viernes, 24 de junio de 2011

Las travesuras del Dios Loki 1ª parte

El Dios Loki estaba observando a los mortales a través de su telescopio y cansado de hacer siempre las mismas bromas, se dejó caer en su trono. Se sentía vacío, ya nada le hacía la misma gracia. Después de unos cuantos milenios haciendo las mismas inocentadas, ya perdían toda la chispa. ¿Qué podría hacer? Después de darle muchas vueltas, decidió que era la hora de bajar al mundo real y ver de cerca lo que sus bromas le hacían a la gente. Pero debería disfrazarse, para poder pasar desapercibido. Debería transformarse en una criatura independiente y a la vez, un líder nato, alguien que, con sólo ser visto, infundiera en los humanos ternura y compasión, por lo que la broma, tendría el doble de gracia. Estaba listo, sólo tenía que dejar un suplente y atar unos cuantos cabos antes de marcharse. Cuando tuvo todo dispuesto, se dirigió a la puerta que llevaba a la Tierra y con paso firme se adentró en ella.
Al llegar, estaba en un pequeño callejón de una gran ciudad. Vio un espejo roto que alguien había arrojado a la basura y se puso delante de él.
Loki: Que lo visible, se mantenga oculto. Que lo oculto, se haga visible. Que la forma que hay en mis adentros, sea la forma que al mundo muestro.
De pronto, la figura que había en el espejo, desapareció y en su lugar, apareció un perro pequeño y juguetón, de color blanco y negro y de ojos color café.
Loki: La verdad es que soy todo un pícaro.
El suelo comenzó a vibrar y al mirar hacia la carretera, en la calle principal, vio un enorme camión pasar. Estaba algo confundido, no sabía si la forma que había elegido, era la más indicada, hasta que segundos después, una anciana que pasaba por allí, le ofreció unos trozos de pan que acababa de comprar.
Loki: Bueno, parece que no hice una mala elección, después de todo. Debo buscar alguien que me mantenga, para centrarme en mi labor y no preocuparme por detalles mundanos. ¿Pero dónde?
Cuando salió a la calle principal, se dio cuenta lo peligrosa que era la ciudad para un perro pequeño. Tenía que lidiar con los coches, los niños malcriados, las gentes con prisas, el hambre, la sed y lo peor, otros animales. Eso era peor que la jungla, así que decidió irse al bosque. Allí por lo menos, encontraría comida y agua, un lugar donde refugiarse y aire limpio, se ahogaba con tanta contaminación. El bosque estaba cerca, podría meterse de polizón en algún coche o andar, no tenía prisa por llegar. Además, era un Dios, podría usar sus poderes y llegar en un abrir y cerrar de ojos, que evidentemente sería lo que haría, ya que eso de chasquear los dedos... al ser un perro, estaba complicado. Decidió ir dando un paseo, para ver que aventuras se encontraba en su camino. El primer reto era cruzar la carretera. Al ver que no se acercaba ningún coche, decidió cruzar, pero de pronto, un camión salió de la nada y se quedó paralizado. ¿De dónde había salido? ¿Lo atropellaría el camión? ¿Conseguiría cumplir su misión?


Continuará...

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