Thomas, siguió a la mujer a través de largos pasillos hasta llegar a un hangar, en donde un monstruo enorme le esperaba en una nave, para salir al espacio exterior.
Thomas: ¡Debe
tratarse de una broma! ¿Tengo que viajar con un Bigfoot, en una lata que se cae
a pedazos?
Chewbacca:
AGGGGGG
Leia: ¿Qué
te sucede, Han? Te has levantado muy raro esta mañana. Chew dice que no es
ningún pies-grandes y jamás pensé que llegaría el día en que te oyese hablar mal
del Halcón Milenario, le quieres más que a mí.
Thomas: ¿Cómo?
No, solo que... no quiero marcharme de tu lado durante tanto tiempo.
Leia: No
será mucho tiempo, tienes que trabajar, no eres alguien que se quede cruzado de
brazos todo el día, te volverías loco y lo más importante, me volverías loca a
mí. Somos de mundos diferentes, tu eres un “transportista galáctico” y yo...
bueno, tengo una rebelión que dirigir.
Chew: AGGGG
Leia: Lo sé,
Chew. El imperio cayó, Darth Vader está muerto, pero tengo un mal presentimiento.
Algo me perturba y Luke está de acuerdo conmigo. Algo se aproxima y no será
nada comparado con lo que hemos vivido hasta ahora.
Thomas:
Regresaré, lo prometo.
Leia: Lo sé,
te estaré esperando.
Leia besó a Thomas apasionadamente, sabía que no volverían a
verse en mucho tiempo, por lo que se marchó antes de arrepentirse de su
decisión y pedirle que se quedase con ella. El profesor subió a la nave con ese
monstruo peludo del cual no entendía ni una sola palabra, con la esperanza de
volver algún día a encontrarse con aquella mujer.
Thomas: Bueno,
¡tú dirás! ¿Cómo se pilota este cacharro?
Chew: ¿Aggg?
Thomas: ¿Qué?
No me mires así, ya oíste a Leia, me levanté raro esta mañana. ¡Tú pilotas!
Los dos se sentaron a los mandos del Halcón Milenario y Chew
encendió los motores. Thomas no sabía hacia donde se dirigían, ni le importaba,
tan solo deseaba regresar al lado de Leia y cuanto antes se marchasen, antes
regresarían.
Mientras miraba al infinito, a través de un manto de
estrellas luminiscentes, vio el rostro de Leia dibujado en él. Tras
viajar a través de una infinidad de mundos paralelos, de ser una persona
distinta en cada uno de ellos y de lidiar con todo tipo de criaturas, al fin
había encontrado a la mujer de sus sueños, aquella que se le aparecía cada vez
que cerraba los ojos y que nunca creyó encontrar junto a él al despertar.
Llevaban varias horas de vuelo, cuando un pitidito y una luz
roja en una de las pantallas de control, sacó de su ensoñación al profesor.
Chew:
¡AGGGGG!
Thomas: Vale,
no entiendo lo que me dices, pero eso no parece ser nada bueno.
Entonces notaron una sacudida, precedida de un impacto en la
nave, que hizo saltar todas las alarmas.
Thomas: ¡Nos
atacan!
Instintivamente, Thomas se dirigió a la posición de ataque, una
pequeña claraboya en la que se encontraba una ametralladora anclada a una silla
y donde comenzó a descargar ráfagas de un láser, contra dos cazas que les
atacaban. Mientras, Chew pilotaba la nave intentando dar esquinazo a los cazas
y Thomas procuraba mantener las naves en su punto de mira, nunca había sido muy
bueno jugando a los videojuegos, por lo que alcanzar a su primer caza, fue todo
un logro.
Para Thomas, nada tenía sentido, pero disfrutaba como un
niño con su nueva vida llena de aventuras. A pesar de estar siempre en peligro,
de los efectos que el salto le provocaban y del sueño que tenía acumulado
desde hacía días, por una vez en su vida, era feliz.
Thomas: ¡Le
di! Solo queda uno. ¡Mantén el rumbo, Chew!
Chew: Agg
Tras varios intentos, al fin logró derribar el último caza.
Tenían el camino libre y aún mucha distancia por recorrer.
Chew fue a reparar los daños de la máquina, mientras Thomas
se quedaba a los mandos.
Thomas:
Tranquilo Tom, eres científico, seguro que puedes descubrir el funcionamiento
de este cacharro y más te vale, porque como el Bigfoot o Wookie ese, se dé
cuenta que no eres ese tal Han Solo que cree, te convertirás en parte de su
almuerzo.- Se dijo a sí mismo. ¿Y este botón para qué será?- Apretando la súper velocidad.-
Poco a poco se fue haciendo con el control de la nave y
sintió que su confianza aumentaba por momentos, después de ese percance con la velocidad de la luz, Chew no le quitaba ojo, pero al menos se había relajado un poco, al parecer ese tal Solo hubiese hecho exáctamente lo mismo.
Unas horas después, llegaron
por fin a Tatooine, donde recogerían una carga que tenían que llevar de vuelta
a Endor, donde Leia los esperaba.
Thomas: Conque esto es Tatoo... ¿Qué?
Chew: Agggg
Thomas: Pues
eso dije. Vaya, qué calor que hace aquí.
Chew: AGGG
Thomas: Sí, lo
veo, es un desierto. ¿Nos vamos entendiendo mejor, verdad, pies-grandes? Y eso que tú eres monosílabo.
Chew:
¡AGGGG!
Thomas: No te
enfades, grandullón, que es broma.
Tom le dio una palmadita en la espalda al wookie y siguieron
andando hasta llegar a un poblado. Chew le guió hasta una cantina,
donde se sentaron para tomar algo y refrescar su garganta mientras esperaban a su
contacto.
Luke: ¿Os
hice esperar demasiado?- Quitándose la capucha que le ocultaba.-
Chew: Aggg
Luke: Yo
también me alegro de verte, Chew. Hola Han. ¿Qué tal mi hermana?
Thomas: Muy
hermosa, pero con mucho carácter.
Luke: Eso es
que no ha cambiado nada.
Thomas y Luke se dieron un abrazo.
Thomas: Conque tú eres la carga que debemos transportar.
Luke: Sí, he
de hablar con el consejo, hay algo en la fuerza que me perturba, algo malo se
está preparando.
Thomas: ¿Qué y
cuándo? ¿La fuerza?
Luke: No lo
sé, pero de lo que sí estoy seguro es que ya ha comenzado y no hay vuelta atrás.
Thomas: No soy
de los que creen en el destino, yo forjo mi propio destino, aunque después de
lo que he vivido... Estoy más abierto a lo desconocido, eso te lo puedo asegurar.
Luke: Será
mejor que nos marchemos, el tiempo apremia.
Los dos hombres y el wookie se marcharon rumbo a la nave,
pero cuando salían de la cantina...
Cazarrecompensas: Vaya,
vaya. Mirad a quién tenemos aquí. ¿Debajo de qué piedra te habías metido, Solo?
Thomas: ¿Nos
conocemos?
Cazarrecompensas: ¡Qué
casualidad! ¿Pierdes la memoria con todos a los que les debes dinero o solo conmigo? Por eso
nunca pagas. ¿Verdad Solo? Pero a mí me pagarás, aunque sea con tu vida.
Luke: Este
hombre no te debe nada. – Colocando su mano frente al cazarrecompensas.-
Cazarrecompensas: Este
hombre no me debe nada. – Repitiendo lo que Luke le dijo.-
Luke: Ahora
te apartarás de nuestro camino y no recordarás habernos visto.
Cazarrecompensas: No os
he visto.
El hombre se apartó y continuó su camino hacia la cantina, como si nada
hubiese pasado.
Thomas: Vaya,
eso es muy práctico. ¿Me lo puedes enseñar?
Luke: Ojalá
pudiese, Han, ojalá pudiese.
Thomas: Quizás
no me lo puedas enseñar a mí, pero seguramente habrá más gente por ahí como tú, a la que
sí podrías enseñarle tus habilidades.
Luke: No lo creo, aunque todo puede darse, la fuerza es muy poderosa, ya se verá.
Los dos hombres y el wookie llegaron a la nave sin más
contratiempos, cada uno ocupó su posición y salieron rumbo a Endor.
Thomas: Me
parece extraño que no intenten atacarnos, el viaje de ida no fue tan tranquilo, esperaba algo más movidito.
Luke:
Mientras que yo esté en esta nave, estaréis a salvo.
Thomas: Me
parece bien, este cacharro no creo que aguante otra embestida como la de antes,
sin pasar por un taller.
Varias horas después, llegaron al hangar, donde Leia los
esperaba.
Leia: Sabía
que volverías y para mi sorpresa, habéis regresado mucho antes de lo que me esperaba.
¿Cómo? – Abrazando a Thomas.-
Thomas: Me he
dado cuenta que no puedo estar alejado de ti mucho tiempo. Por lo demás, pregúntale a tu hermano.
