Pasaron los días sin rastro del demonio. Marta había llamado
al instituto de Andrea para decir que estaba enferma y se incorporaría en
cuanto se recuperase, después había pedido una excedencia en su trabajo por motivos de la mudanza y ahora intentaba mantener la calma ahogando sus penas entre litros y litros de café. Samara intentaba enseñar a Andrea a conectar con su lado
mágico, aunque a la joven le costaba seguirle el ritmo a la bruja, ya que
apenas podía dormir por las noches.
Samara: Es muy
extraño que no haya dado señales todavía. Temo que esté planeando algo malo.
Marta: Quizás se
haya cansado y marchado. Tanto tiempo esperando y para colmo, tu presencia aquí, pueden
haberle hecho perder la paciencia.
Samara: Es un
demonio, el tiempo para él no existe, tiene toda una eternidad por delante.
Andrea: Pues yo
me voy a dormir que para mí si existe y estoy muy cansada. Buenas noches a las dos.
Samara/Marta:
Buenas noches.
Cuando Andrea salió de la habitación, Marta no pudo más.
Marta: Está muy
rara. No duerme nada y cuando lo hace se despierta gritando. Sé que ha pasado
por mucho, pero siento que no es eso, que hay algo más y con ese demonio rondándola estoy intranquila.
Samara: ¿Desde
hace cuanto que la notas extraña?
Marta: Desde
aquél día, cuando estuvo con el demonio en la habitación encerrada. Creo que
eso la dejó marcada. Ella siempre ha sido una chica muy dura y fuerte y ahora... apenas la reconozco.
Samara: Fue muy
valiente al enfrentarse sola a ese ser, pero también una inconsciente. Estas
cosas no son un juego, como ya has podido comprobar. Requiere de gente muy
preparada y aun así, muchas cosas pueden salir mal. Tanto el cine como la
literatura han corrompido los conocimientos sobre este campo. La gente se piensa
que llevando un crucifijo podrán afrontar cualquier mal y no es cierto. En la
mayoría de los casos, el crucifijo solo es un trozo de madera y metal, se
necesita algo más para luchar contra estos seres, se necesita tener una clase de fe que pocos
tienen.
Marta: Pero
nosotras no somos creyentes. Nunca lo hemos sido.
Samara: No es
necesario pertenecer a una religión para luchar contra la oscuridad, lo que se
necesita es tener fe en uno mismo y en lo que se está realizando, porque la oscuridad
no existe, la oscuridad solo es la ausencia de luz.
Marta: Pero eso
es muy sencillo para ti, pero para nosotras todo esto nos pilla de nuevas.
Samara: Lo sé,
por eso estoy aquí. Llevo toda mi vida luchando contra esos seres y a día de
hoy te puedo asegurar que sigo teniendo el mismo pánico que al principio. Lo
bueno es que sé que hay algo más, no sé el qué, ni donde, pero algo que nos protege.
Llámalo Dios, energía, cuento chino, da igual, lo importante es tener fe en que
puedes enfrentarte a ello y ganar la batalla, si demuestras miedo estás perdida.
Marta: Es que
tengo miedo, mucho miedo.
Samara: El miedo
no te mata, si lo sabes aprovechar te hace más fuerte. Este caso sería el mejor ejemplo, o lo
enfrentas o mueres. No hay más.
Tras esa conversación, Marta se levantó y fue a mirar cómo
estaba Andrea. Abrió la puerta un poco y miró en la cama, pero allí no estaba su sobrina. ¿Dónde...? De
repente, miró hacia el techo y vio a Andrea pegada a él, con los brazos
extendidos en cruz y el cuerpo arqueado hacia el suelo.
Marta intentó gritar, pero Samara le tapó la boca con las
manos justo a tiempo.
Samara: No
grites, si la despiertas, se caerá.
Marta: ¿Cómo
puede estar levitando?
Samara: No es
ella, es Ana. Aprovecha los sueños de tu sobrina para introducirse en su interior.
Marta: ¿La está
poseyendo?
Samara: Sí,
aprovecha que tu sobrina realiza viajes astrales mientras duerme y se apodera
de su cuerpo, cuando tu sobrina regresa, expulsa al demonio porque
no le ha dado permiso para cruzar a este lado.
