Me encontraba en algún
lugar de California y estaba esperando a que una camarera cuarentona me
sirviese mi hamburguesa doble con queso y bacón. Llevaba tres cervezas y la comida
no llegaba, comenzaba a impacientarme.
Alex: ¡Al fin! Ni que hubiesen matado al cerdo en la cocina.
Cuando me disponía a
pegarle el primer bocado a mi hamburguesa, vi por la ventana como una chica rubia
huía de tres hombres. Miré a la rubia maciza y miré a mi hamburguesa, dejé el
dinero encima de la mesa y salí corriendo tras ella, el deber me llamaba.
Cuando conseguí darles
alcance, la rubia estaba manteniendo a raya a dos de los tipos, el tercero no
aparecía en escena. Por lo que vi, eran fuertes y rápidos.
Alex: ¡Vampiros, mierda!
Me metí en la pelea para
ayudar a la rubia e igualar la balanza. Cada una con un vampiro, hasta que
terminamos con ellos.
Alex: Vaya, para ser una damisela en apuros no peleas nada mal. Me llamo Alex
Lehane. Un gusto conocerte.
Le tendí la mano y la
rubia me miró de arriba abajo y respondió de igual manera.
Buffy: Soy Buffy Anne Summers, encantada de conocerte. Gracias por la ayuda, pero no soy ninguna
damisela en apuros. Soy cazavampiros. ¿Y tú?
Alex: Yo soy cazadora y no solo de vampiros, cazo todo ser sobrenatural que se
mueva. Con algunas excepciones, claro está. ¿Tienes algo que hacer o te puedo
invitar a comer? Estoy muerta de hambre, me dejé la hamburguesa sin tocar en
aquella cafetería asquerosa por salir a buscarte.
Buffy: Entonces déjame invitarte a mí, es lo menos que puedo hacer.
Cuando me sonrió, por
poco me caigo de culo. Tenía una sonrisa tan dulce, era tan guapa y dura al
mismo tiempo, que me dieron ganas de casarme con ella allí mismo.
Nos fuimos a otra
cafetería, la de antes no tenía buen servicio. Estuvimos comiendo juntas y
hablando durante horas, ella me contaba su vida entre brujas, vampiros y
apuntes en la universidad, mientras yo le contaba la mía entre Winchester’s,
seres sobrenaturales y grasa de motor.
De pronto comenzó a sonar
una alarma. Buffy miró su reloj y dijo que tenía que marcharse, cogió una
servilleta y apuntó su número de teléfono. Cuando me dio la servilleta, se
acercó a mí y me dio un beso en la mejilla que me hizo ponerme roja como un
tomate. Tras esto se marchó y yo…
Sam: Alex despierta. Te
has quedado dormida en el Impala, como mi hermano se entere que le has llenado
de babas la tapicería te corta la cabeza.
Alex: ¿Qué? ¡Mierda! Si es que tardabas mucho. ¿Tienes lo que veníamos a buscar?
Sam: Si claro, los demás
nos esperan en el búnker.
Alex: Pues no sé a qué esperas, písale a fondo.
De repente noté que me
llegaba un mensaje al móvil. Miré la pantalla para ver si Dean se estaba
impacientando y para mi sorpresa, no era él quien aparecía reflejado en la
pantalla del teléfono, sino Buffy. ¡¡¡¿¿¿BUFFY???!!!
MÁS TARDE
La misión que tenía con
los Winchester fue coser y cantar, ahora llegaba lo que más miedo me daba de
todo, quedar con Buffy. Prefería enfrentarme a una jauría de lobos antes que a
esos ojos azules, que me hacían parecer una colegiala con la carpeta llena de
fotografías hasta arriba. ¿Y si no le gustaba? ¿Y si no le gustaba como yo
quería gustarle? Había hecho mis investigaciones y la chica era un tanto
especial, había salido con un vampiro o dos y no le había salido muy bien que
digamos, puede que si lo intentaba con una chica dura como yo, su suerte
cambiase.
Me puse mis vaqueros
rotos, porque me hacían más culo del que tenía, una camiseta de tirantes con un
escote de vértigo y mi cazadora de cuero, quería causarle buena impresión.
Llegué antes de lo
previsto, quería verla en todo su esplendor cuando apareciese ante mí y cuando
lo hizo, no me defraudó para nada. Con su pantalón ceñido y una camiseta roja
con la espalda descubierta, me dieron ganas de ponerme a babear, pero no
hubiese quedado muy bien por mi parte.
Buffy: Hola Alex. ¿Todo bien? Me encanta tu chaqueta.
Alex: Hola. ¿Sí? Gracias, esto… tu camiseta está genial.
Buffy: Verás te llamé para que me ayudases con un caso, tengo un problema con un
vampiro que no consigo localizar y como me dijiste que eras buena en esto,
pensé que podríamos trabajar juntas. Si quieres, claro.
¿Cómo? ¿Trabajar juntas?
Pasar todo el día juntas, hacer vigilancias juntas, comer, dormir y… ¿juntas?
CLARO QUE SÍ. Pensé para mis adentros, pero en lugar de decir todo eso, solo
alcancé a decir…
Alex: Claro, será divertido.
¿Divertido? ¿En qué
estaba pensando? Seguro que he quedado como una tonta. Alex, reacciona niña.
Buffy: Claro. ¿Quién dijo que el trabajo no podía ser divertido? Podemos aprender
mucho la una de la otra.
Entonces jugó su arma más
mortífera, aquella a la que nadie podía resistirse, su sonrisa. Cuando Buffy me
sonreía, no le podía decir que no a nada.
Comenzamos a estudiar el
caso, básicamente era un vampiro que estaba aterrorizando Hollywood y estaba
formando un ejército de vampiros. Quizás necesitase extras para una película,
quien sabe. El caso es que teníamos un plan, al parecer le gustaban las universitarias
dulces y temerosas, la típica damisela en apuros. Buffy pasaba más por una
damisela en apuros que yo, por lo que ella sería el cebo.
Cuando el vampiro
apareciese en la universidad, la que consideraba su coto de caza particular, ella
le engañaría y juntas acabaríamos con él, terminando así con su clan vampírico.
El plan parecía sencillo, lo que no lo iba a ser tanto era meterme a mí en un
vestido de fiesta y unos tacones. El día que estaba previsto capturar a ese
Cullen de pacotilla, era el mismo que se celebraba el baile de primavera de la
universidad. ¿Yo, bailar? Iba a ser todo un cuadro. No quería imaginar las
burlas de los Winchester, si me veían en tan lamentable situación.
Alex: Verás, eh… No sé si te has dado cuenta, pero lo mío no son los vestidos,
tacones y esas cosas.
Buffy: No importa, yo soy una experta. Además, debes de estar guapísima con un
vestido de fiesta.
Me puse roja al escuchar
eso y no me quedó otra que sonreír y beber de mi cerveza un trago bien
largo.
Buffy: Vale, lo tengo todo pensado, hoy nos iremos de compras. Te voy a convertir
en la reina del baile.
Alex: No gracias, yo con no destacar mucho me conformo. Además, no tengo pareja.
Buffy: Iremos juntas. Yo lo acabo de dejar con mi ex y no tengo ganas de ir con
nadie. Te puedo presentar a mis amigos, te encantarán.
Las dos se marcharon de
compras por la ciudad. Alex estaba nerviosa, sobre todo a la hora de compartir
probador, como suelen hacer las amigas. Quería mirar, pero tampoco mucho para
que Buffy no se sintiese acosada.
Buffy: Vaya Alex, estás preciosa. De verdad, deberías ponerte tacones más a
menudo, te resalta la figura.
Alex: ¿Tú crees? La verdad es que sí, hay que ver que apenas me reconozco. Vamos
a ser las reinas de la fiesta. Jajaja
Buffy: Eso tenlo por seguro.
Llegó el día del baile,
le había dicho a Buffy que nos encontraríamos en la puerta, por lo que allí
estaba yo, en lo alto de las escaleras, con mi vestido rojo largo y escotado,
unos tacones de infarto y mi pelo suelto, algo que no pasaba muy a menudo.
Cuando la vi aparecer, fue un momento increíble, llevaba un vestido de seda de
color rosa palo, el pelo recogido y unas sandalias abiertas de tacón a juego
con el vestido.
Alex: Estás… no tengo palabras.
Buffy: Gracias. Tú estás increíble. Te dije que esto se me daba bastante bien.
Cuando entramos, todo el
mundo se quedó mirándonos, era un poco incómodo, pero no me importaba porque
Buffy estaba a mi lado.
Buffy: Es ese.
Alex: ¿Dónde?
Buffy: A mis 3. Traje negro con raya diplomática y corbata fucsia.
Alex: Pues si tiene pinta de vampiro adolescente.
Buffy se marchó en dirección
a las aulas que estaban vacías y al pasar, se chocó a propósito con el vampiro.
Buffy: Disculpe.
El vampiro le hizo una
reverencia con la cabeza y cuando vio que desaparecía entre la multitud, se
puso a seguirla.
Alex: Bien, ha picado.
Seguí al vampiro, que a
su vez seguía a Buffy hasta el laboratorio de química y esperé fuera hasta
escuchar la señal. De pronto escuché gritar a Buffy y el ruido del cristal roto
al chocar contra el suelo. Entré a toda prisa y los vi luchando mano a mano.
Era más fuerte de lo normal, por lo que me uní a la lucha hasta que conseguimos
rebanarle el cuello con un machete, que previamente, había guardado bajo la
mesa del fregadero, como habíamos acordado.
Alex: ¿Estás bien?
Buffy: Perfectamente. ¿Bailamos?
Alex: ¿Dónde, aquí?
Buffy: ¿Por qué no?
Buffy sacó su teléfono y
marcó un número.
Buffy: Willow, necesito ayuda para librarme de un cadáver. Estoy en el
laboratorio de química, date prisa.
Entonces Buffy me tendió
la mano y yo se la cogí, me arrimó hacia ella y comenzamos a bailar juntas, muy
juntas, mientras de fondo se escuchaba “you look so fine – de Garbage”, una de
mis canciones favoritas. Y entonces, me elevó la barbilla con la mano, para
poder mirarme a los ojos, me atrajo hasta ella dulcemente y me besó.
Metatron: Pero qué bonito es todo. ¿Verdad?
Alex: ¿Qué?
Seguía en el Impala y el
cerdo de Metatron estaba de pie junto al coche. Todo había sido una ilusión.
Alex: ¿Has sido tú?
Metatron: Obvio querida. Tu adorada Buffy es un personaje inventado, solo quería
divertirme un rato a tu costa. Jajaja
Entonces Metatron
desapareció y en su lugar se abrió la puerta del coche y entró Sammy con dos
cafés.
Sammy: ¿Alex, qué te pasa? Te encuentro un poco alterada.
Alex: Juro que mataré a ese ángel de pacotilla. Como me tope con Metatron, se le
van a quitar las ganas de hacer bromitas.
Sammy: ¿Metatron? ¿Lo viste?
Alex: Sí, estuvo aquí mismo hace unos segundos.
Sammy: Eso quiere decir que Castiel tenía razón, Metatron encontró la manera de
fugarse de su celda y anda suelto. Tenemos que ir al búnker y comenzar la
búsqueda.
Alex: Eso Winchi, vamos a la batcueva. Cuando encuentre a ese enano asqueroso,
me las va a pagar.
FIN
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