"Este cuento es un fanfic basado en uno de mis personajes de SupernaturalFever y mi serie favorita, embrujadas."
.................................
Me encontraba en casa, tenía el día libre en la consulta y había terminado
de hacer limpieza general, por lo que estaba agotada. Me fui a acostar
temprano, al día siguiente había quedado con Brooke para tomar algo por la
ciudad y enseñarle lo mejor de San Francisco.
Leo: Cariño,
despierta. Te traje el desayuno a la cama.
Me desperté sobresaltada y vi un hombre medio desnudo en mi habitación. He
de reconocer que era un pedazo de hombre, pero…
Hecate: ¡¿QUIÉN ERES TÚ
Y QUÉ HACES EN MI CASA?!
Leo: Piper cariño,
soy yo Leo, tu marido, tu luz blanca. ¿Estás bien?
Hecate: ¿Quién es Piper?
Leo: PAIGEEEE
Hecate: ¿A quién le
gritas?
De pronto, una joven pelirroja apareció en mi habitación, precedida por una
luz blanca azulada.
Hecate: ¿Quién demonios
sois y qué hacéis en mi casa? No os lo volveré a preguntar. Quiero que os
larguéis inmediatamente. ¡FUERA!
Al mover las manos señalando a la puerta, hubo una explosión y la puerta de
madera voló en mil pedazos.
Hecate: ¿Qué acaba de
pasar?
Paige: ¿Qué sucede?
Leo: Creo que Piper
ha perdido la cabeza.
Hecate: Deja de llamarme
Piper, me llamo Hecate Fenix, soy psicóloga y vivo aquí, en esta misma casa, en
San Francisco. Vosotros sois los locos, no yo.
Phoebe: ¿Qué ha sido
esa explosión?
Entró otra joven morena y parecía alterada.
Hecate: ¿Se puede saber
de dónde habéis salido y por qué hay tanta gente extraña en mi casa?
Phoebe: ¿Qué demonio
puede haber hecho algo así?
Paige: No lo sé, será mejor que consultemos el libro de las sombras.
Leo: Yo iré a
consultar con los ancianos, a ver si saben algo.
Hecate: Holaaaaaa. Sigo
aquí. ¿Me puede explicar alguien lo que pasa?
Leo: No te preocupes
mi vida, enseguida lo arreglamos. Vístete por si vuelvo con algún anciano.
Hecate: ¿Qué, te vas a un
asilo?
El hombre se acercó y me dio un beso en los labios y vaya beso. Después desapareció de
la misma forma que había entrado en escena la pelirroja. Las dos chicas salieron de la habitación y fueron al desván.
Hecate: ¡Mierda, ahí es
donde guardo mi libro de las sombras! Menos mal que está hechizado y solo los
de mi misma sangre lo pueden tocar.
Subí apresuradamente las escaleras hasta el desván y allí estaban esas dos
con mi libro en las manos.
Hecate: ¿Cómo es
posible? Eres un traidor.
Phoebe: No puedo
encontrar ningún demonio con esa capacidad.
Paige: ¿Y la fuente?
Phoebe: Pero si ya lo
habíamos matado.
Paige: Es el único que podría hacer algo así. Quizás haya resucitado o no
esté muerto del todo.
Hecate: Creo que la
cabeza me da vueltas. ¡¿Queréis parar un momento y explicarme qué es lo que
pasa?!
Volví a agitar las manos y la mecedora que se encontraba detrás de las
chicas explotó, haciendo que ambas se tiraran al suelo para esquivar el
impacto. Entonces la pelirroja se levantó, se acercó a mí y me bajó los brazos.
Paige: Verás, hasta
que solucionemos esto será mejor que no hagas movimientos bruscos.
Phoebe: Cierto, te
pondremos al día. Eres una bruja, como nosotras, que somos tus hermanas.
Paige: Yo hermanastra,
para ser más exactos.
Phoebe: Ese hombre que
estaba contigo es Leo Wyatt, tu marido y luz blanca. Eres dueña de un bar
llamado P3 y tienes poderes. En resumen, congelas y explotas cosas, porque
tienes poder sobre los átomos.
Hecate: No es cierto. Me
llamo Hecate Fenix, soy psicóloga y no tengo marido, ni hermanas. Vivo con mi
gato Salem y soy bruja, pero no exploto nada de nada. Aunque lo de congelar me
vendría muy bien, hay que reconocerlo. Soy jefa del consejo de brujas y tengo
poderes, pero esos no.
Paige: ¿Hecate?
Hecate: Sí, Hecate, no
Piper.
Paige: Phoebe ¿puede
ser que haya cambiado su alma con la de otra bruja?
Phoebe: No lo sé, es
probable.
Hecate: Sigo estando en
mi cuerpo, así que eso lo descartamos.
Decidí vestirme, necesitaba estar preparada para todo. Mientras lo hacía,
llamé a Dean para pedirle ayuda.
Hecate: Hola Dean, soy
Hec. Necesito ayuda, urgente.
Hecate: Hec, Hecate
Fenix. La bruja buena que os ayuda de vez en cuando en los casos.
Dean: ¿Bruja? ¿Cómo tienes mi número? Maldita víbora…
Colgué el teléfono enseguida. No puede ser. Dean no me reconoce, ahora sí
que me empiezo a preocupar. Me vestí y mientras me estaba peinando apareció ese
tal Leo, he de decir que no estaba nada mal esa vida si incluía aquél hombretón
en el pack, eso sí, que mis supuestas hermanas vivieran conmigo en la misma
casa no me hacía tanta gracia. ¿Dónde ha quedado la intimidad? Vaya dos
gorronas.
Leo: Creo que tengo
algo. Los mayores me dijeron que hubo un problema con una aurora boreal que
apareció por la zona, algo poco común por no decir casi imposible, pero así
fue, eso hizo que hubiese una alteración del espacio-tiempo. Cuando pase el
efecto volverás a casa y Piper estará de regreso.
Hecate: Vaya, es un
alivio. ¿Y qué se supone que hace Piper un día normal?
De repente me entraron náuseas.
Hecate: Leo, disculpa.
¿El baño?
Leo: Junto a las
escaleras.
Hecate: Gracias.
Salí corriendo mientras me tapaba la boca con la mano y al llegar al baño
vomité.
Leo: ¿Estás bien?
Hecate: Supongo que sí.
El viajecito en el tiempo me ha pasado factura.
Leo: Creo que no es
eso. Piper estaba embarazada y ahora creo que lo estás tú.
Hecate: ¿Qué?
Entonces me desmayé. Por suerte, cuando desperté, lo hice en mi casa, en mi
cuerpo y sin kínder sorpresa.
DIN DON
Hecate: Vaya viajecito
que me he pegado.
Cuando abrí la puerta, Leo estaba allí.
Hecate: ¿Leo? ¿Sigo
soñando?
Cronos: Heca soy yo,
Cronos. ¿Estás bien? Pasaba por la ciudad y decidí hacerte una visita.
Hecate: Creo que no
volveré a hacer una limpieza a fondo tan intensa. El amoniaco se me subió a la
cabeza. Pasa, pasa, cuando te cuente lo que me ha pasado vas a flipar.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario