martes, 28 de junio de 2011

Las travesuras del Dios Loki 5ª parte

Pasaron los años en casa de Bethany. Bastet y Loki se hicieron muy buenos amigos. Vieron como Bethany se casaba con Jake, un muchacho bastante amable, le encantaban los animales y siempre les colmaba con regalos y caricias, de ahí que dieran el visto bueno a la boda. Vieron crecer a los hijos de Bethany, eran unas criaturas dulces y encantadoras, pero los 15 años llegaron pronto y Bastet y Loki tuvieron que marcharse. Decidieron hacerlo de la forma tradicional, para no levantar sospechas. Cuando los declararon muertos, dejaron atrás sus cuerpos y se marcharon de regreso a sus respectivas casas. Cuando Loki vio desde su trono, la tristeza en los ojos de Bethany y su familia, se dio cuenta que ningún reino podría ser mejor que los años que pasó en la Tierra, el tiempo que pasó allí le había cambiado por completo. Allí fue tratado como un rey y fue realmente querido. De vez en cuando espiaba por su telescopio, quería a esa familia con todo su corazón, más que a la suya propia, ya que desde que había vuelto, las tiranteces con Thor y Odín, habían regresado a su cauce habitual.
Una mañana, mientras desayunaba, recibió una visita inesperada. Una mujer con ojos verdes, pelo moreno sobre los hombros y un traje muy peculiar, estaba frente a la puerta, esperando a ser presentada y con una sonrisa dibujada en la cara.
Loki: No puede ser ¿eres tu?
Bastet: Sí, la misma que viste y calza.
Loki: Te reconocería de cualquier forma.
Bastet: Vine a ver como te iba. Y por lo que puedo comprobar, tú también los echas de menos. (Observando el telescopio que apuntaba hacia abajo)
Loki: Lo cierto es que sí. Echo de menos ser un perro y hasta me he planteado volver, aunque no se si encontraría una familia como la de Bethany. De vez en cuando todavía me da por roer huesos, supongo que esa manía se me irá con el tiempo.
Bastet: Hay gente de todo tipo ahí abajo, tan sólo hay que buscar a los indicados. Yo también me he planteado volver y lo de los huesos, si es raro sí, aunque yo sigo jugando con los ovillos de lana, será un efecto secundario.
Loki: Aquí tengo unas obligaciones que últimamente he descuidado. No puedo volver a irme, por lo menos aún no.
Bastet: ¿Y qué te crees, que yo no tengo obligaciones? Se que nuestro sitio está aquí, pero de vez en cuando, vienen bien unas vacaciones.
Loki: Sí doctora, tiene toda la razón.
Pasearon por las nubes, subidos en un caballo alado, hablaron y rieron durante horas. Loki le contó las trastadas que les había echo a Thor y a Odín al volver a casa. Bastet no dejaba de reír. En ese preciso momento, se dieron cuenta que 15 años eran muchos, se habían acostumbrado el uno al otro y aunque no lo quisiesen reconocer, se echaban de menos. Estaban sentados el uno frente al otro, en una nube esponjosa. El sol del atardecer bañaba su piel y la hacía relucir. En ese instante todo desapareció, tan sólo estaban ellos. Al fin habían encontrado algo por lo que seguir adelante, se tenían el uno al otro.
Loki: ¿Sábes? Creo que te quiero. A lo mejor me ha costado darme cuenta, pero ahora lo sé.
Bastet: Vaya pareja, un perro y una gata. Nunca lo hubiese imaginado.
Loki: En realidad, ni tu eres una gata, ni yo soy un perro.
Bastet: Lo sé. Y por ello igual sé, que yo también te quiero. Lo único malo será cuando discutamos como perros y gatos. Jajaja
Loki: ¿No dicen que los polos opuestos se atraen? jajaja
El tiempo pasó y tuvieron unos niños preciosos, leales y fuertes como perros; astutos y sagaces como gatos. (Eso sí, físicamente humanos 100%) Pasaban un tiempo en Egipto y otro en Asgard, Loki ya no sentía el mismo odio hacia su hermano adoptivo, sencillamente lo dejó por imposible, ahora tenía mejores cosas que hacer que pelearse por un trono que sabía, nunca sería suyo, tenía mucho que enseñar sobre trastadas a esos fierecillas, sus hijos.

FIN.







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