domingo, 13 de marzo de 2016

The traveling worlds. Capítulo 5 "El final"



Thomas, siguió a la mujer a través de largos pasillos hasta llegar a un hangar, en donde un monstruo enorme le esperaba en una nave, para salir al espacio exterior.



Thomas: ¡Debe tratarse de una broma! ¿Tengo que viajar con un Bigfoot, en una lata que se cae a pedazos?

Chewbacca: AGGGGGG

Leia: ¿Qué te sucede, Han? Te has levantado muy raro esta mañana. Chew dice que no es ningún pies-grandes y jamás pensé que llegaría el día en que te oyese hablar mal del Halcón Milenario, le quieres más que a mí.



Thomas: ¿Cómo? No, solo que... no quiero marcharme de tu lado durante tanto tiempo.

Leia: No será mucho tiempo, tienes que trabajar, no eres alguien que se quede cruzado de brazos todo el día, te volverías loco y lo más importante, me volverías loca a mí. Somos de mundos diferentes, tu eres un transportista galáctico y yo... bueno, tengo una rebelión que dirigir.

Chew: AGGGG

Leia: Lo sé, Chew. El imperio cayó, Darth Vader está muerto, pero tengo un mal presentimiento. Algo me perturba y Luke está de acuerdo conmigo. Algo se aproxima y no será nada comparado con lo que hemos vivido hasta ahora.

Thomas: Regresaré, lo prometo.

Leia: Lo sé, te estaré esperando.


Leia besó a Thomas apasionadamente, sabía que no volverían a verse en mucho tiempo, por lo que se marchó antes de arrepentirse de su decisión y pedirle que se quedase con ella. El profesor subió a la nave con ese monstruo peludo del cual no entendía ni una sola palabra, con la esperanza de volver algún día a encontrarse con aquella mujer.



Thomas: Bueno, ¡tú dirás! ¿Cómo se pilota este cacharro?

Chew: ¿Aggg?

Thomas: ¿Qué? No me mires así, ya oíste a Leia, me levanté raro esta mañana. ¡Tú pilotas!


Los dos se sentaron a los mandos del Halcón Milenario y Chew encendió los motores. Thomas no sabía hacia donde se dirigían, ni le importaba, tan solo deseaba regresar al lado de Leia y cuanto antes se marchasen, antes regresarían. 


Mientras miraba al infinito, a través de un manto de estrellas luminiscentes, vio el rostro de Leia dibujado en él. Tras viajar a través de una infinidad de mundos paralelos, de ser una persona distinta en cada uno de ellos y de lidiar con todo tipo de criaturas, al fin había encontrado a la mujer de sus sueños, aquella que se le aparecía cada vez que cerraba los ojos y que nunca creyó encontrar junto a él al despertar.


Llevaban varias horas de vuelo, cuando un pitidito y una luz roja en una de las pantallas de control, sacó de su ensoñación al profesor.


Chew: ¡AGGGGG!

Thomas: Vale, no entiendo lo que me dices, pero eso no parece ser nada bueno.


Entonces notaron una sacudida, precedida de un impacto en la nave, que hizo saltar todas las alarmas.


Thomas: ¡Nos atacan!


Instintivamente, Thomas se dirigió a la posición de ataque, una pequeña claraboya en la que se encontraba una ametralladora anclada a una silla y donde comenzó a descargar ráfagas de un láser, contra dos cazas que les atacaban. Mientras, Chew pilotaba la nave intentando dar esquinazo a los cazas y Thomas procuraba mantener las naves en su punto de mira, nunca había sido muy bueno jugando a los videojuegos, por lo que alcanzar a su primer caza, fue todo un logro. 



Para Thomas, nada tenía sentido, pero disfrutaba como un niño con su nueva vida llena de aventuras. A pesar de estar siempre en peligro, de los efectos que el salto le provocaban y del sueño que tenía acumulado desde hacía días, por una vez en su vida, era feliz. 


Thomas: ¡Le di! Solo queda uno. ¡Mantén el rumbo, Chew!

Chew: Agg


Tras varios intentos, al fin logró derribar el último caza. Tenían el camino libre y aún mucha distancia por recorrer.

Chew fue a reparar los daños de la máquina, mientras Thomas se quedaba a los mandos.


Thomas: Tranquilo Tom, eres científico, seguro que puedes descubrir el funcionamiento de este cacharro y más te vale, porque como el Bigfoot o Wookie ese, se dé cuenta que no eres ese tal Han Solo que cree, te convertirás en parte de su almuerzo.- Se dijo a sí mismo. ¿Y este botón para qué será?- Apretando la súper velocidad.- 


Poco a poco se fue haciendo con el control de la nave y sintió que su confianza aumentaba por momentos, después de ese percance con la velocidad de la luz, Chew no le quitaba ojo, pero al menos se había relajado un poco, al parecer ese tal Solo hubiese hecho exáctamente lo mismo. 

Unas horas después, llegaron por fin a Tatooine, donde recogerían una carga que tenían que llevar de vuelta a Endor, donde Leia los esperaba.



Thomas: Conque esto es Tatoo... ¿Qué?

Chew: Agggg

Thomas: Pues eso dije. Vaya, qué calor que hace aquí.

Chew: AGGG

Thomas: Sí, lo veo, es un desierto. ¿Nos vamos entendiendo mejor, verdad, pies-grandes? Y eso que tú eres monosílabo.

Chew: ¡AGGGG!

Thomas: No te enfades, grandullón, que es broma.


Tom le dio una palmadita en la espalda al wookie y siguieron andando hasta llegar a un poblado. Chew le guió hasta una cantina, donde se sentaron para tomar algo y refrescar su garganta mientras esperaban a su contacto.


Luke: ¿Os hice esperar demasiado?- Quitándose la capucha que le ocultaba.- 



Chew: Aggg

Luke: Yo también me alegro de verte, Chew. Hola Han. ¿Qué tal mi hermana?

Thomas: Muy hermosa, pero con mucho carácter.

Luke: Eso es que no ha cambiado nada.


Thomas y Luke se dieron un abrazo.


Thomas: Conque tú eres la carga que debemos transportar.

Luke: Sí, he de hablar con el consejo, hay algo en la fuerza que me perturba, algo malo se está preparando.

Thomas: ¿Qué y cuándo? ¿La fuerza?

Luke: No lo sé, pero de lo que sí estoy seguro es que ya ha comenzado y no hay vuelta atrás.

Thomas: No soy de los que creen en el destino, yo forjo mi propio destino, aunque después de lo que he vivido... Estoy más abierto a lo desconocido, eso te lo puedo asegurar.

Luke: Será mejor que nos marchemos, el tiempo apremia.


Los dos hombres y el wookie se marcharon rumbo a la nave, pero cuando salían de la cantina...


Cazarrecompensas: Vaya, vaya. Mirad a quién tenemos aquí. ¿Debajo de qué piedra te habías metido, Solo?

Thomas: ¿Nos conocemos?

Cazarrecompensas: ¡Qué casualidad! ¿Pierdes la memoria con todos a los que les debes dinero o solo conmigo? Por eso nunca pagas. ¿Verdad Solo? Pero a mí me pagarás, aunque sea con tu vida.

Luke: Este hombre no te debe nada. – Colocando su mano frente al cazarrecompensas.-


Cazarrecompensas: Este hombre no me debe nada. – Repitiendo lo que Luke le dijo.-

Luke: Ahora te apartarás de nuestro camino y no recordarás habernos visto.

Cazarrecompensas: No os he visto.


El hombre se apartó y continuó su camino hacia la cantina, como si nada hubiese pasado.


Thomas: Vaya, eso es muy práctico. ¿Me lo puedes enseñar?

Luke: Ojalá pudiese, Han, ojalá pudiese.

Thomas: Quizás no me lo puedas enseñar a mí, pero seguramente habrá más gente por ahí como tú, a la que sí podrías enseñarle tus habilidades.

Luke: No lo creo, aunque todo puede darse, la fuerza es muy poderosa, ya se verá.


Los dos hombres y el wookie llegaron a la nave sin más contratiempos, cada uno ocupó su posición y salieron rumbo a Endor.


Thomas: Me parece extraño que no intenten atacarnos, el viaje de ida no fue tan tranquilo, esperaba algo más movidito.


Luke: Mientras que yo esté en esta nave, estaréis a salvo.

Thomas: Me parece bien, este cacharro no creo que aguante otra embestida como la de antes, sin pasar por un taller.


Varias horas después, llegaron al hangar, donde Leia los esperaba.


Leia: Sabía que volverías y para mi sorpresa, habéis regresado mucho antes de lo que me esperaba. ¿Cómo? – Abrazando a Thomas.-

Thomas: Me he dado cuenta que no puedo estar alejado de ti mucho tiempo. Por lo demás, pregúntale a tu hermano.

Leia: ¡Luke, cuánto tiempo! - Dispuesta a abrazar a su hermano.-

Luke: Leia, tú... ¡¿Estás embarazada?!

Thomas: ¿¿QUÉ?!


Thomas se despertó en una camilla de hospital, con un tubo en la garganta que le impedía respirar por sí mismo y lágrimas en los ojos.


Enfermera: ¡Doctor, es él, se ha despertado! Tranquilícese, todo irá bien, le sacaré el tubo para que pueda respirar, pero no intente hablar, tendrá la garganta muy dañada y reseca. El médico le explicará todo enseguida. – Mientras le extraía el tubo de la garganta.- 


Poco después, un hombre mayor, con unas gafas que le venían grandes se aproximó a Thomas con una vaso de agua en las manos y se lo entregó.


Dr. James: Bébalo despacio. Soy el doctor James y está usted en el hospital. ¿Recuerda cómo se llama?


Thomas: Me llamo Thomas Hardison y soy profesor en la Universidad de Oxford.- Con voz ronca.-

Dr. James: ¿Qué recuerda de lo sucedido?

Thomas: ¿Y mi medallón?- Llevándose las manos al cuello.- 

D. James: Se lo llevó la enfermera para limpiarlo, tenga, estaba muy sucio. Es normal, después de tanto tiempo, nunca pensamos que la solución para despertarle del coma sería arrebatarle ese colgante del cuello.- Tendiéndole la mano en la que se encontraba el medallón.-

Thomas: ¿Coma? ¿Cuánto he estado en coma?

Dr. James: Señor Hardison, lleva usted en coma unos 30 años.

Thomas: ¿Qué? No puede ser, solo llevo una semana fuera de casa. ¡No! - Se llevó las manos a la cara y comprobó que había envejecido 30 años de repente.- 

Dr. James: Lo siento, pero no es verdad. Ha estado usted aquí desde el día que ingresara, hace ya 30 años. Usted entró el mismo día que a mí me trasladaron a este hospital, lo recuerdo perfectamente. Le dejaré un momento para que lo asimile todo y más tarde regresaré con usted.


El doctor salió de la habitación y Thomas se colocó el colgante de nuevo en el cuello. ¿Por qué había regresado? Él no había vuelto a usar el medallón, aquella vida le gustaba, aquella mujer le gustaba. ¿Por qué...? Entonces se percató que le habían quitado el amuleto del cuello, no en sueños, como había sucedido con los extraterrestres, sino en la vida real, en la que había perdido 30 años postrado en una cama de hospital. ¿Qué pasaría con Leia y con su hijo? ¿Qué otras aventuras se habría perdido? 


Agente Smith: ¿Señor Hardison?

Thomas: ¿Quién es usted?

Agente Smith: Lo importante no es quién soy yo, sino quién es usted y qué puede hacer por su país, su majestad le necesita.

Thomas: ¿La reina? ¿A mí?

Agente Smith: ¿Quiere acompañarnos? Su vida, sus conocidos, ya nada es como era el día en que se marchó. Puede empezar de cero en un mundo que no comprende o venir con nosotros y regresar allí de donde ha venido.

Thomas: ¿Cómo lo saben?

Agente Smith: Nosotros lo sabemos todo, tenemos ojos en todas partes, señor Hardison. – Apuntando a una cámara en la esquina  superior izquierda de la habitación.- 


Thomas lo pensó detenidamente, ya no le quedaba nada de su antigua vida y ahora que había probado aquella otra, no consentiría que nadie se la arrebatase.


Thomas: ¿Para qué me necesitan? 

Agente Smith: Usted es el primer ser humano en viajar a través del tiempo y el espacio, queremos que forme parte de nuestro equipo. Que enseñe a nuestros agentes temporales y nos ayude a comprender todo el proceso del salto en el tiempo.

Thomas: Con una condición, el amuleto es mío y de nadie más.

Agente Smith: Si le permite a los investigadores trabajar con él, usted podrá estar presente en todo momento y será su portador. ¿Le parece bien?

Thomas: ¿Dónde hay que firmar?


Tarde o temprano lograría dar con ese increíble mundo, volvería con aquella hermosa mujer que un día formó parte de sus sueños y que por un efímero momento, se había convertido en parte de su realidad. Enseñaría a las nuevas generaciones lo que había vivido, como había hecho antaño y volvería a sentirse vivo de nuevo. No estaba loco y tarde o temprano, toda la verdad saldría a la luz.

FIN

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