Marta: Tenemos
que despertarla.
Samara: ¡No! Si
lo haces puede que no le dé tiempo a Andrea a regresar a su cuerpo, o se asuste demasiado y
el demonio tome el control.
De repente vieron como el cuerpo de Andrea caía desde el
techo y abría los ojos. Ambas se acercaron a ver si la joven estaba bien
y ella les confirmó que sí, que tan solo había tenido una pesadilla y casi se cae de la
cama al despertar, pero por lo demás no se tenían que preocupar.
Los días siguientes procuraron estar presentes cuando Andrea
se durmiese y en cuanto Samara notaba que empezaba el viaje astral de la joven,
impedía que se realizase atando su alma con un hechizo a su cuerpo, cosa que no le gustó mucho al demonio que poco después volvió a
las andadas.
Andrea estaba muy débil, ojerosa y pálida, se pasaba las
horas muertas sentada en el alfeizar de la ventana, leyendo el diario de su madre. Tantas veces que había estado a
punto de morir y tantas veces que sus padres lo habían evitado. Ahora sin
ellos, sabía que estaba perdida. Por mucho que Samara quisiera ayudarla, un
pacto era un pacto y el demonio tan solo estaba esperando a cobrar su parte del
trato. ¿Pero a qué esperaba? Supuestamente ella tenía que dejarle cruzar ,pero
jamás lo permitiría, al menos… estando consciente.
Andrea solía soñar con su madre cada noche, pero esa noche
algo cambió...
.....................................................
Se encontraba sentada
en el mismo columpio en el que había pasado el velatorio de sus padres. Llevaba
puesta la misma ropa negra y el pelo ondulado. Escuchaba las mismas
conversaciones banales acerca de personas que desconocía y risas
infundadas acerca de chistes poco acertados para ese momento de luto. De repente, una mano fría se posó en su
hombro. Cuando Andrea miró a su espalda, su madre estaba allí, de pie junto a ella, sonriendo.
Andrea: Mamá, estás aquí.
¿Pero cómo?
Susana: Cariño, siempre
estoy a tu lado, cuidando de ti.
Andrea: Te echo mucho de
menos. A ti y a papá.
Susana: Lo sé, cariño.
Pero estoy aquí, a tu lado. –Sentándose en el columpio contiguo.-
Andrea: No lo estás,
estás muerta y no puedo abrazarte. –Echándose a llorar.-
Susana: Hay un modo de
conseguir que vuelva.
Andrea estaba confundida.
¿Cómo podría regresar su madre a la
vida?
Andrea: No es posible.
Susana: Hay un modo. Si
de verdad lo deseas, debes dejar entrar a Ana, ella tiene el poder para traerme
de vuelta.
Andrea: Pero Samara dijo…
Susana: Samara es una
gran bruja, pero no pudo salvarme, tú sí.
Andrea: ¿Y qué pasará con
la tía?
Susana: Podremos
protegerla entre las dos.
……MIENTRAS TANTO
EN EL MUNDO LÚCIDO……
Marta: ¿Qué
sucede, Samara?
Samara: No lo sé,
está soñando pero no ha viajado, esta vez no. Tengo un mal presentimiento,
tenemos que despertarla. ¡Rápido!
Marta: Pero dijiste que no deberíamos despertarla.
Samara: Lo sé, pero algo ha cambiado. Algo va mal.
……………………………………………………………….
Susana: A prisa, debes
tomar una decisión.
Andrea: No puedo, tengo
que consultarlo con ellas. No entiendo nada de esto.- Viendo como todo a su alrededor se derrumbaba poco a poco.- ¿Eso es un terremoto?
Susana: Eso ahora no importa. ¿Me quieres?
Andrea: Claro que te
quiero.
Susana: Pues entonces
confía en mí.
………………………………………………………………
Cuando Samara tocó a Andrea para poder zarandearla, pudo confirmar que algo no iba bien. Cada fibra de su ser lo sabía
y cuando la joven abrió los ojos, sus peores temores se hicieron realidad.
Samara: Tenemos
compañía. -Dijo temerosa.-
Continuará…
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