jueves, 9 de junio de 2011

Un cuento para no dormir 2ª parte


Pasó el tiempo sin señales del fantasma, hasta que una noche a principios de Octubre, Sami estaba durmiendo y de repente comenzó a soñar. Se encontraba caminando por un pasillo muy largo, estrecho y demasiado iluminado. Tanta luz le molestaba y no podía ver nada, de repente, chocó contra alguien y cayó al suelo. Al levantar la mirada, se encontró con unos ojos color del mar embravecido, una sonrisa blanca como la nieve y un pelo color avellana que recordaba haber visto antes. En ese momento, se dio cuenta que aquella imagen era la misma que hacía tiempo vio en internet.
El chico le tendió la mano para ayudarla a levantarse y ella supo al instante que debería echar a correr en la dirección contraria, no entendía porque, pero tuvo un presentimiento y no lo dudo. De pronto, se levantó sin ayuda y echó a correr.
Siguió corriendo sin mirar atrás, vio una puerta abierta y sin pensárselo dos veces se lanzo a su interior y cerró la puerta tras de sí. En ese momento se despertó, estaba en su cama, empapada de sudor, se tranquilizó al pensar que todo había sido un sueño, pero en un abrir y cerrar de  ojos, la cama y todo lo que se encontraba a su alrededor, comenzaron a girar en el aire sin control.
Sami gritó, sus padres intentaban tirar la puerta abajo mientras le preguntaban lo que estaba sucediendo y le decían que estuviera tranquila, pero algo mantenía cerrada la puerta. El padre cargó contra ella una y otra vez, sin conseguir nada. Mientras, en el interior, Sami luchaba por bajar de la cama, pero comenzaba a marearse, la cama no hacía más que girar y dar vueltas en el aire. En un instante, apareció un agujero negro en el suelo de su habitación, ella agarrada al cabecero de su cama no daba crédito, la cama se coló por el agujero y todo quedó en calma. El padre cargó una última vez sobre la puerta y esta cedió a tiempo de ver como su hija se colaba por el agujero que se cerraba tras de sí.

Continuará...

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