lunes, 25 de julio de 2011

Sueños de carne y hueso 2ª parte


Intentó quitárselo de nuevo, pero no tuvo suerte. Se levantó de la cama y cogió unas tijeras con las que intentó cortar el cordón, pero fue en vano, las tijeras se partieron y cayeron al suelo. Decidió dejarlo para más adelante, aunque no se explicaba, que era lo que le impedía quitarse el colgante. Se vistió, cogió su mochila y bajó a desayunar. Su padre estaba sentado a la mesa, leyendo las noticias del periódico y tomándose un café. Su madre se había marchado temprano, tenía que llevar al pequeño a la guardería y ultimar los detalles de la nueva colección del museo de arqueología, que se expondría en una semana. La colección, había sido rescatada por ella y su marido, por lo que, no querían que fallase nada el día de la inauguración.
Shanna se sentó a la mesa frente a su padre. Sacó una libreta y un bolígrafo e hizo un garabato en ella.

Shanna: Papá.
Padre: ¿Sí?
Shanna: ¿Me podrías decir a qué cultura pertenece este símbolo? Es que dudo entre los mayas y los aztecas.
Padre: ¿Por algo en particular?
Shanna: Sí, me gusta mucho, lo vi en un sueño y no recuerdo que significa.
Padre: Déjame ver.

Shanna le acercó la libreta a su padre y este la recogió. Cuando vio el símbolo, sonrió.

Padre: Es fácil, azteca. El lagarto o cocodrilo representa al Dios creador, Tonacatecuhtli.
Shanna: Es cierto, ahora lo recuerdo. Gracias papá.

Shanna se levantó de la mesa, le dio un beso en la mejilla a su padre, recogió una tostada y salió corriendo hacia clase. A primera hora tenía clase de informática, por lo que podría buscar en internet el significado del texto que había en el pergamino.
Cuando llegó a clase, se sentó en su mesa habitual, encendió el ordenador y esperó a que la profesora les diese un trabajo para hacer en grupo, le pidió a su amiga que la cubriese con la excusa que más tarde le explicaría todo con detalle y se puso manos a la obra.
En internet encontró mucha información útil, mucho más en la web de su padre, una de las páginas arqueológicas más visitadas de la red.
Fue copiando todo lo que necesitaba y cuando terminó la clase, recogió todo y se dispuso a entrar a biología. Allí terminó de descifrar el texto y lo que descubrió la dejó sin palabras. El texto decía que existía un colgante muy poderoso, uno que convertía los sueños en realidad, había sido entregado a los aztecas por el Dios creador y eso, había sido el desencadenante de su desaparición.
Shanna no se lo podía creer, el colgante del que hablaba el texto, lo llevaba ella al cuello. ¿Qué pasaría si lo siguiente que soñase no fuese tan embriagador como lo que soñó la noche anterior? ¿Qué pasaría si su subconsciente la traicionaba y le deseaba algún mal a alguien? Decidió pasarse en el recreo por clase de tecnología, allí habría algo con lo que deshacerse del colgante maldito. Todo fue en vano, estaba condenada a cargar con aquel colgante de por vida. Recordó lo que sucedió al abrir el cofre donde se encontraba, una luz cegadora y una sombra gélida salieron de su interior, la luz se disipó, pero la sombra se escabulló por la ventana. No se lo pensó dos veces y se saltó el resto de clases, fue a la enfermería, alegando que se encontraba mal del estómago y la mandaron a casa. Allí no habría nadie, sus padres estaban trabajando, su hermanito en la guardería y el servicio de limpieza ya habría terminado. Volvió a atravesar el bosque, al pasar por el árbol donde encontró el cofre, sintió una punzada en el corazón. Volvió a dejar su mochila en el suelo y trepó de nuevo por aquél tupido árbol. Cuando llegó a la copa, alguien había dejado un sobre, estaba casi nuevo, no llevaría mucho tiempo allí ¿cómo no lo había visto al coger el cofre?
Lo cogió y se marchó a su casa sin más demora. Ya en su habitación, abrió el sobre y leyó su contenido.

<<A la persona que ha recibido el cofre. Siento que ahora el peso recaiga sobre sus hombros, yo no logré dominar tanto poder. Si está leyendo esta carta, es porque usted abrió el cofre y supongo que llevará el colgante encima, ya que una vez puesto, es imposible de quitar mientras su portadora siga con vida. Siento informarle que encontré dicho cofre en un viaje que realicé a México hace un tiempo, la caja me llamaba, era como si solo yo escuchara su ruego y me topé con ella por casualidad, si le soy sincero, no sé cómo no la vieron en la aduana. Investigué al llegar aquí y por ello me deshice de la caja. Ese cofre, es en realidad "la caja de Pandora". El colgante de su interior, que por cierto no he visto nunca, ya que nunca lo abrí (no me pregunte como lo sé, porque aún sigo haciéndome esa pregunta) es lo que decide el destino del mundo, se introduce en los sueños del portador y los hace reales, hasta tal punto, que si el sueño es bueno, su vida será placentera, pero si tiene una pesadilla, cobrará vida y podría llegar a destruir el mundo que conocemos, de ahí que sea tan peligroso dormir, pues en sueños no podemos controlar lo que soñamos. Siento mucho la carga que ahora porta, espero encuentre una solución antes que sea demasiado tarde. La leyenda lo decía muy claro, una mujer es quien abre la caja de Pandora, por ello solo espero que usted sea hombre y me haya equivocado al presentir el desastre. Que haya dejado la caja intacta y no se la haya regalado a nadie, ni extraviado, si es así, guárdela a buen recaudo, sino, ya no hay mucho que hacer>>

I. J. S.

Shanna no daba crédito. ¿Cómo sabía tanto aquella persona acerca de la caja, si ni siquiera la había abierto? ¿En verdad tenía en su poder el destino del mundo? Si quería saber cómo salir de ese embrollo, debería encontrar a ese tal I.J.S. y descubrir todo lo que sabía, seguro que más de lo que decía en aquella carta tan escueta. ¿Por dónde empezaría a buscar? Se tiró en la cama y le dio mil vueltas a lo sucedido hasta que cayó en un profundo sueño.
De pronto se encontraba en México, en la época de los aztecas, estaba tras la maleza y vio como uno de ellos dejaba en la misma cascada de la noche anterior, el cofre que ella había recogido. Supuso que contendría el mismo pergamino que había leído. Cuando el azteca salió del agua, una lanza le atravesó el corazón y le mató en el acto. Varios hombres se metieron al agua, sacaron el cuerpo sin vida que cargaron a hombros y se marcharon dejando todo en calma. Ese hombre había sacrificado su vida para avisar a las futuras generaciones de lo que sucedía y alguien le habían matado para intentar evitarlo. Shanna estaba descalza, no se había movido ni un milímetro desde que había llegado, no quería que nadie se percatara de su presencia y así sufrir la misma suerte que aquél hombre al que mataron. Decidió volver a meterse al lago y vio el cofre, lo abrió y allí estaba, el mismo pergamino, solo que esta vez estaba recién escrito, ni envejecido, ni estropeado por pasar tiempo encerrado en aquel lugar, era como si lo acabasen de escribir minutos antes, la tinta seguía húmeda. No podía ser cierto, de ser así, habría viajado en el tiempo. Deseó regresar a casa, pero en lugar de eso apareció en una habitación oscura, en la que había un chico durmiendo en una cama grande y antigua, parecía muy confortable. El chico escuchó un ruido y encendió una luz, al ver a Shanna frente a su cama y empapada, se sobresaltó. Shanna no tuvo tiempo de reaccionar, el chico se abalanzó sobre ella, llevaba unas ropas antiguas, como de finales del siglo XIX, era todo demasiado extraño como para asimilarlo a tal velocidad. Ella se resistió, hasta que el forcejeo hizo que el colgante asomase por sus ropas, el chico al verlo la soltó y se apartó rápidamente, como si hubiese visto un fantasma, se acurrucó en una esquina aterrorizado. Shanna se incorporó, sujetó el colgante con sus manos y miró al chico, tenía una expresión de pánico dibujada en su rostro. ¿Qué estaba sucediendo?


Continuará...





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