Leia:
¡Luke, cuánto tiempo! - Dispuesta a abrazar a su hermano.-
Luke: Leia,
tú... ¡¿Estás embarazada?!
Thomas:
¿¿QUÉ?!
Thomas se despertó en una camilla de hospital, con un tubo
en la garganta que le impedía respirar por sí mismo y lágrimas en los ojos.
Enfermera:
¡Doctor, es él, se ha despertado! Tranquilícese, todo irá bien, le sacaré el
tubo para que pueda respirar, pero no intente hablar, tendrá la garganta muy
dañada y reseca. El médico le explicará todo enseguida. – Mientras le extraía
el tubo de la garganta.-
Poco después, un hombre mayor, con unas gafas que le venían
grandes se aproximó a Thomas con una vaso de agua en las manos y se lo entregó.
Dr.
James: Bébalo despacio. Soy el doctor James y está usted en el hospital. ¿Recuerda cómo se llama?
Thomas: Me
llamo Thomas Hardison y soy profesor en la Universidad de Oxford.- Con voz ronca.-
Dr.
James: ¿Qué recuerda de lo sucedido?
Thomas: ¿Y mi
medallón?- Llevándose las manos al cuello.-
D. James: Se lo llevó la enfermera para limpiarlo, tenga, estaba muy
sucio. Es normal, después de tanto tiempo, nunca pensamos que la solución para despertarle
del coma sería arrebatarle ese colgante del cuello.- Tendiéndole la mano en la que se encontraba el medallón.-
Thomas: ¿Coma?
¿Cuánto he estado en coma?
Dr.
James: Señor Hardison, lleva usted en coma unos 30 años.
Thomas: ¿Qué?
No puede ser, solo llevo una semana fuera de casa. ¡No! - Se llevó las manos a la cara y comprobó que había envejecido 30 años de repente.-
Dr.
James: Lo siento, pero no es verdad. Ha estado usted aquí desde el día que
ingresara, hace ya 30 años. Usted entró el mismo día que a mí me trasladaron a este hospital,
lo recuerdo perfectamente. Le dejaré un momento para que lo asimile todo y más tarde
regresaré con usted.
El doctor salió de la habitación y Thomas se colocó el
colgante de nuevo en el cuello. ¿Por qué había regresado? Él no había vuelto a
usar el medallón, aquella vida le gustaba, aquella mujer le gustaba. ¿Por qué...? Entonces se percató que
le habían quitado el amuleto del cuello, no en sueños, como había sucedido con los extraterrestres, sino en la vida real, en la que
había perdido 30 años postrado en una cama de hospital. ¿Qué pasaría
con Leia y con su hijo? ¿Qué otras aventuras se habría perdido?
Agente
Smith: ¿Señor Hardison?
Thomas: ¿Quién
es usted?
Agente
Smith: Lo importante no es quién soy yo, sino quién es usted y qué
puede hacer por su país, su majestad le necesita.
Thomas: ¿La
reina? ¿A mí?
Agente
Smith: ¿Quiere acompañarnos? Su vida, sus conocidos, ya nada es
como era el día en que se marchó. Puede empezar de cero en un mundo que no comprende o venir con
nosotros y regresar allí de donde ha venido.
Thomas: ¿Cómo
lo saben?
Agente
Smith: Nosotros lo sabemos todo, tenemos ojos en todas partes,
señor Hardison. – Apuntando a una cámara en la esquina superior izquierda de la
habitación.-
Thomas lo pensó detenidamente, ya no le quedaba nada de su
antigua vida y ahora que había probado aquella otra, no consentiría que nadie
se la arrebatase.
Thomas: ¿Para
qué me necesitan?
Agente
Smith: Usted es el primer ser humano en viajar a través del tiempo
y el espacio, queremos que forme parte de nuestro equipo. Que enseñe a nuestros agentes temporales y nos ayude a
comprender todo el proceso del salto en el tiempo.
Thomas: Con
una condición, el amuleto es mío y de nadie más.
Agente
Smith: Si le permite a los investigadores trabajar con él, usted
podrá estar presente en todo momento y será su portador. ¿Le parece bien?
Thomas: ¿Dónde
hay que firmar?
Tarde o temprano lograría dar con ese increíble mundo, volvería con
aquella hermosa mujer que un día formó parte de sus sueños y que por un efímero
momento, se había convertido en parte de su realidad. Enseñaría a las nuevas generaciones lo que había vivido, como había hecho antaño y volvería a sentirse vivo de nuevo. No estaba loco y tarde o
temprano, toda la verdad saldría a la luz.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario