tarde.

Jo, ahora me entró hambre. Se quejó Pedro.

A mí también. Ahora cuando acabe la clase podemos ir a merendar a la taberna esa que había en el mercadillo. Le pediremos permiso a la directora, que para eso es tu amiga y nos dará algo de bola. Le dijo Alicia a Alba.

Podemos intentarlo. Dijo la pequeña bruja a la que le sonaban las tripas del hambre que tenía.

Poco después la clase llegó a su fin y los tres amigos pusieron rumbo al despacho de la directora, pero cuando llegaron a la escalera se toparon con Agatha que estaba discutiendo con Izan sobre quién vencería en el primer partido oficial de la temporada. Los Quebrantahuesos se enfrentarían a los Lobos al día siguiente, y aquella tarde Alba y sus amigos estarían en las gradas animando a la gente. Tenía que empaparse de todos sus movimientos para futuros enfrentamientos, aunque a ella no le tocaría competir hasta la próxima semana contra la chica que había conocido el primer día… ¿Cómo se llamaba? Ah sí, Elena, sería la buscadora de las Focas a la que se debería enfrentar. Apenas se habían cruzado por los pasillos, pero aunque constantemente iban con prisas, siempre se regalaban alguna que otra sonrisa y por educación los buenos días.

Qué diferente era todo aquello a Hogwarts, donde continuamente encontrabas un peligro oculto en cualquier rincón. Aquí todo era más armonioso y menos tenebroso, como por ejemplo, haber contratado a Margarita como celadora, ama de llaves y secretaria. Era la versión femenina y mejorada de a Argus Filch y en lugar de a la Sra. Norris, tenía un búho llamado Speed. Ya sabemos que en España te contratan para una cosa y terminas haciendo de todo por el mismo sueldo, ese colegio no iba a ser menos. El caso es que aquello no podía ser más perfecto. Pero entonces… ¿Por qué discutían esos dos en la escalera frente al Cid Campeador?

¿Se puede saber qué sucede? Preguntó Pedro armándose de valor.

Nada, que aquí el señorito Izan me está advirtiendo que no piensa ser blando porque yo sea una señorita, y me recomienda que me retire del partido. Se piensa que no le puedo patear el culo en el campo. Te vas a quedar en shock, ya lo verás. Dijo la pelirroja, echándose la melena hacia atrás.

Chicos, ¿qué tal si hacemos una tregua? Vamos a tomar algo al Caldero Mágico. ¿Os venís? Le vamos a pedir permiso a la directora. Dijo Alicia, colocándose en medio de esos dos.

Es tarde, no creo que nos dejen salir a estas horas. Se quejó Izan.

¿Todos los Quebrantahuesos sois tan positivos? Se burló Pedro.

Vale, parad esas hormonas de macho ibérico y vayamos a pasarlo bien. Dijo Alicia y todos se echaron a reír.

Juntos se presentaron en el despacho de Johanna y al escuchar el plan que le propusieron, quedó encantada. Les dijo que si querían ir, ella les tendría que acompañar, no podía dejarlos viajar en el 600 sin un adulto que les pudiese supervisar.

Estuvieron en la taberna tomando jugos sin alcohol y grageas con sabor a rabas y anchoas, que eran el producto típico de la región. A Pedro le tocó una con sabor a moco de sapo y por poco se corta la lengua por aquel sabor tan raro. Alba probó una con sabor a chocolate y fresas que Izan le regaló, pues la pequeña bruja tenía miedo de encontrarse con un moco de trol. Le agradeció el gesto al líder de los Quebrantahuesos, que extrañamente se había vuelto con ella muy atento.

Creo que le gustas. Le dijo Johanna a Alba cuando regresaron al colegio y de sus amigos se despidieron.

Yo creo lo mismo. Dijo Alicia, que se había ido con ellas y no se les despegaba.

Haz caso a Alicia, sabe de estas cosas. ¿Verdad? Se rió Johanna.

Cierto, parece que tengo un radar. Mi madre me pregunta siempre por los chismes de todo el barrio. Confesó la pequeña con orgullo.

Eres muy sensitiva y empática, eso te hace más fácil la tarea detectivesca. Le dijo la directora.

Pues no me lo había planteado. Respondió Alicia, analizando lo que Johanna le había comentado.

No te preocupes, trabajaremos en ello. Alba y yo te ayudaremos.

¿Yo?  Preguntó la pequeña bruja.

Sí, tú. Es tu amiga y seguro que lo harás encantada, así también te servirá para practicar, no te vendrá mal. Ya he visto que has ganado muchos puntos para tu casa, si sigues así le quitarás el puesto a los Quebrantahuesos. Y ya era hora. Dijo Johanna entre risas. Desde que dejé el Quidditch… a los Lobos les hace falta una nueva estrella. Agatha apunta maneras, pero tengo mis esperanzas puestas en ti este año.

Gracias. Contestó Alba.

Bueno, os dejo que mañana me espera una larga mañana. Suerte con las clases de Herbología y Zoología Totémica. Seguro que será de vuestro agrado. Dijo y después se marchó escaleras arriba, dejando a las dos chicas que se iban rumbo a su habitación, porque estaban molidas.

 

Capítulo 6: Herbología y Zoología Totémica. Ah! y Partido. Día Completito.

 

Al fin viernes, Alba estaba agotada de toda la semana, pero también muy contenta por el cambio que su vida había dado. Aquel lugar era un sueño y ella lo estaba viviendo. Cuando se despertó, faltaban un par de minutos para que el despertador sonara y qué rabia le daba no aprovechar el tiempo en la cama. Pero estaba ansiosa, tenía ganas de ver a sus padres y contarles todo con detalle. El viernes dormiría en casa de su padre y pasaría el sábado allí con él, mientras que el domingo se iría con su madre, que el lunes la llevaría de nuevo a Santander.  

Tenía un día curioso por delante, en primer lugar las clases de Herbología y Zoología Totémica con Morgana, y después el partido entre los Quebrantahuesos y los Lobos. Izan contra Agatha, la tensión estaba asegurada.

Buenos días. Le dijo a su compañera Alicia, a la que siempre se le pegaban las sábanas.

Buenos días. ¿En serio es viernes? Preguntó la perezosa, mientras se arrastraba fuera de la cama.

Sí, os voy a echar de menos. Dijo Alba, mientras se vestía y recogía sus cosas.

Yo más, que me quedo aquí, al igual que Pedro.

¿Y eso? Preguntó Alba extrañada.

Los padres de Pedrito están de misión secreta no sé dónde. Trabajan para el Ministerio de Magia y mis queridos padres me ponen la cabeza como un bombo, así que he preferido quedarme en el colegio. Pienso practicar para ganar puntos para mi casa, que últimamente parece que solo tú estás en racha. Dijo Alicia, mientras se vestía deprisa para no hacer esperar a Alba demasiado.

  ¿Lo tienes todo?

Puede, vamos que tengo hambre. Respondió Alicia, mientras se apresuraba a salir la primera de la habitación.

Bajaron por la escalera saludando a los cuadros y llegaron al comedor que estaba abarrotado. Se sentaron en su lugar habitual y comenzaron a escoger en la carta que apareció volando, lo que les apetecía tomar. Unas tortitas con chocolate por aquí y unos gofres con sirope de fresa por allá…

Os estáis poniendo las botas. Yo también quiero unos gofres. Pidió Pedro y los gofres, esta vez de chocolate, aparecieron justo delante. Voy a echar de menos esto de pedir algo y que aparezca al instante frente a mí. En mi casa esto no pasa, porque mis padres solo usan la magia cuando es necesaria, no para cosas mundanas.

¿Tú también te vas? ¿No dijiste que te quedabas porque tus padres estaban de viaje? Quiso saber Alicia.

Ese era el plan, pero me ha llegado una lechuza diciendo que regresaban hoy a casa y tengo que irme. Respondió Pedro con un trozo de gofre en la boca.

¿Al final te quedas o te vas tú también? Preguntó Alba a su amiga.

Me quedaré. Es el cumpleaños de mi tía y no me apetece nada ver a mis primos, son unos pesados. Se lamentó Alicia, que se acababa de quedar sola el fin de semana.

Si quieres puedes venirte a mi casa. Mi madre estará encantada de tener una niña rondando por allí, somos tres hermanos y todos chicos. Le dijo Pedro.

¿Seguro que les parecerá bien a tus padres? Preguntó la niña emocionada.

Pues claro, les encanta recibir invitados, es cuando sacan la vajilla buena.

Entonces me apunto. Aceptó la pequeña, más contenta que unas castañuelas.

Terminaron de comer y se fueron corriendo a clase, porque casi siempre llegaban tarde. Alba iba a tener que crear un hechizo para recordar que se tenían que marchar, ya que sin el teléfono móvil la alarma no podía programar. Esa clase se daría en el invernadero, ya que nada mejor que un jardín secreto para hablar de plantas y ungüentos.

Bienvenidos a Herbología, aquí aprenderéis las propiedades de las plantas, sus usos y cómo interaccionan unas con otras. Me llamo Morgana y también os daré Zoología Totémica esta tarde. Se presentó aquella mujer con el pelo rizado y anaranjado, y los ojos verde aceituna. Veréis, cada planta puede usarse para varios menesteres, como sanar el dolor de muelas, curar la afonía o sanar mordeduras de serpiente, entre muchas otras cosas. Hoy comenzaremos por explicar las propiedades de una de mis plantas favoritas, la Milenrama. Es una hierba mágica tan poderosa, que la suelen llamar “La Curalotodo”. Delante de vosotros, en la pizarra, tenéis todas las propiedades y posibles usos de esta planta. Copiadlo en vuestro libro de las sombras y después empezaremos a trabajar con ella.

“Achillea Millefolium, conocida comúnmente como Milenrama, perejil bravio o flor de la pluma. Del reino Plantae, división Magnoliophyta, clase Magnoliopsida, de la familia de las Astaracea. Esta planta tiene muchas propiedades beneficiosas como regular el periodo y la menopausia, calmar el picor, reducir la inapetencia, el exceso de lagrimeo el flujo vaginal, el dolor punzante en los ojos y las ventosidades. Depurar la sangre, curar resfriados, hemorroides y cefaleas. Erradicar la pesadez de estómago, las jaquecas, la sensación de vértigo, el ardor de estómago, el estreñimiento, las náuseas y la congestión nasal, además tiene efecto tranquilizante. Es buena contra el Párkinson y reduce los abortos, si se mezcla con Pie de León. Aporta valor, atrae el amor, aumenta los poderes psíquicos, protege, frena los miedos, atrae amigos y te hace más visible ante la persona deseada. Y se utiliza en exorcismos con muy buen resultado. “

Profesora. ¿Todo eso lo hace la misma planta? Preguntó Alicia impresionada.

Sí, para que veáis que el mundo de la herbología es mucho más interesante de lo que os imagináis. Ahora quiero que cojáis la planta y la estudiéis. Mirad su forma, captar su olor. Dejad que vuestra mente asocie el nombre a sus características físicas, para poder reconocerla en cualquiera de sus formas. Es bueno que, al menos algunas de las plantas más completas, sepáis reconocerlas ante una situación de necesidad. Pidió la profesora, mientras iba pasando por los grupos que se habían formado, para explicarles la mejor forma de cortarla, almacenarla y usarla en pociones, brebajes y ungüentos de todo tipo.

El resto de la mañana la pasaron haciendo pociones con esa planta, tendrían la despensa llena para posibles amenazas. A la hora de comer se notaba la tensión en el ambiente, el partido de Quidditch se acercaba, y tanto los Quebrantahuesos como los Lobos se tenían ganas. Johanna pasó por detrás de Alba con el profesor de Gemoterapia y la saludó con la mano, llevaba su bufanda de los Lobos al cuello para animarlos. Seguramente no se perdería el partido, ya que era la mayor autoridad presente en el lugar.

Y ahora… Clase de Zoología Totémica.

En esta clase os enseñaremos a buscar vuestro animal de poder. A veces se suelen tener más, pero siempre hay uno con el que te identificas y está presente en tu vida continuamente. Los demás suelen ir y venir, según los necesites en cada momento. Dijo Morgana muy ilusionada, porque aquello realmente le gustaba. Bien, necesito un voluntario.

Entonces Alba estornudó, no lo pudo evitar y la profesora tuvo la excusa para hacerla llamar.

Gracias Alba por ser nuestra primera voluntaria. Veamos, necesito que vengas aquí y te sientes dentro del círculo mágico. Dijo la profesora, haciendo referencia al círculo de sal que había creado en medio de la clase. Ya os explicarán cómo se hace un círculo mágico, este es el más básico, solo lo usaremos para concentrar la energía en él. Los círculos se suelen formar haciendo ofrendas a los elementales, pero como digo eso os los explicará Johanna más tarde.

Alba se levantó nerviosa, no tenía ni idea de lo que tendría que hacer, pero estaba segura que algo bueno iba a ser.

Bien, siéntate aquí y relájate, cierra los ojos y sigue el sonido de mi voz. Dijo la profesora y esperó.  Ahora imagina un lugar, da igual que sea una sabana, una selva, una montaña o el mismo mar. Escoge el que quieras. Y volvió a esperar.

Un bosque. Dijo Alba.

Muy bien, pues un bosque. Siente el arroyo que corre entre su vegetación, los pájaros cantando, el olor a hierba mojada. Y ahora, a lo lejos… Imagina un animal, el que quieras y que te haga sentir especial. Siente su presencia, cómo se aproxima hasta ti. Ahora intenta tocarlo y sentir su tacto. Pidió la profesora.

¡Qué bonito, es un unicornio! Dijo Alba muy contenta, al tocar a esa criatura y sentir su piel rozar sus manos.  

Cuando estés lista puedes abrir los ojos. El unicornio es tu animal de poder, su cuerno tiene propiedades medicinales, siendo capaz de sanar problemas estomacales, epilepsias y envenenamientos. Además, es capaz de purificar las aguas contaminadas volviéndolas potables. Es un animal libre e independiente que propicia la justicia, aporta paz y ayuda a los inocentes. Es indomable, pero de gran sabiduría y gentileza. Y como tótem aporta todo eso y más, da calma, paz interior, pureza, independencia, libertad y sentido de la justicia. Otorga sabiduría y serenidad para superar los obstáculos y hallar la solución a todos los problemas que se presenten. Otorga belleza interior, generosidad, nobleza, fortaleza, rectitud y mejora tanto el alma como el ánimo. Relató Morgana de memoria.

¡Vaya!  ¿Todo eso? Dijo Alba emocionada. El unicornio era su animal favorito desde siempre y ahora comprendía por qué, la protegía y era parte de su ser.

En las siguientes clases les enseñarían a llamarlos en los momentos que fuesen necesarios, para recibir su energía y su poder sanador, y extraer la fuerza de su interior. Pero ahora la clase llegaba a su fin y tenían un partido al que asistir.

Todos los alumnos corrieron al campo de Quidditch, para coger sitio en la torre que pertenecía a su casa. Alba, Pedro y Alicia estaban en el color rojo, al sur del campo con el escudo de los Linces en una bandera hondeando. Johanna y los Lobos estaban justo enfrente con el color verde, representando a la tierra con sus estandartes y banderas. El color amarillo del viento representaba a los Quebrantahuesos que estaban a la derecha y el azul del agua a las Focas a la izquierda.

Y el partido comenzó. Agatha e Izan se lanzaron sin pensárselo a por la snitch en picado, hasta rozar el suelo con las manos. Aquello fue increíble, los dos eran muy buenos con la escoba, pero aquella bola era difícil de atrapar. El partido se alargó varias horas y por un punto Izan se hizo con la victoria. Había estado muy ajustado, seguramente Agatha se vengaría de Izan la próxima vez que se enfrentasen. Por suerte no hubo problemas e Izan felicitó a Agatha por la guerra que le había dado.

Bueno chicos, vuelvo a casa, nos vemos el lunes. Se despidió de sus amigos la pequeña bruja y salió rumbo a su habitación, para recoger su mochila y meter alguna que otra cosa más en su interior. Llevaba algo de ropa, pero faltaba su libro de las sombras. Tenía tantas ganas de ver a sus padres como de volver el lunes a clases.

Salió de su cuarto y bajó la escalera mientras se despedía de los cuadros, llegó hasta recepción y allí Margarita la paró.

Espera, te dejabas el móvil. Le dijo.

Vaya, como llevo una semana sin él, ya ni me acordaba. Respondió la joven mientras se echaba a reír.

Se despidió de la recepcionista y se marchó escaleras arriba. Salió por el busto de Félix Rodríguez de la Fuente y se topó con su padre que la esperaba justo enfrente.

¿Qué tal lo has pasado? Le preguntó.

¡Genial! Es mejor de lo que me imaginaba. Dijo Alba y juntos se marcharon a casa.

Aquella semana escolar había llegado a su fin, sus amigas se morirían de la envidia al saber a la escuela a la que se había cambiado, y a la que el lunes regresaría para demostrar todo lo que había practicado.

 

¿FIN?

 

Escrito por:

Hécate Fénix