viernes, 19 de agosto de 2011

Juego de Dioses 4ª parte


Cloe: ¿Porque me has traído a una playa? No llevo calzado adecuado, se me va a llenar todo de arena.
Cronos: Quiero que intentes algo.
Cloe: ¿El qué?
Cronos: Mira el mar, relájate y cierra los ojos.
Cloe: ¿En qué quedamos? Si miro al mar, no cierro los ojos.
Cronos: ¡Déjate de tonterías! Cierra los ojos, escucha como rompen las olas, siente como su fuerza te invade.
Cloe: No entiendo lo que buscas con esto, pero vale. No tengo nada mejor que hacer.

Cloe se concentró, respiró hondo y relajó todo su cuerpo. Sus brazos permanecieron perpendiculares al cuerpo, hasta que algo cambió. Abrió los ojos y los tenía completamente azules, puso los brazos en cruz, con las palmas de las manos hacia arriba y comenzó a hablar en latín.
Cronos sonrió. Estaba seguro que había mucho más de lo que decía aquél libro.
De pronto, el mar comenzó a agitarse y una ola de doce metros se elevó frente a Cloe, parecía que la fuese a engullir, en cambio, la rodeó dejando un par de centímetros entre ella y el agua, formando una burbuja en continuo movimiento. Cronos intentó atravesar el agua con su mano, pero no pudo, era un escudo hecho de agua, no como el anterior de energía, este era distinto, mucho mejor, mucho más fuerte y asombroso.
De pronto el agua se retiró y Cloe volvió a la normalidad.

Cloe: ¿Qué ha pasado?
Cronos: ¿Qué recuerdas?
Cloe: Me estabas presionando para que me relajara y yo lo único que hice es pensar en lo mucho que me apetecía un bañito en el mar, en lugar de hacer el tonto en la arena.
Cronos: Es extraño. ¡Claro! Tus poderes no solo están ligados a tus emociones, también lo están a tus deseos. Lo que no entiendo es porque pierdes el conocimiento.
Cloe: No, si no lo pierdo.
Cronos: ¿Pero dijiste...?
Cloe: No me dejaste acabar. Después sentí que el agua me envolvía, pero no me sentía ahogada, sino a salvo. Entonces abrí los ojos y vi lo que sucedía. Pensé en el lío en el que estaría si alguien me veía haciendo eso y entonces todo regresó a la normalidad.
Cronos: Ven, vamos a probar otra cosa.
Cloe: No se si sabrás que eso cansa. Además, tenemos un monstruo tras nuestra pista y a ti te ha dado por tratarme como un conejillo de indias.
Cronos: Intento salvarte la vida. Si aprendes a usar tus poderes, podrás con él y con cualquiera.
Cloe: Bueno, vale. Pero ¿a dónde vamos?
Cronos: Dame tu mano.

Desaparecieron como siempre, Cloe ya lo llevaba mejor, no se mareaba tanto en el viaje, sería la costumbre. Reaparecieron en la cima de un volcán. Parecía llevar mucho tiempo dormido y no tener prisa por despertar.

Cloe: ¿Qué hacemos aquí?
Cronos: Lo mismo que en la playa, pero esta vez lo vas a intentar con el fuego.
Cloe: Sí, claro. No sé si lo ves, pero este volcán está más inactivo, que yo un domingo a las diez de la mañana. Así que, ¿a dónde vamos ahora?
Cronos: Hazme caso. Concéntrate. Inténtalo, si no funciona nos vamos.

Cloe se concentró y pasados unos segundos, fue como si alguien encendiese un interruptor oculto en su cabeza y entró en trance. De pronto la tierra comenzó a temblar bajo sus pies y en el cráter del volcán se abrió una brecha de la cual salió una columna de lava. Era extraño, se elevaba y no parecía tener fin. La lava rodeó a Cloe, al igual que las olas habían hecho anteriormente en la playa. Esta vez Cronos, no tuvo la tentación de tocarla, solamente dio unos pasos hacia atrás, para alejarse y evitar que le salpicara. Al poco, la lava se enroscó en ella al igual que lo haría una gran anaconda. Estuvo así un par de minutos, tras los cuales, la serpiente de fuego voló hasta el cráter, se coló por la grieta y esta se cerró tras de sí.
Cloe abrió los ojos, estaba sudorosa y se secó la frente con la manga de su camiseta.

Cloe: ¡Qué calor! Parecía que estaba en una sauna.
Cronos: Mira el lado bueno, siempre que quieras puedes montarte un spa en tu propia casa.
Cloe: ¡Qué chistoso me salió el niño!
Cronos: Es hora de irse. Te llevaré a la cueva, yo tengo que hacer unas cosas y no puedo dejarte desprotegida. Esa cueva es tu mejor refugio hasta que regrese.
Cloe: Ni que fuera un canario en una jaula. Llévame contigo.
Cronos: No puedo. Donde yo voy, no se admiten mortales.
Cloe: Ya estamos. Creo que he demostrado que no soy una simple mortal.
Cronos: Está bien, aunque no sé cómo se lo tomarán.
Cloe: ¿Quienes?
Cronos: Los otros dioses, en especial Zeus. Espero que no me destierren después de esto.

Se cogieron de las manos y mirándose a los ojos fijamente desaparecieron rumbo al Olimpo.

Continuará...




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