domingo, 7 de octubre de 2012

La exposición maldita 5 ª parte

Hanna comenzó a rebuscar en su armario, en los cajones, en el canapé de la cama. Desde que Ra la llevó de vuelta a su casa, no había dejado de rondarle una idea por la cabeza, tenía que encontrar lo que buscaba, algo con lo que vencer a Set, ¿pero, el qué?

HANNA: Al fin. Me ha costado dar con ello.
SET: Hola querida. Te estaba esperando, presentí que habías vuelto. Siento haber tardado pero estaba ocupado preparándolo todo para tu regreso. ¿Dónde estuviste?
HANNA: Dando una vuelta con un amigo tuyo. Bueno sin más preámbulos, vámonos.
SET: ¿Dónde?
HANNA: Donde me quieras llevar. Se lo que intentas y no me preocupa, para que veas que no te tengo miedo, te dejo a ti escoger el escenario de la batalla. No podrás quejarte.
SET: ¿Porqué me dejas escoger?
HANNA: A caballo regalado no le mires el diente. ¿Nos vamos? Tengo cosas que hacer, no puedo perder todo el día con esto. Cuanto antes terminemos mejor.

Set cogió a Hanna de la cintura y un humo negro los envolvió. Cuando llegaron a su destino, Hanna se soltó y cayó al suelo de culo, sin dejar de toser.

HANNA: ¿No hay otro medio de transporte menos contaminante?
SET: Lo siento, estoy acostumbrado.
HANNA: No hace falta que te disculpes, intentas matarme. ¿Recuerdas?
SET: Aunque quiera no puedo olvidarlo. Pero no es la única opción.
HANNA: ¿Cómo dices?
SET: ¿Ves ese altar?

Hanna miró a su izquierda y vio un altar de piedra, con velas negras y varios cálices, además de un libro que lo sonaba familiar. ¿Podría ser el necromicon? Imposible.

HANNA: ¿Para qué tanta parafernalia?
SET: Hay un modo de tener tus poderes sin matarte. No quiero hacerlo, pero si no me dejas otra opción, lo haré.
HANNA: ¿Cuál es esa opción?
SET: Únete a mi.
HANNA: ¿Podrías ser más claro?
SET: Cásate conmigo, la unión hará que compartamos tus poderes.
HANNA: Las bodas y yo, no nos llevamos bien.
SET: Es tu única opción.
HANNA: Eso no es del todo cierto, también tengo la opción de matarte antes de que tu lo hagas. Pero tienes razón, demasiado complicado. Además, no soy ninguna amazona, hechicera, ni una superheroina. ¿O quizás sí?

En ese momento, una nube se posó sobre su cabeza, comenzó a lanzar relámpagos y truenos que impactaban cada vez con más fuerza en ella. Con cada descarga, se elevaba más y más del suelo, hasta que la nube se evaporó y Hanna se posó grácilmente en el suelo.

HANNA: Creo que ahora la situación está más nivelada.
SET: Es una pena. Sentiré matarte.
HANNA: Sentiré que lo hagas.

Set lanzó una plaga de langostas que fueron a atacar a Hanna, pero esta tenía un escudo que las convertía en flores.

HANNA: ¿Poético, no? ¿Ese es tu mejor truco?
SET: No, ¿qué tal este?

A Set se le pusieron los ojos de un negro intenso y de ellos salieron litros y litros de ácido, mezclado con sangre, en dirección a Hanna, la cual desvió sin problemas e hizo que se convirtiera en vino.

HANNA: Lástima que no beba, es un reserva. Creo que es mi turno.

Hanna se lo pensó un momento, ¿qué podría hacer para derrotar a Set? Estaba echo de mal puro, ¿cómo se combatía el mal?

De repente lo supo.

A Set se le dilataron las pupilas y una lágrima negra resbaló por su mejilla hasta caer al suelo y hacer un agujero en el . Se llevó la mano al pecho y se agarró con fuerza en corazón, el dolor le hizo arrodillarse y mientras tanto, seguía llorando y formando un agujero más grande en el suelo, con cada lágrima que soltaba. Tan grande hizo el agujero, que cayó en el sin remedio y se perdió en el vacío, pero no sin antes dedicarle una sonrisa a su contrincante, que aún no se creía lo que estaba pasando. Cuando Set desapareció, el agujero se cerró.

Ra volvió a sentir a Hanna, ¿qué habría pasado? Había estado preocupado, llevaba más de una hora sin sentir su presencia y de repente lo volvía a hacer. Sin pensarlo dos veces se dirigió a su encuentro. Llegó a tiempo de ver como el agujero se terminaba de cerrar.

RA: ¿Estás bien? ¿Cómo lo has vencido?
HANNA: Fue fácil. Hice que sintiera de verdad, que se enamorara de mi y a la vez supiera que iba a morir a mis manos. Tantos sentimientos juntos le hicieron caer en el vacío. Sabía que no podía matarle y que el mal con mal empeora. Estoy harta de ver películas en las que dicen que el amor lo puede todo, que asco que tuvieran razón.
RA: Si no llega a ser por eso, estarías muerta. Miento, todos estaríamos muertos.
HANNA: Sí, pero es decepcionante. Me hice una superheroina para nada, no he podido probar mis poderes y ahora que lo he matado, han desaparecido. Vaya desperdicio. Además, me imaginaba una lucha épica, es muy decepcionante.
RA: No me lo puedo creer. Has vencido a un Dios y porque hiciste fácil lo imposible ¿estás decepcionada?
HANNA: Pues sí. ¿Qué pasa? Acabo de salvar al mundo, creo que si alguien puede quejarse, esa soy yo.
RA: Jajaja. Me parece bien.

Un halo de luz esmeralda, inundó la habitación y Bastet apareció en su forma humana.

BASTET: Enhorabuena. Sabía que lo lograrías, o eso esperaba.
HANNA: Gracias por el voto de confianza. Bueno, ¿cuándo me quitas esto?
BASTET: Nunca. Es tu derecho de nacimiento.
HANNA: ¿De verdad?
BASTET: Sé que lo usarás bien. Espero que te sea de ayuda.
RA: ¿Qué quieres hacer ahora? Puedes empezar a usar tus poderes, por lo menos de momento, sin tener miedo a que otro Dios venga y te los quite.

Hanna cogió a Ra del brazo.

HANNA: Creo que sé lo que me apetece en este momento. ¿Qué te parece un paseo por la playa?
RA: Suena bien.

Se miraron, sonrieron y desaparecieron en una nube dorada.

BASTET: ¿Chicos? ¿chicos? Odio quedarme hablando sola.

Bastet suspiró hondo y se marchó. Sabía donde estarían, pero se merecían estar solos, se habían ganado unas vacaciones y ella no sería la que se las estropease.


FIN